Murió un joven al que asaltaron en octubre pasado y agonizó más de un mes en el Heca
- Charles Gutierré
- 9 dic 2022
- 3 Min. de lectura
Era un ciruja y lo mataron en la zona de avenida Francia y Cagancha. Un sospechoso del homicidio fue detenido el 1º de diciembre.

La cuadra donde ocurrió el ataque.
Matías Vegas, un ciruja de 28 años, habló por última vez el pasado martes 25 de octubre por su celular. Alrededor de las 21 fue interceptado en la zona de Cagancha y Francia por dos personas que lo corrieron y le dieron patadas y golpes. Una vez que cayó al piso uno de los perseguidores le tiró escombros en la cabeza y Matías agonizó en el Hospital de Emergencias Clemente Álvarez (Heca) más de un mes, hasta este jueves, cuando murió pasadas las 2.45. Luego del ataque la brigada de homicidios de la Agencia de Investigación Criminal inició un arduo trabajo de calle y así, con datos aportados, llegó el 1º de diciembre a una casa de Garibaldi al 3200, donde vive la familia de Franco Ezequiel G., alias Magordo, de 19 años, a quien varios testigos apuntaban como uno de los asesinos de Matías. Al otro día la fiscal Georgina Pairola imputó a Magordo por el robo y por la tentativa de homicidio a Matías Vegas, carátula que cambiará a partir de la muerte del joven. Este homicidio es el 268 en 2022.
En el allanamiento a la vivienda donde vivía Magordo hallaron a ocho personas, parte de su familia y por último lo encontraron en una de las habitaciones. Los familiares del sospechoso afirmaron no tener teléfonos, pero en una requisa en la casa la Policía secuestró cinco celulares. En este operativo ninguno de los familiares de Magordo resultó detenido. Según la investigación llevada adelante por la fiscal de homicidios dolosos Georgina Pairola, Vegas fue atacado a golpes por dos delincuentes que le sacaron su celular, le dieron una patada que lo hizo caer al piso y después lo golpearon en la cabeza. En la audiencia imputativa en la que se le atribuyó el homicidio de Vegas a Franco G., la fiscal Pairola le atribuyó ser autor de tentativa de homicidio simple y la jueza Valeria Pedrana le dictó prisión preventiva efectiva por el plazo de 120 días.
Pero al caso aún le falta un final: cuando la fiscal Pairola relató los hechos sostuvo que Magordo estaba junto “a otro masculino aún no identificado”, en las inmediaciones de Cagancha al 3200, donde fue el robo y el crimen. Se pudo establecer que uno de los agresores, que aún no fue hallado, huyó a bordo de una bicicleta. Como consecuencia del golpe y de la agresión Matías perdió el conocimiento y un vecino avisó al Sies, una ambulancia lo trasladó al Heca donde en principio le diagnosticaron un traumatismo cráneo encefálico grave y tres heridas cortantes en la cabeza. Allí quedó internado con estado neurológico crítico hasta falleció.
Matías vivía en el asentamiento de Dr. Rivas y Avellaneda, en la entrada de un pasillo al que todos llaman "el pasillo de la vieja”. Es un lugar de pobreza y marginalidad, de casas de chapas y carencia de todo. Allí estuvo Matías hasta días antes de su muerte. Su tía Mabel contó la tarde del jueves a La Capital que lo mataron “por bueno, era un chico que no tenía maldad. Cirujeó siempre, con cartones, con botellas y siempre andaba por Cagancha, ahí lo querían mucho y además de su trabajo traía cosas para comer”.
“Era un chico bueno, que bajaba la cabeza siempre. No conocía a quienes lo mataron y no tengo miedo de hablar porque, vuelvo a decir, él no andaba en cosas raras ni lo mataron por ningún ajuste de cuentas ni deudas. Creo que ni consumía. Estuve un mes y nueve días cuidándolo pero ya estaba muy jodido. Me contaron que una chica que vio como lo corrían escuchó que uno de los tipos le dijo dijo «no podés ser tan miserable y andar en patas mientras cirujeás, ortiba», y por eso lo mataron, por bronca”. Mientras la tía de Matías cuenta su versión, entran al barrio varios chicos con carros de ciruja, algunos descalzos, todos en cueros, y hacen lo mismo que hacía Matías: sobrevivir.
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