ROSARIO

Los comienzos
Rosario no fue planificada. Surgió simplemente como un caserío alrededor de la capilla. No existió una política de poblar la zona, no hubo una determinación oficial que la fundara. Rosario se fue gestando paulatinamente y creció aprendiendo de su propia experiencia, superando errores, logrando aciertos y construyendo su historia hasta lograr convertirse en una ciudad avasallante, referente de progreso, superadora.
Sus inicios fueron a la sombra de Buenos Aires y Santa Fe, ciudades que imponían sus reglas al pequeño poblado y condicionaban su crecimiento. Fue así que comprendió que su progreso se daría de la mano de tres líneas de acción: integrarse con el exterior; ganarse su propio sustento y conservar su iniciativa en materia de producción económica, desarrollo cultural y vida social.Asimismo el tiempo enfrentó a Rosario con la necesidad de alcanzar el control político y administrativo para lograr el desarrollo esperado.
En el siglo XVIII se tejió la trama de nuestra evolución histórica posterior, y allí se forjó con nitidez una identidad, consolidada en el siglo XIX, que nos distinguió desde entonces por sobre las demás ciudades argentinas.