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Foto del escritorCharles Gutierré

TINTINA: Volver después de 35 años (Pirulín).-

Actualizado: 28 jun 2021

En la foto, a la izquierda un chango que lo recuerdo pero no su nombre. En el medio Cacho Dalibozak (Propietario de la Cantina) y a la derecha Carlos Francisco Gutierre. Alias Pirulín...!!! (Tintina 1977)

TINTINA: Volver después de 35 años (Pirulín).-

EL INGRESO A LA CIUDAD DE TINTINA

Volver con la frente marchita, las nieves del tiempo, platearon mi sien. Vivir con el alma aferrada, a un dulce recuerdo, que lloro otra vez.

Alguna vez dije que en mi vida hubo un antes y un después, en referencia a mi estadía laboral de casi dos años en el bar, Restaurant y Bailable “La Cantina” de Tintina: “Un Pueblo allá en el medio del Chaco/Santiagueño”.

Volver a ese pueblo no solo significó para mi reencontrarme con una importante etapa de mi vida o de visitar a los amigos que aprecié mucho, (varios ya no están entre nosotros) sirvió también para saldar una deuda conmigo mismo y con un Pueblo que en su momento me trató como uno más de su gente. Hoy lo que voy a expresar ante ustedes no tendría sentido sino rememoro aquel pasado vivido, y lo intentaré reflejar, resumido en una síntesis,  la crisis del Pueblo por aquélla época, su idiosincrasia, sus costumbres  y creencias, más las historias que yo viví, de esto hace más de 35 años y por supuesto, relatar la visita de días pasados.

Tengo intensas historias de vida, pero Tintina tiene un sabor especial. Por eso siempre la recordé y por ello es que volví.

La Crisis de la época Nadie debe enojarse si digo que por aquel tiempo el pueblo tenía más de 50 años de atraso, comparándolo con mi ciudad de Rosario. Los jóvenes de hoy deben saber que no existía  Internet ni ninguna red social. No llegaba la televisión, Había 2 emisoras de radio, Rivadavia y El Mundo, pero había que tener artefactos potentes para escucharlas. No existía el agua potable (no quiero entrar en detalles sobre esto, pero he visto a personas, como animales, tomar agua sucia con barro). Chicos con Sarna. No había teléfono, la luz se cortaba a las 12 de la noche, No había aire acondicionado cuando existía una temperatura de más de 50 grados a la sombra, si bien no se pasaba hambre imperaba la pobreza, se alimentaban de las creencias y costumbres,  que me costó más de una vez discutirlo con algún amigo fanático de sus mitos.

Su Idiosincrasia La característica de Tintina de aquellos años es muy distinta a la de hoy. La sociedad era dominada por el poder y el dinero de una buena  parte de la comunidad árabe.  Era muy común ver la discriminación, notar como despectivamente se los trataba de Chalacos a los de clase más baja.

Sufrí mucho al ver como se trataba a las personas que hicieron posible que muchos turcos se enriquecieran  y esto una vez lo hice público, cuando se inauguro el monumento a la madre le sugerí, siendo maestro de ceremonias de aquel evento, al Intendente Mocito Geréz que levantara otro monumento, aunque sea al final de la avenida (hoy Belgrano), en homenaje al hachero, esa mano de obra tan barata, esclava del poder y la ambición de algunos pícaros ventajeros.

Era espectacular ver las altas y enormes pilas de durmientes y postes en los terrenos  que el ferrocarril tenía para ser enviados a todos los rincones del país. Era muy triste ver como los obreros hacheros salían de las oficinas con algunas escasas mercaderías y muy poco dinero en efectivo, era la paga después de trabajar internados en el monte por varias semanas.

Solamente tenían fortuna y dinero los que jamás sabré como hicieron para adquirir tantas tierras ya que vinieron de su país muertos de hambre (Enriquecimiento ilícito por aquellos años???). Era muy raro ver un criollo hacer fortuna, era muy difícil que a estos los dejaran crecer  económicamente.

Sería muy ingrato en meter a todos los turcos  en la misma bolsa. Los mejores recuerdos son para aquellos árabes que conocí y que reconocí, que fueron solidarios, daban trabajo digno a sus empleados y tenían buen trato, no todos eran perversos.

Hoy existe un cambio enorme, pude observar muchos criollos con negocios por su cuenta. Hasta yo pensé tener una excusa para volver más seguido a Tintina levantando mi propio negocio. Ver que puedo llevar y traer comercialmente. (Ya lo hablé con amigos de allá y de mi ciudad).

