La curiosa historia de dos pueblos con nombre de ginebra
Los pueblos de Argentina tienen nombres históricos, poéticos, nombres con referencias a paisajes y a batallas. Pero también están los pueblos con nombres curiosos, que desafían cualquier competencia de creatividad. Hoy vamos con dos pueblos que tienen nombre de ginebra y una historia increíble ¡Seguí leyendo que te contamos!
Cuenta la leyenda que en tiempos de desierto y conquista, desde los carros que viajaban entre el valle y la cordillera en la Patagonia los viajeros veían un cajón de ginebra abandonado en un lugar específico en el medio del paisaje, y todo se dividía entre más acá o más allá de él. Primero fue una estancia, después, abrieron una escuela para educar a los muchos niños que allí vivían, y así el pueblo fue creciendo. Está sobre la Ruta Nacional 25, en Chubut y se llama Cajón de Ginebra Grande. Hace un tiempo intentaron cambiar su nombre por Gin Box, pero los pobladores se negaron, orgullosos de su historia. También está Cajón de Ginebra Chico, cerca de ahí.
Decinos la verdad: ¿Se te ocurre un nombre de pueblo más curioso?
Cajón de Ginebra Chico: cien años de historia en medio de la meseta.-
FUENTE: https://www.elchubut.com.ar/regionales/300-1-1-cajon-de-ginebra-chico-cien-anos-de-historia-en-medio-de-la-meseta
EL CHUBUT recorriendo un sitio histórico de la meseta del Chubut.
A 50 kilómetros de Paso de Indios, en el kilómetro 407 de la Ruta 25, se encuentra un edificio con 100 años de historia y aún quedan vestigios y habitantes en Cajón de Ginebra Chico. Este lugar, parada obligada de viajeros de todos los tiempos, llegó a ser la fonda y el comercio más populoso, donde se llegaba a caballo o en carro. También fue estafeta postal.
Hay varias versiones sobre su nombre: una es que en 1890 comenzó a usarse el nombre cuando en un viaje de carros que iba a la colonia 16 de Octubre, se perdió un cajón de ginebra. Y así fue como para localizar los acontecimientos que tal hecho había ocurrido más acá o más allá del Cajón de Ginebra, quedó esa denominación. Algún tiempo después ocurrió otro percance parecido, pero con un cajón de ginebra más grande.
Otra versión del nombre, dada por quien habita el Cajón de Ginebra Chico, Patricio Vernet, dice que unos carreros encontraron un cajón de ginebra, ellos iban al Valle 16 de Octubre, y este cajón de ginebra les salvó la vida. Luego denonimaron «Cajón de Ginebra Grande» y «Cajón de Ginebra Chico», según la población que había hacia uno y otro lado de la loma; más casas, menos casas. Y porque en un lugar dejaban más ginebra y en el otro, menos.
Humberto Rádice le contó a sus nietos otra historia: el nombre de Cajón de Ginebra Chico se lo puso un vasco que estaba peleado con su hermano, y este enojado, paró del otro lado de la loma y le puso Cajón de Ginebra Grande.
Otra versión es que los carros que transportaban mercaderías al oeste junto a un grupo de buscadores de oro fueron sorprendidos por una nevada copiosa, que obligó a los conductores a detenerse por varios días. En ese lapso fueron obligados -para atenuar los efectos del frío-, a consumir el contenido de un cajón de ginebra de la carga que llevaban.
UNA ESCUELA
Este lugar llegó a ser tan populoso, que inclusive hay fotos del año 1922, donde se dictaban clases a una veintena de alumnos, al aire libre, en lo que fue la Escuela Nacional Nro 64.
La primera escuela funcionaba en un galpón construido por Mauricio Fernández, propietario de la estancia ubicada en ese paraje lindante a la Ruta 25. Mauricio llegó de España y empezó a trabajar y cuando fue a visitar a unos parientes en Neuquén, robó a su esposa, Pauline Crettón, con quien tuvo 6 hijos. Luego ella falleció en la estancia de Cajón de Ginebra y Mauricio se casó con otra mujer con quien tuvo 8 hijos. Entre esos chicos y los de otras familias vecinos, como Pichiñán, se formó la matrícula de la Escuela que comenzó a funcionar en el año 1922.
RECORRIDA
EL CHUBUT efectuó una recorrida por Cajón de Ginebra Chico. Recordando historias de los abuelos de José María Sáez, director de diario EL CHUBUT, ya que sus abuelos, Roberto Ostermann y María Trillo de Ostermann, regentearon el boliche de Cajón de Ginebra Chico en la décadas del 30 y 40.
Coinciden en los relatos, cómo se curaba con remedios caseros o yuyos cuando los chicos se lastimaban. Y en el boliche había de todo: víveres, remedios, bebidas, ropa, calzado, utensilios... La fonda, con varias habitaciones, para los viajeros que hacían noche.
Y también el que este boliche era parada para quienes iban a visitar a la curandera María Epul hasta Cerro Negro.
Hasta el día de hoy se guardan en el boliche facturas y remitos, hay vitrinas, almanaques de tiempos remotos, aún hay una minifalda de la década del 60 -marrón y de gamuza, tal como fueron las primeras minis-, hay zapatitos de niños, latas de galletitas, latas de té, balanzas, utensilios de cocina de época, faroles, vajilla, botellas, peines...
El local tiene cien años de historia y el edificio está intacto, con sus ladrillos y revoques, el techo, la fonda pintada con cal y colores celestes; las ventanas y hasta un galpón que permanece cerrado.
Vale acotar que actualmente se encuentra en este lugar el señor Patricio Vernet y el peón Rosendo Pichiñán, quienes desde hace años están firmes en este lugar. Y muchas instituciones de Paso de Indios están bregando para convertir en Museo o que se declare «edificio histórico» a este lugar lleno de historias de otros tiempos.
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