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Otro asesinato con tinte mafioso en el barrio Molino Blanco.

  • Foto del escritor: Charles Gutierré
    Charles Gutierré
  • 8 ene 2022
  • 5 Min. de lectura

Pedro Daniel Coronel tenía 28 años. Le golpearon la puerta y cuando abrió lo ejecutaron. Es el cuatro crimen desde el 24 de noviembre en 800 metros.

La madrugada de este jueves tocaron a la puerta de Pedro Daniel Coronel, en Sinópolis al 500, y cuando abrió lo ejecutaron con disparos en el pecho y abdomen.


Lo último que escuchó en su vida Pedro Daniel Coronel fue la voz de su pareja que le advirtió: “No abras la puerta sino sabes quien es”. El reloj marcaba las 4.25 en Sinópolis al 500, en el barrio Molino Blanco. Afuera un par de aceleradas de una moto era un mal augurio. Pero Coronel, “por curtido” como lo describió uno de sus familiares, abrió igual. Para cuando vio la pistola ya era tarde. Intentó cerrar la puerta pero el sicario no le dio tiempo. Le disparó al menos seis veces con calibre 9 milímetros. Tres de esos proyectiles le impactaron en el tórax y el abdomen. “Eran un hombre un mujer. Ella se quedó teniendo la moto encendida mientras él disparaba. Lo mataron y se fueron por Sinópolis hacia Cutes. Ahí se perdieron”, explicó un pariente del hombre asesinado.


“No sabemos quienes fueron”, explicó el hombre. No era la primera vez que Coronel se codeaba con la muerte. Sólo durante 2021 soportó tres ataques a balazos y la tentativa de incendio del frente de la casa de su pareja en calle Sinópolis. Hasta agosto pasado había tenido custodia policial ya que, según comentaron en el barrio, había testificado contra un transero en una causa federal. “Era una persona que estaba súper comprometido con narcos”, explicó una fuente tribunalicia consultada. La víctima de este homicidio con tinte mafioso tenía 28 años.

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La violencia parece gozar de buena salud en los confines del barrio Molino Blanco. Desde el miércoles 24 de noviembre pasado, en 800 metros se produjeron cuatro asesinatos y un pibe de 15 años, hermano de una de las víctimas, está desaparecido. El primero de la saga fue Maximiliano Gastón Córdoba, de 23 años, quien fue ejecutado a balazos en Escalante al 6500 cuando fue a visitar a la casa de su ex pareja a su pequeño hijo. Córdoba vivía a la vuelta de la vivienda de Coronel. Un hermano de este muchacho, Yair de 15 años, está desaparecido desde el sábado 23 de octubre. Luego fue el turno del remisero Abel Oscar Casafú, con domicilio en barrio Tablada, quien fue asesinado en su Chevrolet Meriva gris en inmediaciones de Salvá y Guillermo Tell a las 17.30 del viernes 3 de diciembre pasado. La madrugada del sábado 18 de diciembre a Yamil Alfredo Roldán lo golpearon en la cabeza con un hierro hasta matarlo, aparentemente en medio de una trifulca tras una fiesta clandestina. Fue en cercanías de la plazoleta de Lozzia y Guillermo Tell. Tenía 22 años y vivía a 40 cuadras de la escena de su crimen. La madrugada de este jueves fue el turno de Pedro Coronel.

El suplicio Sinópolis es una calle de 300 metros que se desarrolla entre Cutes y Pasaje 525, la prolongación de Alzugaray, en barrio Molino Blanco. Pedro Coronel vivía a la altura del 500, entre Salva y Cutes, junto a su pareja de 33 años y tres niños de 13 y 7 años, y un bebé de 7 meses hijo de la pareja. Coronel era hijo de un ex empleado de la policía santafesina. El suplicio de Pedro Coronel parece haber comenzado la tarde del domingo 30 de mayo del año pasado cuando fue atacado a balazos en el interior de su casa de calle Sinópolis . Según un reporte policial un hombre le ganó el interior y le disparó impactándolo en las piernas con heridas que le dejaron sendos orificios de salida. Coronel fue asistido en el Hospital Roque Sáenz Peña. Diecisiete días más tarde, el 16 de junio, Coronel realizó una denuncia por amenazas calificadas contra un vecino que reside a seis cuadras de su casa.

Coronel declaró en un expediente en manos del fiscal Federico Rébola, de la Unidad de Balaceras, que el mediodía en que realizó aquella denuncia, el padre de Alejandro V., a quien sindicó como la persona que lo había atacado a tiros en junio de 2021, le había cruzado un auto a la altura de Buenos Aires y Centenario cuando circulaba en su Chevrolet Sonic para comprar pañales para su pequeño hijo. Según la declaración el denunciado, al que identificó como Raúl V., se bajó de un auto, le abrió la puerta, lo empezó a insultar. Luego sacó un arma de fuego, una pistola calibre 9 milímetros cromada, le apuntó al pecho y lo invitó a pelear. Pero no terminó ahí. Raúl subió nuevamente a su auto y persiguió a Coronel varias cuadras más. Se buscaron cámaras de videovigilancia en las inmediaciones del lugar del incidente con resultado negativo.

Si bien fuentes consultadas indicaron que hasta agosto del año pasado Coronel tuvo una custodia policial fija en inmediaciones de su domicilio, eso no fue impedimento para que la vivienda fuera atacada a balazos el martes 27 de julio. La madrugada del jueves 12 de agosto tres individuos fueran detenidos cuando pretendían quemarle la puerta de ingreso. Una vez que fueron puesto presos dijeron haber sido contratado por un privado de la libertad apodado “Polaco”. El domingo 22 de agosto la vivienda fue baleada nuevamente. En la escena quedaron nueve vainas servidas calibre 9 milímetros.

Según se pudo establecer, este jueves alrededor de las 4 de la madrugada Coronel y su pareja estaban sentados en el comedor de la vivienda mientras los niños de la familia dormían. Alrededor de las 4.25 la aceleración de una moto cortó el silencio de la noche en ese sector de Molino Blanco. Casi de inmediato, golpes en la puerta de chapón, mientras de fondo se escucha el motor de la moto regulando. Coronel fue hacia la puerta y preguntó quién era. El hombre tenía como posibilidad que un amigo pasara a tomar algo. Su pareja intentó pararlo en seco pero no pudo. Dos impactos en el pecho y uno en el abdomen dejaron al muchacho agonizante. Fue trasladado por sus allegados al Hospital Roque Sáenz Peña, ubicado a unas 20 cuadras, pero poco pudieron hacer por salvarle la vida y murió a las 5.20 AM.

El fiscal que investiga el asesinato es Alejandro Ferlazzo quien dispuso que efectivos de la Agencia de Investigación Criminal (AIC) trabajaran en el territorio recabando testimonios y a la búsqueda de cámaras de videovigilancia privadas, ya que a simple vista no hay presencia de cámaras públicas en las inmediaciones.

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