Sus costumbres  y creencias No había televisión, imaginarse la monotonía de los días, la falta de comunicación externa hacía que nada había para comentar u opinar, salvo lo que acontecía en el pueblo, más chismerío que otra cosa, toda una rutina diaria. Creo que por ello y lo quiero destacar, (ya que los envidiaba) la mayoría de los “changos” cantaba y cada uno se acompañaba con la guitarra. No había otra cosa, más que la música, cantar, jugar a la maquinita y otros macharse como una sana costumbre.

Había muy pocos espectáculos públicos, el carnaval o la cena de egresados del cole. Nosotros acercamos mucho más diversión: La Cantina Bailable más los Bailes de carnaval en el club Boca. Festivales boxísticos con la representación Tintinense de Luis “Quebracho” Santos. Traíamos artistas y conjuntos de Córdoba, Rosario y de la misma Santiago o La Banda, más los changos locales.

Los encuentros se realizaban en la Cantina y los más importantes, con mayor afluencia de público, en el salón de la escuela. La hora de la siesta era irrenunciable. Ni las lagartijas se asomaban por las calles, salvo los que venían a La Cantina a jugar a la Villa como Cococho, Gogo Molina y Lito Barrera. También lo hacían los que venían de los parajes como el Tres o los hacheros del monte para macharse con Vino con Cola y llenarse de chamames.

La chicas salían a pasear a la tardecita, se las veía lógicamente a la salida del cole o cuando hacíamos baile en La Cantina o La Carreta de Coqui Chaparro. Quiero ser respetuoso de lo que voy a contar y que me sucediera  a los principios de mi estadía. Todavía suena en mis oídos aquel “No Chicooooo”, era la respuesta cuando uno intentaba la “tranza” con alguna chica. Hasta que Lito Vittar y el Piqui Jorvatt me avivaron.  Con poco fue suficiente. Tuve algunos emotivos amoríos de mi aquella entrañable y linda juventud.

He recibido muchos mensajes y cartas de mucha gente de Tintina, pero la mayoría preguntaba lo mismo. “Como se llamaba el amor oculto” que tuve en aquella época. 

Respecto a las supersticiones era la misma rutina que los alimentaba de creencias, como: “El Perro Blanco”, “La Mujer de Blanco”, “el muerto del camino”, “la salamanca”, “la luz mala”, etc., etc...

“EL MUERTO DEL CAMINO”

(de la que fui protagonista) Recuerdo cuando se casó Ramón Rosas Maldonado (el 70 años y su esposa 35). Si, allá en el paraje “Los Milagros”, Sucedió que siendo las 4 de la madrugada el Boli Noriega, con quien yo había ido, me dice que nos teníamos que ir porque a las 5 aparecía en el camino de regreso “El Muerto”. Yo le dije que quería seguir bailando porque se había puesto bueno y respeto a su preocupación le pregunté si había traído la “45”, ya que el Boli era policía. Me dijo que si, entonces le sugerí que rematara al muerto así se dejaba de joder en el camino. (Por un tiempo el Boli dejó de hablarme).

(Una Historia de Supervivencia que yo viví) Ese madrugada ocurrió un hecho milagroso, mágico, que jamás dejé de recordarlo. Viví la emoción más impresionante y apasionante que experimente en mi vida. Después de la gran fiesta de los Maldonado dejé la casa y empecé a recorrer el camino a pié , solo, de pronto se levanto una tremenda tormenta, refusilos y rayos a granel deslizaban desde el cielo, enormes ráfagas de viento que hacían chocarse entre sí los arboles del monte, más un diluvio parecido al universal.

Era un esfuerzo descomunal avanzar frente a los vientos huracanados y semejante lluvia, el cielo que se había puesto negro y no me dejaba ver el camino.

De pronto la luz de un refusilo me hizo notar al costado del camino una casa abandonada (alguien más adelante me diría que eran las ruinas de una Iglesia). Hacia allí me dirigí y entré en ella. La mayor parte de la vivienda estaba destruida, de pronto el viento terminó de arrancar un enorme postigo del ventanal que pasó a escasos centímetros de mi cabeza. Divisé el único lugar que tenía todavía un poco de techo y allí me refugié. Al principio asustado miraba hacia afuera el camino del monte y la terrible tormenta.

Fueron más de dos horas en donde en mi interior se vivía la más maravillosa sensación que una persona puede experimentar. Estar dentro de la naturaleza misma y  más pura que pueda existir, en el medio del monte santiagueño, lejos de los edificios de mi gran ciudad, Solo, con la compañía de la tormenta más impresionante que viví en mi existencia, pero protegido, si, protegido, miraba detrás de ese ventanal lo que se presentaba ante mí, pero tranquilo, a resguardo del clima infernal y del peligro.


