Esperaba en la vereda para ir a un asado, pasan a los tiros y lo matan
- Charles Gutierré
- 3 dic 2022
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El albañil Jorge Gerez tenía 57 años y era ajeno a cualquier conflicto barrial. Se presume que el atentado era contra un kiosco de la cuadra. Por Leo Graciarena.

Foto: Sebastián Suarez Meccia. Jorge Raúl Gerez era albañil. Lo mataron frente a su casa cuando esperaba para ir a comer un asado. Un pibe de 17 años fue detenido por el crimen.
Jorge Raúl Gerez vivió los últimos 23 años en Cullen al 3400, frente a uno de los paredones del Centro Especializado de Responsabilidad Penal Juvenil (ex Irar), conocido entre los vecinos como “la cárcel de menores”. Gerez era albañil y días atrás había cumplido 57 años. Sus familiares contaron que el jueves sobre las 20 estaba en la puerta de su casa apoyado contra la Ford F 100 de su hijo esperando junto a dos personas para ir a comer un asado con amigos. Pero el plan se diluyó en un parpadeo cuando pasó una camioneta Chevrolet Montana gris y desde la caja un pibe empezó a disparar como enajenado. Una bala 9 milímetros impactó en la cabeza de Gerez y lo mató.
El vehículo de los agresores fue interceptado por efectivos del Comando Radioeléctrico a cuatro cuadras, en Caaguazú y Fraga, donde detuvieron a Julián Joel E., de 17 años, con una pistola 9 milímetros. También secuestraron otra arma del mismo calibre que los tiratiros descartaron en la fuga.
“Mi tío era una buena persona. Nosotros somos todos albañiles, gente de laburo. La chata de mi primo, una F-100 roja, se la compró hace unos meses para hacer fletes. Estaban esperando para ir a comer un asado. A mi tío lo cargamos en un auto y lo llevamos al Policlínico San Martín, pero nada se pudo hacer.
Tenía un balazo en la cabeza. Disparó un pibe que iba en la caja, como escondido entre unos pallets de madera. Dicen que le pagaron 50 mil pesos para disparar contra un búnker, pero le erró porque mi tío y mi primo no tenían nada que ver. Gente de laburo”, resumió un sobrino de la víctima, y agregó. “Ahora mi tía quiere vender todo e irse del barrio donde vive hace 25 años. Esto fue demoledor para la familia”.
Semana agitada El asesinato de Gerez parece marcar un hito más en el relato de violencia de una semana en la que además se registraron al menos tres balaceras en siete horas contra casas en la zona delimitada por Seguí, Cullen, Barra y Uruguay, en barrio Triángulo y Moderno. Fue el miércoles pasado mientras Argentina se jugaba el pase a los octavos de final en el mundial de Qatar. A las 17.40, una casa de pasillo ubicada sobre Cullen y Uruguay fue atacada con ráfaga de balazos. Cinco miembros de una familia —padres y tres hijos de 8, 14 y 17 años— resultaron ilesos por buena fortuna. Los peritos levantaron nueve vainas calibre 9 milímetros. Una hora más tarde Franco Jonatan F., de 29 años, fue baleado por la espalda en Saavedra y Campbell. Asimismo una casa de Barra al 3400 fue baleada: tres proyectiles de al menos once disparados impactaron contra el frente. A 40 metros de esa última vivienda baleada, cinco minutos antes de las 2 de la mañana del jueves una casa fue atacada con una docena de disparos. La puerta de chapón fue perforada y un nene de 10 años fue rozado por un proyectil en el empeine izquierdo. En la casa dejaron una nota manuscrita: “Dejá la casa porque te vamos a matar. Tenés a la Sharon en cana. Te doy un día nomás. Atte: mafilia”. Sin embargo este sector del sudoeste rosarino ya venía convulsionado a partir de dos violentos hechos se registrados diez días atrás en el Fonavi de Rouillón y Seguí, a unas diez cuadras de allí. La noche del miércoles 23 de noviembre Santiago M., de 14 años, y Valentina L., de 15, fueron heridos a balazos frente a un comercio en Seguí y Calchaquí.
Nadie alcanzó a reaccionar cuando dos jóvenes a bordo de una moto empezaron a disparar con una pistola 9 milímetros. Menos de 24 horas más tarde, Valentín Solís y Eric Galli, de 14 y 15 años, fueron acribillados en los monoblocks de Sanguinetti al 5600. Eran alumnos de la escuela Lola Mora y ajenos a cualquier conflicto. Franco S., de 20 años, y Alexis “Apu” A., de 17, fueron detenidos el jueves último como sospechosos del haber participado del doble crimen.
Escenario No es la primera vez que Cullen al 3400 es escenario de una balacera y por lo que cuentan sus vecinos no será la última. En esa cuadra se pueden ver los restos de una casa de material que fue derrumbada por vecinos y policías por el hartazgo de que reiteradamente la allanaran por venta de drogas. La mayoría de los pasillos, algunos con más de una docena de viviendas, están cerrados por portones de hierro. Y el paredón del ex Irar presta, desde su inauguración a mediados de 1999, su fachada para mensajería que va desde graffitis futboleros, menciones por cumpleaños o amenazas barriales de poco porte.
Los vecinos comentan por lo bajo la existencia de al menos cinco puntos de venta de drogas, varios de ellos al paso, sobre calle 1.853 (continuación de Saavedra) al 6300, Cullen al 3400, Fraga al 3500, Campbell al 3300, y Saavedra y Barra.
Con este telón de fondo, y sin mayores alternativas, Jorge Gerez estaba conversando con uno de sus cuatro hijos y un amigo esperando que se hiciera la hora de ir a comer un asado. Enfrente, en la vereda de su casa varios miembros de la familia estaban sentados aprovechando el momento fresco de la jornada.
Escondido Fue entonces que desde Deán Funes apareció circulando hacia Saavedra una camioneta gris que tenía como particularidad que en la caja llevada dos pallets de madera a manera de pared. Según testigos iban dos personas en la cabina y un tercero en la caja.
“El pibe que disparó iba escondido en la caja, detrás de los pallets de madera. Cuando pasaron frente a la chata roja de mi primo el pibe se levantó y comenzó a disparar contra todos. Así, a mansalva. Y a mi tío le dio un balazo en la cabeza”, contó el familiar de Gerez, que cayó con impactos en el pecho y el ojo derecho. En la escena quedaron 13 vainas servidas. Con la víctima agonizante sus familiares lo cargaron en un auto y lo llevar al Policlínico San Martín, a unas 35 cuadras.
Mientras esto sucedía la Chevrolet gris fue interceptada en Caaguazú y Garzón por un móvil del Comando que, según se precisó, estaba afectado a tareas de saturación en la zona.
Dos hombres huyeron corriendo y descartaron una pistola 9 milímetros que fue incautada por la policía. El tercero fue detenido, de 17 años y domiciliado a unas 20 cuadras en Avellaneda Oeste. Quedó a disposición del Juzgado de Menores en turno.
Se secuestró una pistola Bersa Thunder calibre 9 milímetros. Entonces se comprobó que la camioneta Chevrolet tenía pedido de captura por haber sido hurtada en Barra al 3500 el domingo pasado. El asesinato es investigado por el fiscal Patricio Saldutti.
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