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Dos pibes de 14 y 15 años, ejecutados a balazos en el Fonavi de Rouillón y Seguí

  • Foto del escritor: Charles Gutierré
    Charles Gutierré
  • 25 nov 2022
  • 6 Min. de lectura

Eric Galliz y Valentín Solís fueron asesinados 19 horas después de que otros dos adolescentes recibieran disparos a escasos 150 metros.

Por Leo Graciarena / Martín Stoianovich 25 de noviembre 2022·03:15hs

Dos adolescentes fueron baleados el miércoles por la noche en Rouillón al 5600. Este jueves dos pibes fueron asesinados en Sanguinetti al 5600.


Diecinueve horas después de que dos adolescentes fueran atacados a balazos frente a la puerta de un comercio de bulevar Seguí al 5600, el ruido de las armas semiautomáticas volvió a sacudir ese barrio del oeste rosarino. Fue alrededor de las 16 de ayer cuando dos pibes, de 14 y 15 años, fueron emboscados en Sanguinetti al 5600, a escasos 200 metros del ataque anterior, y los balearon. Ambos fueron trasladados en autos particulares a distintos hospitales: Valentín Solis, de 14 años, fue llevado por familiares al Carrasco donde lo asistieron en la guardia y murió a los pocos minutos. Eric Galliz, de 15 años, fue trasladado al Heca, donde ingresó en estado crítico sin que los médicos pudieran hacer nada para salvarlo. En la escena del doble crimen se recolectaron 16 vainas servidas calibre 9 milímetros.


En ese marco los vecinos denunciaron que el fin de semana pasado también fue malherido un muchacho de 20 años que estaba en un playón deportivo ubicado a 150 metros de la escena donde balearon a Valentín y Eric, frente a la Escuela Nº 240 “Lola Mora”. Desde el 20 de abril, cuando Brian Calegari fue asesinado a tiros en Sanguinetti y Espinillo, ya hubo cuatro homicidios en un radio de 200 metros y tres de las víctimas fueron menores de 16 años.


El doble crimen de ayer ocurrió en inmediaciones de la escalera 14 del Fonavi de Rouillón y bulevar Seguí. Los vecinos relataron que los pibes estaban sentados, apoyados contra una pared, cuando dos muchachos que llegaron caminando los atacaron a balazos y luego huyeron corriendo. El fiscal Adrián Spelta, a cargo del caso, comisionó a la Brigada de Homicidios de la Agencia de Investigación Criminal (AIC) para que trabajara en el territorio recabando testimonios y relevando la existencia de cámaras de videovigilancia públicas o privadas.

Las muertes de Valentín Solís y Eric Galliz parecen ser una réplica del ataque del cual fueron víctimas Valentina L., de 15 años y Santiago M., de 14, la noche del miércoles cuando ambos estaban sentados sobre un cantero, frente a un comercio de bulevar Seguí al 5600, a escasos 150 de la comisaría 19ª y a otro tanto del Polideportivo Municipal Deliot. Un punto rojo en el mapa de la violencia por el control territorial para la venta de drogas.

Vecinos que hablaron con La Capital contaron que “el objetivo de los que tiraron era darle a alguien que sea de la familia, es de terror”, en referencia a que un hermano de Valentina “estaría” involucrado con la violencia callejera del barrio. Y en ese contexto una vecina recordó: “El feriado del lunes, alrededor de las 21, en el playón que está frente a la escuela Lola Mora le pegaron cinco balazos a un pibe de 15 años”. Siete semanas atrás, en ese mismo playón municipal bautizado como Del Encuentro, Laureano Lionel Pena, de 16 años, se topó con la muerte. Fue la noche del 12 de octubre y una de las versiones sobre las que trabaja el fiscal Gatón Ávila es que quien mató al adolescente antes le preguntó: “¿Vos vendés?”. Tras la respuesta afirmativa de Laureano, le gatilló al menos tres veces.