Cuando empezó a menguar la tormenta de pronto sentí que detrás mio se derrumbaba un pedazo del escaso techo que quedaba de aquella maltrecha habitación. Un refusilo alumbró a mis espaldas los fondos del lugar y la imagen de una persona de cabellos largos vestida con una túnica blanca aparecía y desaparecía frente a las luces de los refusilos. ¿Era el muerto del camino?. O....

Fue más que emotivo y apasionante estar dentro de esos vientos huracanados, de esa tremenda lluvia,rodeado de la naturaleza, de su bravura en el monte y dentro de unas ruinas que me sirvieron de protección y cobijo. Gracias Dios mío...!!!

Pensé con mi vuelta, a 35 años de aquello, ir a reconocer aquel lugar porque siempre supe que Dios estuvo ese día en aquella Iglesia abandonada en el medio del monte Tintinense. Esta vez la inmensa lluvia y los caminos inundados no me lo permitió. Seguramente volveré nuevamente.-

La “Mujer de Blanco” Existía el Ferrocarril con sus terrenos, había un caminito para cruzarlo (hoy Av. Belgrano) e ir al barrio del otro lado o al hotel del turco Salomón Manzur a jugar a la maquinita. La primera noche que fui y ya de madrugada cuando me proponía regresar a casa, el “Colorado” Mansilla me dice: “… Pirulín, aguanta un poco más y vamos juntos…”.  Yo le dije que no, que tenía sueño, fue entonces que me expresa textualmente: “… Changooooo, no puedes cruzar sooolo el camino cuando te puede aparecer  La mujer de Blanco…”. Me retiré riendo y diciéndole “Ojala esté linda así me la llevo a la pieza”. Les aseguro que hubo un silencio sepulcral entre los presentes, nadie aprobó lo que dije.

Podría contar muchas más historias que viví a mis 24, 25 años de edad, pero lo que más me marcó fue el cariño que recibí de los “changos”, de los turcos, de los chalacos, de algunos ocultos amoríos; de las experiencias en el monte, de veladas interminables, tantas anécdotas, en fin, marcados sentimientos que se guardaban en mi corazón y que me obligaron a volver.

El Presente Que importante que es Internet con sus redes sociales, éste y éstas nos permiten vincularnos nuevamente con personas que tuvieron muy ligadas fraternalmente en nuestro pasado. En mi caso particular, fue maravilloso volver a reencontrarme con el barrio que me vio nacer  y criar en la enorme ciudad de Rosario, con amigos de la infancia, con compañeros del colegio, de la adolescencia, etc., etc... El Facebook fue el responsable de saber cómo estaban aquéllos amigos y  compañeros. Lo mismo tengo que decir que fue quien me permitió reencontrarme virtualmente con Tintina y mucha de su gente. Al principio me hice amigos de changos jóvenes  que no sabían nada de mi pasado en Tintina, fue por ello que nació la idea de relatar mi historia en un Blog de mi autoría llamado Pueblos de mi Argentina. A partir de esa publicación vinieron decenas de mensajes de su gente. Hacían comentarios en el mismo blog, me llegaban mensajes al celular y numerosas cartas a mi correo electrónico.

Así se fue alimentando las ganas de volver a visitar aquella tierra y a los amigos. Debo reconocer que hubo tres personas que influyeron bastante y me dieron el impulso final para que me decidiera ir. Por un lado Leila Vittar que mostraba fotos de su padre Navid, al que veía muy sano y lúcido en su madurez, un turco al que aprecie mucho y que fuera parte importante de mi estadía en Tintina. Por otro lado Ana María Guzmán, que a través del face impulsaba un regreso masivo de los changos que estaban lejos. Ella viajó primero y me mandaba fotos de este pueblo ya convertido en ciudad. Y también el mensaje del Licenciado Marcos Ordóñez, que en breve palabras supo interpretar  mi historia Tintinense y la nostalgia que en mi relato deducía.

El Martes 30 de Enero me entregaron el auto nuevo y el Jueves 1º de febrero, a primera hora de la mañana, estaba partiendo para Tintina con mi Pareja que me quiso acompañar. Tuve que lamentar mi equivocación en la ruta ya cerca de mi destino. Sabía que el trayecto allá en Santiago a tomar era Añatuya, Otumpa y Tintina. En cambio tomé Colonia Dora, Quimilí y Weisburd, 40 kilómetros de un camino en horribles condiciones producto de las lluvias caídas. Esta parte es lo mejor que nos tocó del camino de Weisburd hacia Tintina. Al ingresar ya me llegó la primera sorpresa, entré por la calle principal (San Martín) y pude ver con agrado el pavimento y enfrente de las viviendas antiguas toda una hilera de edificaciones nuevas donde antes yacía el ferrocarril.

