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Estupor y misterio tras el hallazgo de dos cuerpos mutilados en tres contenedores.

  • Foto del escritor: Charles Gutierré
    Charles Gutierré
  • 24 dic 2020
  • 5 Min. de lectura

Aparecieron dos cabezas, cuatro brazos, tres piernas y un torso. Venganza o mensaje mafioso como principales hipótesis de un hecho macabro.

Foto: Celina Mutti Lovera / La Capital


Martes 22 de Diciembre de 2020 Un cartonero llegó alrededor de las 8.30 de ayer hasta un contenedor de basura ubicado en Lituania al 5600, a metros del Parque Regional Sur y en el corazón del barrio Saladillo. Buscaba algo que le sirva para vender por unos pocos pesos pero se topó con una escena escabrosa.


Dentro del cesto público había dos cabezas y dos brazos envueltos en papel del film y dentro de bolsas plásticas negras. Asustado, le pidió a una vecina que llamara al 911. A unas pocas cuadras de allí, en Piraní y Anchorena, otro hombre al que apodan “Cordobés” contó poco más tarde: “Fui a hacer un mandado y me metí a revolver el volquete. Me llamó la atención una bolsa negra que había. La abrí y vi dos piernas y un pedazo de cuerpo. No sé lo que era. Yo no llamé a la policía, le dije a una vecina que llamara”.


Durante la hora posterior se encontraron más restos humanos en otro contenedor ubicado en Castro Barros y Anchorena: “Mi sobrino cirujea y vio que en el contenedor había una estufa. Lo abrió y encontró una bolsa con dos piernas. Él llamó al Comando”, dijo un tío de Joel. Y para cerrar el círculo macabro, poco después de las 18 los policías que rastreaban la zona para armar el rompecabezas, hallaron un torso al borde del arroyo Saladillo, detrás del frigorífico Sugarosa. Como las otras partes humanas, estaba envuelto en papel de film y dentro de bolsas de consorcio.


Cortes prolijos La investigación de los hallazgos quedó a cargo del fiscal de Homicidios Dolosos Patricio Saldutti, quien estuvo recorriendo cada uno de los lugares donde se fueron encontrando los restos. En diálogo con la prensa, el representante del Ministerio Público de la Acusación dijo en Lituania al 5600 que el informe de los médicos forenses, “a primera vista y por el rigor cadevérico que presentaban los restos, datan la hora de las muertes entre 10 y 12 horas antes” de que aparecieran.


  Saldutti comentó que “en el contenedor de calle Lituania al 5600 se encontró una bolsa de plástico negra y adentro otras tres bolsas, envueltas en papel film. En una había una cabeza, en otra bolsa la otra cabeza y en la tercera bolsa dos brazos”. Y agregó: “Son un brazo derecho y un brazo izquierdo, y en uno de ellos se aprecia un tatuaje bastante grande”. Sorprendido, el funcionario dijo que “llama la atención a los forenses que los cortes fueron hechos de manera prolija y ambos rostros pueden ser bien identificados”.

  Respecto a lo ocurrido en Castro Barros y Anchorena, el volquete en el cual un joven ciruja encontró más restos no tenía tapa, al igual que los otros contenedores. Allí, envuelto en papel film y bolsas negras se hallaron dos piernas y un brazo. Finalmente, en Anchorena y Piraní, a solo tres cuadras de la ex seccional 11ª y donde actualmente hay una sede de la Policía de Acción Táctica, se encontró una pierna izquierda, una derecha y otro brazo.

  Saldutti manifestó que “cada uno de los contenedores va a quedar en su lugar, con custodia policial, y se van a hacer más pericias para poder detectar huellas. Lo macabro es que todos los cortes son muy prolijos, precisos, y los envoltorios que evitaban que desprendieran restos y sangre fueron muy bien embalados. El dato de que a los contenedores les faltaran las tapas puede haber facilitado la tarea de las personas que los arrojaron”.   También quedó en evidencia la inteligencia previa desplegada por aquellos que depositaron los restos en los volquetes, ya que de acuerdo al testimonio de los vecinos el camión que recoge la basura ya había pasado cuando fueron hallados los restos. “Los camiones de basura que pasan por la zona también fueron relevados y por el momento no se encontraron más restos. Lo mismo se hizo con otros contenedores de la zona”, dijo Saldutti. Señal mafiosa Los vecinos de las cuadras donde se hallaron los restos no salían del estupor y el asombro. Nadie podía creer la situación. “Nunca pasó esto por acá, es increíble”, dijo una vecina que vive allí hace muchos años.

  Y los habitantes de Saladillo especularon que cada una de las bolsas fue tirada en los tachos “después que pasara el camión de basura”. Eso da un primer indicio: quienes los tiraron tenían por objetivo que los restos se encontraran donde aparecieron. Un clara señal mafiosa que alguien, quizás algún peso pesado del hampa, ya debió haber leído como un mensaje que deberá saber descifrar para dar sus próximos pasos.

  En tanto, algunos viejos pesquisas policiales especulaban sin tener en cuenta la línea investigativa del fiscal que “detrás de todo ésto hay una banda que, o bien se quiere imponer en el territorio y en la ciudad con crueldad y mandando mensajes a otra banda, o bien es una cuestión de lealtades y traiciones. Desde todo punto de vista es gravísimo”. Los restos fueron hallados en varios contenedores del barrio saladillo y ahora en las cercanías del arroyo Saladillo.

Foto: Celina Mutti Lovera / La Capital

Nexos posibles Mientras en el Instituto Médico Legal los forenses trataban de armar los cuerpos e identificarlos mediante fotografías o huellas dactilares, los pesquisas de la Agencia de Investigación Criminal empezaban a atar cabos sobre los posibles autores intelectuales y materiales de la masacre.

  En ese sentido trascendieron algunos datos ligados a una causa que investiga a la banda de “Los gorditos” liderada por Brandon Bay, un muchacho de 26 años preso en la cárcel de Piñero desde 2018,donde cumple una condena a 5 años de prisión como cabecilla de una asociación ilícita a la que se le achacan delitos de narcocriminalidad, usurpaciones, extorsiones y homicidios.   

Es que el pasado sábado dos hermanas de Brandon, identificadas como Aldana, de 26 años, y Flavia, de 28, fueron apresadas en una casa de la colectora de calle Belgrano y avenida del Rosario, en villa Fausta y cerca de donde ayer se encontraron los restos dentro de los contenedores.

  Esa causa es llevada adelante por Pablo Socca y Valeria Haurigot, de la Unidad Fiscal que investiga hechos de balaceras en Rosario; y Federico Rébola, de la Oficina Judicial de Causas con Imputados No Individualizados. En el marco de la audiencia donde las mujeres eran imputadas al cierre de esta edición, los representantes del Ministerio Público Fiscal iban a solicitar el traslado de Brandon Bay a una cárcel fuera de la provincia al entender que se trata de “un preso de alto perfil” que sigue dirigiendo las acciones de su clan desde el penal.

  En ese sentido, los fiscales se disponían a intercambiar informaciones relevantes con su par Patricio Saldutti, entre ellas un audio en el que Bay habla con un sicario al que le ordena atacar a tres personas y “cortarlos a pedacitos, a la mexicana”. Quizás, ese pedido y la detención de las hermanas de Brandon, haya sido el disparador de una macabra venganza cuyó resultado empezó a quedar al desnudo la mañana de ayer en varios contenedores de basura de la zona sureste de la ciudad.

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