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Tomaba mates en la puerta de su casa y lo mataron de dos balazos

  • Foto del escritor: Charles Gutierré
    Charles Gutierré
  • 25 ene 2022
  • 3 Min. de lectura

Oscar Alberto Sosa tenía 63 años y estaba junto a un nieto cuando un joven bajó de una moto y disparó al menos diez veces. Dos tiros le perforaron el cráneo.

"Cachilo" Sosa estaba tomando mates junto a un nietito cuando fue atacado a tiros.


Oscar Alberto Sosa tenía 63 años y en el barrio San Francisquito todos lo conocían como “Cachilo” o “Cabezón”. Así lo llamaban sus vecinos de Virasoro y Constitución, la esquina donde vivió por más de 50 años. Ayer, poco después de las 17.30, y mientras tomaba mates en la puerta de su casa junto a su nieto de 3 años, pasó por allí una moto negra de 110 cc de la cual bajó un hombre que sin mediar palabras descargó no menos de 11 tiros sobre la vivienda. Dos de los proyectiles dieron en la cabeza de Sosa que cayó a la vereda malherido. Enseguida un vecino lo cargó en su auto particular y lo llevó hasta el Hospital de Emergencias donde falleció minutos después.


Según el parte policial, a poco de ocurrir el hecho se recibieron distintas llamadas al 911 alertando sobre la balacera fatal contra Sosa y enseguida se comisionó un móvil policial. Pero ya era tarde. Una vecina contó que llegaron dos personas en una moto negra y quien venía en el lugar de acompañante bajó y efectuó varios disparos sobre Cachilo. Un minuto después lo trasladaron al Heca donde murió.


Los peritos de la Agencia de Investigación Criminal (AIC) que trabajaron en el lugar del crimen recogieron 11 vainas servidas calibre 9 milímetros esparcidas entre la calle y la vereda de la casa de la víctima. Sosa estaba jubilado por invalidez y cursaba una demencia senil desde hacía un año. Según contaron los vecinos, el hombre solía vender repasadores por el barrio y también por la zona oeste. Había trabajado en la empresa de limpieza “9 de Julio” y en apariencia no tenía problemas ni había sido amenazado por nadie en el barrio por lo que los pesquisas sospechan que el ataque sería una venganza ligada a algún familiar o un problema que lo encontró a él como blanco.

Al momento de la agresión Sosa se tiró al piso con su cuerpo para cubrir a su nieto y de esa forma logró que el niño no fuera herido. “Lo que pasa en este barrio es que es tierra de nadie. Por ahí vos tenés alguien preso o un conocido con algún problema y se la agarran con vos y te matan, o tal vez pasan y tiran sobre una casa solamente para hacerse los dueños del barrio. Nunca sabes como viene la cosa y si escuchas una moto tirate al piso”, sostuvo un vecino.

Por otro lado, muchos de los habitantes del humilde barrio que estaban en la puerta aseguraron no haber visto nada y de esa manera patentizaron el miedo a hablar, ni siquiera comentaron que le pasó a un vecino al que vieron envejecer y que era parte de esa cuadra de San Francisquito.

Una sobrina de Sosa comentó a La Capital que su tío padecía de “demencia senil y sufría un cáncer de riñón. Era muy conocido en el Club Provincial, ahí le decían «Cabezón» y jugó mucho al fútbol en los equipos de veteranos. No sabemos qué pudo haber pasado. Nunca tuvo problemas con nadie y así como estaba mal de salud trabajaba como vendedor ambulante para acercar algún peso más a la casa”.

En tanto, en esa esquina de Virasoro y Constitución todo era llanto la tarde del lunes y los vecinos de la cuadra miraban sin entender demasiado lo que pasaba, solo sabían que Cachilo había caído herido en la vereda. En torno a ellos trabajaban los peritos de la AIC a las órdenes del fiscal Gastón Ávila, quien dispuso recoger testimonios y relevar cámaras de videovigilancia que puedan echar luz sobre el crimen.

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