Y qué lindo encontrar un semáforo en el cruce de la Av. Belgrano y ver anonadado que esta reemplazaba aquel caminito que cruzaba el ferrocarril para llegar al barrio del otro lado de las vías. Antes de seguir recorriendo las otras calles pregunte por un lavadero ya que el auto estaba irreconocible de barro. Me mandaron a lo de esta chica Belizan y Flia., a quien agradezco su deferencia en buscarme hotel, por conseguirme los cabritos y por esos chorizos caseros que son un manjar.

Recuerdo que allá en el año 1978 visite esta casa  y hoy no recuerdo a su Propietario. Me ayudan?
Recuerdo a esta casa por que la visite más de una vez, pero no recuerdo a su propietario

Mientras esperaba que me lavaran el auto la familia Belizan pude reencontrarme con esta casa que seguro muchas veces visite sin que hoy recuerde quienes eran sus propietarios. (ojala ustedes me ayuden). Con el tema del Festival del Quebracho los tres hoteles que nos habían recomendado tenían sus plazas cubiertas. Al final nos hospedamos de Olindo Mansilla que supo ser muy profesional en la atención y servicial en todo lo que eventualmente necesitáramos. Descansamos un rato y por la noche salimos a caminar. Al llegar a la esquina de Av. Belgrano y San Martín les pregunte a dos señores que estaban conversando sobre un lugar para cenar. Mientras uno me indicaba dos lugares (Arle Ordóñez) el otro me decía “Vos sos Pirulín”, era nada más ni nada menos que aquel Intendente de mi época en Tintina, “Mocito” Gerez. Me reconoció por la voz según dijo, luego recordamos aquellos tiempos. Y por sobre todo, la gesta importante que tuviera la colocación del Monumento a la Madre. Resaltó a su nieto Franco Gerez, artista que haría la apertura en el Festival (lo saludé y lo felicité). Aproveché para preguntar por algunos amigos y sus domicilios.


Al otro día Viernes 3, con mi mujer, empezamos a recorrer el Pueblo, perdón, la ciudad de Tintina. Me maravillé de ver el crecimiento habitacional y de su población. Cantidad de camionetas de alta gama, motoqueros dispersados por todos lados. Cuando yo estuve no creo que su población llegara a los Dos Mil habitantes. Es más, supuse que con la desaparición del Ferrocarril, Tintina sería uno más de sus tantos pueblos fantasmas que quedaron en el país y que yo escribo en mi blog. Gracias a Dios, supuse mal.

Visité la Plaza San Martín y observé el monumento a un trabajador de aserradero, voy a estar presente cuando hagan lo mismo con un monumento al trabajador hachero.

El primer amigo que visite: Entré al negocio “Indio Apache” con ya bastante clientela y allí estaba sentado él, Navid Vittar, a sus 82 años casi igual que en su juventud. Me hice el enojado porque no me reconoció y cuando supo quién era yo, le embargó una sentida y verdadera emoción. Hablamos mucho en dos ocasiones y me pidió que no me pierda, que vuelva más seguido. Nos sacamos fotos con Navid, pero se eliminaron sin querer.

De allí fuimos hasta la casa de Musa Vittar porque sabía que allí vivía Lito Vittar. No lo encontramos, se había ido de vacaciones. Nos sacamos fotos en esa hermosa esquina. Entre a su negocio de artículos para regalos y me atendió su mujer. Pregunte por su esposo, Rubén Chávez y lo fue a buscar al interior de la casa. Apareció medio sorprendido y un tanto no demostrativo, como siempre. Le pregunté si no me reconocía, me miro de arriba abajo y me dijo que NO. Soy “Pirulín” le dije y se alegró confundiéndonos en un abrazado sincero. Hablamos mucho, sobre todo de su familia y de aquella firma Chaley.

Despues por la calle San Martín fuimos al negocio de insumos de computación de Riky Molina. Me dijo que Gogo ya estaba en la ciudad de Santiago y que ese mismo día Viernes él lo iba a buscar. Hablamos de organizar una guitarreada y le comenté que el Bocha Santillán también venía.

Estando en la Avenida Principal no podíamos dejar de ir a visitar La Cantina, recuerdo que en la entrada sobre la vereda habían dos palenques donde los parroquianos ataban sus caballos, ya no estaban. Nos encontramos con un Autoservicio y Proveedor de Gaseosas (de Giyo Saad). El Salón principal estaba cortado al medio, el aljibe había desaparecido. Con Gogo Molina después buscaríamos donde antes era la sala de billar el agujero en el techo de la bala que iba dirigida al loco Bonano y que oportunamente supe torcer el brazo del Policía Sauco y no tuvimos que lamentar un descenlace fatal.

