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Foto del escritorCharles Gutierré

CARMEN FUNES DE CAMPOS, más conocida como "LA PASTO VERDE"

Cantinera de las fuerzas nacionales que llevaron a cabo la conquista del desierto y poblaron los confines del país. Acompañó a su marido en la guerra del Paraguay y después se sumó a las columnas que arrojaron a los indios de sus posesiones. Participó en las fundaciones de Carhué, Puán y Trenque Lauquen, fortines que darían origen a nuevas poblaciones. Se estableció en Neuquén, adonde la llevara la campaña del general Julio A.Roca, y allí murió en 1913. Sus cenizas reposan en Plaza Huincul.  Las mujeres como ella fueron retratadas por escritores que reconstruyeron la epopeya del desierto, en reconocimiento por su labor abnegada, pero La Pasto Verde, apodo con que era conocida, fue objeto de un especial homenaje, que puntualiza cuánto de sacrificadas tuvieron esas vidas; a fines de 1965 las autoridades, instituciones y pueblo de Neuquén se congregaron junto a un monolito y descubrieron una placa recordatoria de la humilde mujer que representa a todas las cantineras, fortineras y también soldados femeninos de la conquista del desierto".  Puso una pulpería en el medio de una de las rutas de entonces, y allí fue conocida por mucha gente, por su hermosura, por su alegría y por su atención, y también por sus ansias de ayudar a quien lo necesitara. El apodo de La Pasto Verde en realidad, es un halagador cumplido, y bastante excepcional. Las mujeres que acompañaban a  las tropas recibían apodos, siempre ingeniosos pero generalmente despectivos. La Pasto Verde, posee una connotación fuertemente placentera. A los ojos de un paisano de aquellos tiempos y lugares, es todo un homenaje admirado, desde la mentalidad de un criollo que siempre tiene conciencia de la escasez de comida fresca y agua para sí y los animales.  La Pasto Verde  Sobre la Ruta Nac.22 encontrarás un Monolito que recuerda la figura de La Pasto Verde. Mujer mendocina, cuyo nombre era Carmen Funes de Campos quien falleciera en 1917 y que pertenecía a uno de los regimientos que intervinieron en la Campaña al Desierto.  En sus mocedades se instaló en Plaza Huincul, adonde por muchos años atendió el único apostadero que se encontraba al lado de una aguada, que en pleno desierto configuraba el recaladero obligado de los hombres que transitaban entre Neuquén y el sur.  Era una mujer vigorosa, ágil, servicial y alegre, decidora cordial y afable , la “fortinera” era un paso obligado a quien tanto la historia como los pobladores recuerdan con cariño y respeto con el nombre de “La Pasto Verde” por su belleza juvenil y así calificada por los parroquianos de la época. 

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