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Un joven murió y su hermano fue herido por incumplir la ley de la calle.

  • Foto del escritor: Charles Gutierré
    Charles Gutierré
  • 27 oct 2020
  • 4 Min. de lectura


Norberto González y su hermano Ulises cruzaron con amigos el límite de la calle Qom y entonces los atacaron con machetes, cuchillas y picos de botellas.


La calle Qom, límite entre dos sectores de un barrio cuyos pibes se enfrentan por ganar el territorio. Sebastián Suárez Meccia Domingo 25 de Octubre de 2020 Por las calles del barrio Toba de la zona sudoeste de la ciudad los vecinos cuentan que hay una ley no escrita que puede significar la pena de muerte para quien la incumpla. Esa norma considera que la calle Qom (prolongación de Garzón) es una línea que divide al barrio, y al mundo, en dos. Y ningún joven que viva a uno u otro lado de esa calle puede cruzar ese límite sin perder la tranquilidad al caminar. Si esa ley tácita se quiebra, el resultado puede ser la muerte. Esa fue la explicación que dieron en la vecindad para explicar la emboscada que sufrió un grupo de amigos al amanecer del sábado y que derivó en una gresca fatal que terminó con el crimen de Norberto Fabián González, de 23 años, y su hermano Ulises, de 15 años, internado en grave estado en el Hospital de Emergencias con múltiples heridas de armas blancas.


“Acá el peor momento del día es cuando aclara, porque te encontras con todos los amanecidos. Llegan súper chupados y por cualquier cosa se agarran a trompadas. Lo de esta mañana fue terrible, una pelea de 15 contra 15 con cuchillos, machetes y culos de botellas. Y todo porque el muerto con los amigos cruzó calle Qom. Acá funciona así. Nadie de un lado puede cruzar Qom hacia el otro sector. No está escrito, pero funciona así”, explicó un vecino de la zona.


El asesinato de Norberto González sucedió cuando buena parte de los habitantes de la barriada se preparaba para la feria del trueque que los fines de semana se despliega en las inmediaciones de Rouillón y Aborígenes Argentinos.

Qom es, quizás, la calle más presentable del humilde barrio de la zona sudoeste. Sobre su traza está emplazada la escuela bilingüe Nº 1333 “Nueva Esperanza” y el playón deportivo municipal en el que supo haber un destacamento de chapa, construido con formato de contenedor, en el que dos policías de la comisaría 19ª representaban a la ley. “Lo sacaron porque a los policías los hostigaban todo el tiempo. No les quedaba otra que encerrarse. Y policías encerrados no sirven para mucho”, explicó una vecina de la zona. Hoy, donde supo estar esa oficina policial, hay un espacio hueco. No hay mas registro simbólico de la ley que no sea el de usos y costumbres de los que allí habitan.

Desde abril de 2001 las calles del barrio Toba de la zona sudoeste llevan nombres aborígenes entre Maradona y el terraplén ubicado al sur de Aborígenes Argentinos. Qom es Garzón. Qompi es Magallanes. Y distintos pasajes que estaban numerados pasaron a llamarse Naalá, Mapic, Pamaló, Tacai, Yolo, Tarenguec, entre otros. Pero la calle más importante es Qom. Porque según los vecinos es la que divide en dos a sus vidas. Esto no es nuevo. Siempre existió la bronca entre los pibes de los lados. Y eso lo han potenciado los integrantes de una familia que tiene un comedor comunitario sobre Aborígenes Argentinos. Ellos potencian el odio”, explicó una residente del lugar. Norberto González y su hermano Ulises vivían al oeste de calle Qom, el playón y la escuela. El sábado, poco antes de las 7 de la mañana, caminaban junto a otra decena de pibes y decidieron romper la ley barrial. Decidieron cruzar Qom. ¿Por qué? “Todo empezó en aquella calle que nunca me acuerdo el nombre (Ničimshe, al costado de la escuela)”, dijo una vecina señalando con la mano. “De ahí salieron el pibe muerto con los amigos. Y cruzaron Qom como yendo hacia Rouillón. Habrán caminado unos diez metros que los empezaron a correr. El muerto se llevó la peor parte porque se resbaló en la loma de burro y lo agarraron en el piso”, indicó la mujer.

Todo el relato de lo sucedido es digno de una guerra étnica. Una masacre a escala como la de Hutus y Tutsis en el genocidio de Ruanda de 1994. “Cuando estaba en el piso le dieron con furia. Lo atacaron con cuchillas, con picos de botellas, con machetes. Le dieron con odio, como para que no se levantara”, contó un testigo. “Eran 15 contra 15, pero después se fueron sumando más. Cuando acá se escuchan esas peleas el que está cerca se suma. Lo peor en este barrio son los amanecidos y más grave es que agresores y agredidos se conocen”, indicó un pibe del barrio. Los vecinos relataron que malheridos, los hermanos Norberto y Ulises González trataron de evacuarse de la zona de ♫iguerra♫r y corrieron hacia las inmediaciones de su casa, en Naalá al 6200, a unos 200 metros del lugar de la agresión. En la calle quedó marcado el camino que ambos siguieron por el reguero de sangre.

“La ambulancia demoró como una hora y media en llegar”, explicó una jovencita. A los hermanos los cargaron y los llevaron al Hospital de Emergencias. Norberto falleció a las 9.40 y su hermano permanecía internado en grave estado en terapia intensiva. Tres personas fueron demoradas en inmediaciones de Naalá al 6200 y el fiscal Patricio Saldutti analizaba al cierre de esta edición si había elementos para detenerlos e imputarlos. El representante del Ministerio Público de la Acusación comisionó a efectivos de la Agencia de Investigación Criminal (AIC) para que trabajaran en el territorio recabando testimonios ya que allí no hay cámaras de videovigilancia.

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