Una madrugada de las tantas en La Cantina, se tocó este tema de las creencias de los lugareños. Uno me preguntó si yo desde mi dormitorio no escuchaba el ruido de las cadenas del aljibe, ya que estaba al lado. Ellos decían que esas cadenas las movía el espíritu de doña no se cuanto que había muerto con sed al querer subir el balde con agua, y como esto no se pudo lograr  su espíritu sediento aparecía por las noches, de allí el ruido de las cadenas. Yo les discutía que esa mujer seguramente había muerto de un paro cardíaco y que la vez que las cadenas  hacían ruido era porque se chocaban entre si, y esto lo producía el viento del momento. Y que tampoco  creía en nada de los otros asuntos que ellos nombraban: El Perro Blanco, La Mujer de Blanco, el muerto del camino, la salamanca, la luz mala, etc., etc., que eran todas supersticiones. Ya al mediodía almorzando en lo de Julio, enfrente de donde era La Cantina. Un cliente que esperaba su comida para llevar, me dice “cómo estas Pirulín” y si yo me recordaba de él. Le dije que me perdonara, pero no. Entonces me dice que se llamaba Omar Maldonado y que fue el único que me ganó una carrera en los 100 metros llanos. Yo le conteste que les gané a todos los que me pusieron enfrente y él insistió con que no. Creo que soñó que me ganó jajajaja.

La historia de las maratones fue que estándo en el Bar La Carreta tomando unos porrones después de un partido al fútbol, unos changos, que eran trabajadores de vialidad, discutían que uno estaba mas lento que el otro. Entonces apostaron a una carrera de 100 metros a ver quién era el más ligero. Ganó uno y empezó a fanfarronear, salte yo y le dije que para mi forma de ver seguían siendo lentos. Fue entonces que me dasafía a correr brindándome 5 metros de ventaja en 100.

La Cantina y La Carreta eran los dos únicos bares/restaurant donde los pobladores de aquella época podían almorzar y cenar, y los fines de semana bailar. La Poli Rumie Vittar y yo nos encargabamos de organizar estas reuniones.

Pusieron tres veedores, uno para dar la orden de largada y los otros dos al final de los 100 metros. Cuando terminó la carrera los dos veedores de la llegada se preguntaban cuantos metros me había dado el chango desafiante, 5 dijo uno, el otro contesto, para mi que Pirulín  le saco más de 10.

Discutimos con mi adversario y entonces le dije que jugaba 10 porrones sin ventaja alguna. Le gané muy bien, es más, lo humillé y fue entonces que a días posteriores me acercaban otros rivales, locales y de otros lados. A todos les gané…!!!.

El Viernes por la noche cenamos pizza en la Pizzería Doña Rosa (muy rica), después tomamos una cervecita más de sobre mesa y pude observar varios cambios en la noche de Tintina comparado a la época que estuve anteriormente. Decenas de motociclistas dando "la vuelta al perro", o sea, iban y venían por la Av Belgrano reiteradas o repetidas veces. Y después ver a chicas caminando a la medianoche sin ningún tipo de prejuicios. 35 años atrás solo lo hacían a la tardecita y era muy raro que se pararan a charlar con algún Chango, de hacerlo, eso podría  delatarlas con algún fliteo juvenil que caería mal entre sus padres y daría de comer a la chusma del Pueblo. Por ello fue que en aquella estadía trate siempre de mantener mis noviazgos ocultos, que eran normales tenerlos a esa edad.

Bienvenido el cambio radical de esas costumbres de antaño. Hoy la juventud de Tintina tiene autonomía propia y mucha libertad, que no significa "libertinaje". 

Esa noche del Viernes no pudimos pegar un ojo, producto de la intensa lluvia que azotó el suelo Tintinense.

El Sábado 4 por la mañana nos fuimos a desayunar a la Terminal de Omnibus y pudimos observar numerosas calles inundadas, lo que no nos permitió seguir recorriendo la ciudad. Allí, en la Terminal, ya se comentaba que podría suspenderse el Festival. Entonces pensé en ir a La Banda al "Festival de la Salamanca" y el Domingo a la "Casa del Folclorista" en la ciudad de Santiago, solo lo pensé.

La Terminal de Colectivos existía en el tradicional comedor y hospedaje de Doña Luisa, ubicado en la avenida principal del pueblo donde paraban los colectivos que hacían el trayecto La Banda – Monte Quemado y viceversa. Cuando abrimos La Cantina le robamos a Doña Luisa bastante clientela. BIEN POR ESTE PROGRESO DE TINTINA...!!!


Volvimos al hospedaje y allí Olindo Mansilla se cruza enfrente, a la casa del Piqui Jorvatt, y le dice que afuera preguntaban por él. Cuando me vio no me reconoció, le dije que era Pirulín y nos entreveramos en un fuerte y sincero abrazo. Piqui fue mi primer amigo que tuve en Tintina, muy celoso y guardián de mi junta. Me dijo que su vecino Cantoni (el viejo Mecánico del Pueblo) le había dicho que "Pirulín habia vuelto y se lo observaba recorriendo las calles, pero que se lo veía muy distinto, que ya no era más aquel flaco desgarbado, nos reimos...!!!".