En la misma zona, en Sanguinetti y Espinillo, la noche del 20 de abril de 2021 fue ejecutado a balazos por dos hombres en moto Brian Calegari, de 28 años, sobrino de una transera detenida el 2 de agosto pasado y sindicado como vendedor de drogas al menudeo. Mientras velaban al muchacho, la cochería donde se había reunido su familia fue atacada a balazos. Por ese crimen los fiscales Georgina Pairola y Alejandro Ferlazzo acusaron a Franco G., de 27 años, quien cayó preso tras ser herido de ocho balazos el 13 de septiembre de 2021, y cumple prisión preventiva por el plazo de ley. Dos pibes heridos

Con ese telón de fondo, el miércoles a las 21 Valentina L. y Santiago M. fueron atacados a tiros mientras con unos amigos jugaban a las cartas en el cantero que hay a metros de un maxiquiosco y tienda de ropas ubicado en bulevar Seguí al 5600. Nadie alcanzó a reaccionar cuando desde la mano de enfrente de la avenida al menos dos jóvenes en una moto empezaron a disparar con una pistola calibre 9 milímetros. Los adolescentes quedaron a merced de una docena de disparos y perdigonadas de escopeta. Un vecino los cargó en su auto y los trasladó al Hospital de Emergencias. No hubo más lastimados o víctimas fatales sólo por fortuna. Varios disparos impactaron en negocios y en paredes de una zona que continuaba transitada a pesar del feriado.

Valentina recibió un disparo que le atravesó la cara a la altura del paladar y le ocasionó una herida de gravedad por la cual tuvo que ser operada de urgencia. La mañana de ayer el director del Heca, Jorge Bittar, explicó que la chica también había recibido un balazo en la pierna izquierda y que quedó internada en terapia intensiva con asistencia respiratoria mecánica. El chico, en tanto, recibió perdigonadas en ambas piernas y ayer recibió el alta. En el vecindario coincidieron en que esta segunda mitad del año se registraron en la zona varios hechos violentos. Los casos más resonantes fueron los asesinatos de Laureano Lionel Pena y el de Tomás Guarda, de 22 años, el 9 de noviembre. Ambos eran vecinos del barrio y fueron baleados cerca de sus casas. Otro pibe sobrevivió a un ataque a tiros el lunes pasado: se llama Yair R., tiene 20 años y recibió cinco balazos en Rouillón y Biselli, a metros de Seguí.

Los Calegari Antes de estos episodios hay un hecho que podría aparecer como el detonante de un conflicto que se intensificó provocando esta seguidilla de hechos violentos. Fue el arresto de Sandra Calegari, una mujer de 52 años investigada por lavado de dinero, venta de drogas y ligada a Pablo Caminos, un hampón que responde al líder de Los Monos, Ariel Máximo “Guille” Cantero. Su detención fue en el marco de la investigación por el homicidio de Ariana Anahí Lucero, una chica de 20 años asesinada a balazos el 16 de mayo en su casa de Campbell al 3000.

El 2 de agosto personal de la Brigada de Homicidios de la AIC allanó cuatro viviendas en los monoblocks de Rouillón y Seguí en búsqueda de sospechosos del crimen de Lucero. La hipótesis que manejan los investigadores era que la joven había sido asesinada como venganza por el crimen de Brian Calegari, sobrino de Sandra. El resultado de esa búsqueda fue negativo. El principal sospechoso del crimen de Ariana se mantiene prófugo.

Pero en uno de los domicilios allanados, una casa desocupada de Juan XXIII entre Aguzzi y Rouillón, la policía secuestró dos balanzas de precisión, 2,5 kilos de cocaína en ladrillos y 17 vainas calibre 380. Calegari quedó detenida por ser, según la fiscalía, quien estaba a cargo de ese lugar. Junto a ella fue presa una muchacha de 19 años que contó a los pesquisas que Sandra, su tía, la obligaba a vender drogas. En ese marco el fiscal Ávila imputó a Calegari la privación de la libertad coactiva en concurso real con coacción por haber sometido a la joven al menos desde el 15 de julio de 2022. Pero no fue la única acusación sobre Sandra Calegari. En septiembre fue imputada por el doble crimen de Estefanía y Marianela Gorosito, de 25 y 28 años, secuestradas y asesinadas a tiros en un descampado de Pérez en julio pasado. Cuando allanaron a Calegari le secuestraron documentación de uno de los autos usados en el doble crimen y además, según la hipótesis del caso, estuvo en la escena del hecho junto a otra mujer: Melisa Samanta Negro, pareja de Pablo Caminos, con quien se presume que las víctimas tenían una deuda por la venta de drogas.

El fiscal Patricio Saldutti imputó a ambas como coautoras de homicidio doblemente calificado por haber sido planeado entre más de dos personas y críminis causa, es decir cometido para ocultar otro delito, además de robo calificado y la portación ilegal de arma de guerra calibre 9 milímetros. Por el hecho ya habían sido acusados dos jóvenes bajo la misma figura penal además de calificado por la figura de femicidio.

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