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La leyenda del ceibo

La leyenda del ceibo tiene sus orígenes en la tribu Guayaquí, familiar de los Guaraníes. Eran personas con carácter fuerte, muy celosos de su tierra, la cual era capaces de defender hasta la muerte, y se caracterizaban como toda tribu originaria, por el amor a la raza. Los conquistadores españoles, los consideraban brujos, e hijos del diablo, ya que venían con toda la superstición de Europa y en sus ansias de robar tierras y oro, los quemaban en la hoguera.


La leyenda del ceibo

Cuentan que existía una joven originaria llamada Anahí, que vivía a las orillas del Paraná, y a diferencia de otras leyendas típicas, a ella no se la conocía por ser bella, sino todo lo contrario, era fea. Pero su don estaba en la música, pues cuentan que por las tardes sabía deleitar con su voz a la gente del lugar, que se reunía para escuchar las alabanzas a sus dioses y también expresar su amor por la tierra.


No obstante, llegaron los invasores, una bravucones españoles, arrasando con su tierra y su tradición, llevándose cautiva gente para esclavizar siendo Anahí una de las cautivas.

Fue mucha su tristeza, tanta que dicen que se oía su llanto por las noches hasta muchas leguas, pues era tan libre como un ave, que ahora no podía cantar, su voz se había apagado de tanta nostalgia y penuria.


Pasaba horas, planeando como escapar, hasta que una noche, cuando el guardia fue vencido por el cansancio y sueño, Anahí intentó escapar, pero el  centinela despertó justo cuando lo estaba logrando, y quizó detenerla, mas no lo logro, la joven, con su espíritu salvaje y rebelde, ahogada en su estado prisionero, le clavó un puñal en el pecho y escapó a la selva.


Los gritos del centinela, lograron percatar a los demás carceleros que algo estaba sucediendo y al ver que faltaba Anahí, salieron a buscarla, tal, como quién sale a cazar un animal. Eran tantos y con armas, que lograron alcanzarla, llevarla por la fuerza y condenarla a la hoguera.


La sorpresa invadió a aquellos invasores, pues cuando prendieron el fuego, las llamas que con lentitud llegaban a la doncella, que sufría en silencio y mirando hacia un costado, iban formando en Anahí un inmenso árbol.

El asombro fué mayor al amanecer del día siguiente, con los primeros rayos del sol, los conquistadores, vieron las flores rojas aterciopaladas en aquel árbol verde resplandeciente, dejando así la señal eterna de la lucha de un pueblo que se mantuvo firme ante la adversidad… y así nació la leyenda del ceibo!

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