Me hizo entrar a la casa, pero todo había cambiado. Me acordé del Padre con sus anchos bigotes, de su familia, que se desesperaba por atenderme, de esas comidas tradicionales, de ese patio grande, de la parte edificada en adobe, de esa mesa larga que hoy ya no está, porque muchos se marcharon y les quedaba grande. Hablamos mucho con mi amigo y le prometí volver, a pesar de Macri.

Dejé la casa de Piqui y me fui a visitarlo a Cantoni, adonde tenía el taller y creo que en ese lugar ya no lo habitaba nadie. No pude bajar porque estaba todo inundado. Estaba la casa y en los fondos el taller del Mecanico Cantoni, no lo pude saludar porque estaba en Santiago en una fiesta familiar. La próxima será-

Ya mediodía del Sábado 4 me bajé en la entrada del Polideportivo donde se iba a realizar el Festival para consultar si se hacía o no. En la puerta me encuentro con Mario Cantoni (Intendente Municipal) Choli Paz y el Pelao Coria (Funcionarios también del Municipio ). Estos dos changos últimos me recordaron cuando les dije quien era yo y a la vez preguntaron si yo me recordaba de ellos. Mario me dijo que era muy chico cuando yo estuve allá (5 años) pero que valoraba mi visita, ya que siempre vuelven los nativos de Tintina y no alguien que había estado solamente trabajando. Choli Paz rememoró aquella famosa pelea que yo tuviera con el Negro Pelé. Aclaré que yo no era un peleador callejero, que solo respondí al desafío del Negro.

La historia de esta pelea fue así: Una noche, jugando al truco en La Cantina, Marcos Bertone se sintió ofendido por como yo los provocaba en las jugadas. Me dijo que me iba hacer "Aca" y se paró, fue cuando yo le pegué un puñetazo y el ojo le quedó con moretones de todos colores. Se corrió la bolilla que yo lo había upallado (pegarle de traición, sin avisar). La policía me detuvo y me tuvieron toda la noche preso argumentando que me protegían de seguras represalias de Marcos y sus amigos.

En los días posteriores se comentaba que el Negro Pelé me estaba buscando para hacerme "reaca" porque lo había upallado a su mejor amigo. Hasta que una noche se apareció por La Cantina, se tomó unos vinos y empezo a provocarme. Lo desafié a pelearnos los dos solos en el medio del campo del Ferrocarril y así fue.

Arrancamos adelante los dos solos al campo pero detrás una comitiva de parroquianos  que no quería perderse un acontecimiento poco común por aquella época. Al Negro lo fui trabajando psicologicamente en los 50 metros que nos separaban del terreno de la pelea. Le iba diciendo que ha Marcos no lo upallé, si eso era no avisarle que yo le iba a pegar. "A vos negro te aviso que te voy a romper la cara a puñetazos y mañana no te va a conocer nadie". "Encima la verguenza que vas a pasar delante de los que vienen atrás nuestro". Creo que pelé se acobardó de antemano por mi valentía que él no creia que un pibe de la ciudad podría tener.

Según el Choli Paz, que estaba esa noche, lo tiré al piso 4 veces. Yo recuerdo la última caida del Negro que desde el suelo me decía que no le pegara más, "Que lo había hecho Réaca". Cuando muchos turcos se enteraron de lo sucedido comencé a notar vuestra admiración. Changuitos como Lito Barrera y Cochocho Rumíe Vittar, cuando algunos changos mas grandes los provocaban, se escudaban diciéndoles que "Pirulín era amigo de ellos y los iba a defender". Era muy risueño y simpático escucharlos.

Cantoni me comunica que se había suspendido esa noche el Festival, pero que al otro día "Las Trincheras del Carnaval" se realizaban y que no me perdiera ese evento. En eso aparece el Gogo Molina y le pido que organice una guitarreada para la noche, que sino me iba a La Banda. "ya mismo organizo una para ahora al mediodía". Y se fue diciendome que me llamaba.

En la casa de Tuchy Moreno guitarreando con mi amigo Gogo Molina

Estaba yo conversando con Gigo Saad en los fondos de lo que era La Cantina cuando me llama y me dice que íbamos a ir a lo de Tuchy Moreno, que el camino estaba feo pero podríamos llegar lo más bien.

No lo conocía al Tuchy ni a su familia, que humildad y deferencia  hacia nosotros, pero créanme que hacía rato que mi pareja y yo no pasábamos un momento así. La esmerada atención, las variadas y cantidad de comidas que nos ofreció y las chacareras y tangos que cantamos con Gogo. Ya estábamos contratando el sonido para seguir a la noche cuando estos nos avisan que no tenían, debían llevarlos al festival que al final se realizaba. Y llegó la noche del sábado y el Festival del Quebracho se realizó con los Artístas que pudieron venir.


Quiero agradecer particularmente al locutor y animador del Festival Luhkas Parker que hizo público mi presencia esa noche, lo que produjo que amigos de aquella época e hijos vinieran a saludarme. No quiero nombrarlos por temor a olvidarme de algunos. Esa noche me llamaría de nuevo Gogo, estaba en la puerta de la casa de su hermano Riki disfrutando de amigos como el hno de Lito Vittar, Rumie (primo de la Poli) y otros que no conocía.

El Domingo 5 por la mañana me avisa la mujer de Olindo Mancilla que Marcos me buscaba en la puerta. Salí y me encontre con un muchacho que no conocía personalmente. Recorde que el día anterior había preguntado por él y la hija del Tuchy Moreno, Mariana Marisol, hablaría con la mujer de Marcos, la que dijo que lo fuera a visitar que se encontraba solo en la casa.

Marcos Ordóñez fue uno de los Tintinenses que me escribió después de haber leído mi historia en el Blog y dedució mi nostalgia y mis ganas de volver. Hablamos un buen rato de la Idiosincrasia de su tierra, de los tiempos míos y el de los de ahora, para luego sorprenderme con una invitación a cenar a su casa para seguir charlando. Por supuesto le dije que si.

Antes del medio día quisimos recorrer las calles del otro lado pero la situación de las calles no me lo permitió. Me quedé con ganas de visitar el estadio de Boca, un hospedaje donde supe vivir cuando trabajé en la Fabrica de Hormas de Zapatos (esa es otra historia que queda pendiente). Fui a visitar la fábrica pero me encontré que ya no existía más, allí ahora estaba un colegio agrotécnico. BRAVO POR TINTINA...!!!

Fuimos con la Pato a almorzar a un restaurant de la ruta, comimos muy bién y a muy buen precio. Aprovechamos con mi pareja a realizar una evaluación de lo hasta hora vivido en Tintina y créanme que a los dos nos resulto satisfactorio. Le hable un poco más de ese pasado inolvidable, ella reconoció el afecto de la gente hacia mi, tuvo un reconocimiento a la deferencia con que la trataron a ella. En esa charla fue que pensamos en regresar nuevamente a esta querida ciudad. Hablamos de ver que comercio podríamos ejercer con la excusa de venir seguido.

Me hubiese gustado encontrarme con todos aquéllos amigos que tuve aquí, algunos por desgracia ya no pertenecen a este mundo y otros están lejos de Tintina. Quizás algún día se de reencontrarnos todos los que aún vivimos.

Y fuimos a la tarde a Las Trincheras del Carnaval, impresionante la cantidad de gente, afuera decenas de motos y automoviles y adentro un espectáculo único el de la gente, todos embarrunados en harina y témpera, irreconocibles. La Pato pudo ver abrazos interminables de amigos que me ofrecían su afecto, quizás un poco exagerados (por el gran consumo de vino y cerveza ???), pero todo muy muy sano, puro, genuíno. Mi abrazo al hermano de la Kili Gomez y sus amigos, al gomero de la ruta, al hijo de Calmo. de Calhil. de Figueroa, Robles y a tantos otros que se sumaron a los afectos.

Las Trincheras del Carnaval

Uno que atendía la barra de bebidas me reconoció y me pregunto quién fue la turca que tuve oculta como novia, jajaja otro más. lo único que puedo decir que es historia pasada, que vive en Santiago y que yo estando separado más de una vez la visite, también alguna vez vino ella  a verme a Rosario. Nos fuimos a descansar y a las 22 horas en punto estábamos en el hogar de Marcos Ordóñez. La casa donde supo vivir el Paraguayo Marciano Rodas, que algunas veces solía visitarme en La Cantina. Nos recibieron dos mascotas increibles, que a posteriori supimos que fueron rescatadas de la calle. (La Pato y yo, amamos los perros).

Marcos nos dijo que había invitado a su Padre, cuando vino Arle, comente que fue, junto a Mocito Geréz, las dos primeras personas del pasado que encontré y charlé en la esquina de San Martín y Av Belgrano.

Marcos nos resulto una persona muy agradable, culta, inteligente, conocedora como el que más de las raíces Tintinenses, de sus costumbres. Nos comentó sobre como estaba conformada su familia, sobre sus estudios y Beca en Buenos Aires, su Licenciatura en Ciencias Políticas, en su Profesorado en el Colegio Secundario. Hablamos de la actualidad económica del País, de política, de educación.


Le hable de mí, que trabajé 35 años en San Cristóbal Seguros Casa Central, que hoy me había independizado siendo en la actualidad Productor de Seguros. Que fui Secretario en el Sindicato del Seguro en Rosario, que fui candidato a Diputado Provincial del Massísmo en la Provincia de Santa Fe, Que en la actualidad soy nuevamente Presidente de un  Club de barrio con todo lo que ello representa. Con Arle hablamos de mi época en Tintina, la Pato habló lo suyo. Nos fuimos confortables de haber mantenido una cena muy amena, a sabiendas que había nacido una gran amistad. Lunes 6, nos dedicamos a ir a sacar algunas fotos, con el dolor de haber eliminadas involuntariamente algunas que habíamos sacado con amigos, tambien de casas antiguas y las modernas. Cerca del mediodía nos apersonamos frente a Carlos Arias, un Rosarino que desde hace 15 años es un habitante más de Tintina. Un próspero comerciante que supo encontrar el negocio justo para su crecimiento económico personal y familiar. Casado con una Tintinense que le dio dos hijos, una casa nueva sobre la ruta, una combi de gran tamaño para ir a buscar todos los meses mercaderías a Rosario. Hablamos de nuestra ciudad, de su barrio y el mio, de un amigo en común, Omar Arnaldo Palma, ex jugador de fútbol de Rosario Central y River, entre otros del extranjero, candidato a Gobernador de la lista que yo fuera candidato a Diputado en las últimas elecciones. Cuando hablábamos con el Rosarino, un hombre mayor que estaba a mis espaldas me dice: "Pirulín, a mi no me saludas?..." ¿No te acuerdas cuando cantábamos tangos en la Cantina?. Honestamente no lo reconocí. Era Ramón Gonzalez, Pancita Ruiz me dijo antes de venir, no le muestres el 0 Km a Ramón, acuerdate cuando discutía con vos en La Cantina, testimoniando por qué a Rosario le decía "La Chicago Argentina". (Por la mafia).  Cuánta gente del ayer me hubiese gustado ver, saludar, abrazar. Se que viven pero no están en Tintina. Si se concreta lo que tenemos pensado con mi pareja a futuro, mi vuelta a Tintina tendrá también otro propósito. " LA GRAN CENA DEL REENCUENTRO", que todo el Pueblo esté de fiesta...!!! SE QUE SE PUEDE...!!!

Mi pareja La Pato (Patricia) se vino enamorada de Tintina, todos los días me pregunta "Cuando volvemos".-

Amigo Intendente Dr. Mario Cantoni, su población reconoce que usted a hecho mucho por la ciudad y lo felicito. Le quiero solicitar algo como si yo fuera un habitante más de Tintina (Varios vecinos lo reclaman). Primero: Hay que traer maquinaria especializada para que las calles aún de tierra seán niveladas de forma que las aguas de lluvias se drenen por los laterales, si es preciso hacer zanjas a los costados. Segundo: En las calles pavimentadas es necesario colocar desagues cloacales para terminar con las inundaciones. Su gente se lo agradecerá y yo podré recorrer los barrios, aún los días de lluvias intensas. Si se enoja por esto, le digo lo que aprendí estando allá hace mucho tiempo "NO ES PA CALIENTE". Abrazo...!!!


Queridos Amigos: Este Viernes 10 de Febrero hemos con amigos en el Club del cual soy Presidente. Comimos un Chivito que trajimos de Tintina. La Pato y yo no nos cansamos de hablar de ese querido Pueblo. Abrazo para todos...!!!

Con la Pato regresamos congratulados por la calidéz de la gente de Tintina y pensamos volver muy pronto. A mi me quedó una intriga con respecto a la diversión y entretenimiento que todo hombre trabajador, jubilado, jóven, adulto, mujeres, familia, deben tener los fines de semana. Yo estuve un fin y estuvo el Festival del Quebracho. "Los fines que no existe este festival, ¿como se divierte la gente?". Me dijeron que los fines son por demás de aburridos. Hay un boliche que no es bailable. No me satisface que ocurra lo que pasaba en mi época antes de que abriera la Cantina y La Carreta. No había nada y la rutina era estremecedora. La gente se muere con la rutina y la monotonía diaria.

Ojala que esto que me contaron no sea cierto, sino DESPIERTEN TINTINENSES...!!! VIVAN MÁS CON MEJOR CALIDAD DE VIDA...!!!

Mis disculpas. Hasta la Vuelta....!!!!


FOTOS DEL VIAJE A TINTINA

Carlos Francisco Gutierre (Pirulín) Rosario / Santa Fe  Argentina E-mail: carlosgutierre@arnet.com.ar Celular. 0341 153594433

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