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Barrio Toba: una deuda por drogas, posible móvil de un homicidio a sangre fría.

  • Foto del escritor: Charles Gutierré
    Charles Gutierré
  • 18 nov 2020
  • 4 Min. de lectura

Rafael Maidana fue perseguido y ejecutado a balazos ante una veintena de vecinos. Nadie lo ayudó.

La víctima fue perseguida hasta el pasillo en el que se convierte la calle Pámalo y allí fue ejecutada. Domingo 15 de Noviembre de 2020 Por segunda vez en cuatro semanas un violento homicidio enlutó al barrio Toba de la zona sudoeste. Rafael Maidana, de 32 años y chaqueño de Castelli, fue ejecutado a sangre fría el viernes pasadas las 20 en Pámalo y Maradona. Los vecinos indicaron que fue perseguido en una moto tipo 110 negra a lo largo de 100 metros. Y que luego de herirlo en una pierna lo remataron en el piso. Algunos residentes apuntaron al apodado “Tuki”, soldadito de un transero, como el autor de la ejecución pública. ¿El motivo? Una aparente deuda que Maidana, adicto, mantenía con el transa según explicaron los vecinos.


Desde hace unos dos años los barrios al oeste de Felipe Moré y al sur de bulevar Seguí se incorporaron de lleno al manto de violencia callejera que azota a la ciudad. Uno es el barrio Toba, donde cuatro semanas atrás los hermanos Ulises y Norberto Fabián González fueron víctimas de un bestial enfrentamiento a machetazos, cuchillazos y golpes en inmediaciones de Qom y Maradona. Norberto, de 23 años, murió en el lugar, y Ulises, de 15, fue ferozmente herido pero sobrevivió. Los vecinos Brian V., Miguel M. y Luis B. fueron imputados como coautores de un homicidio simple y otro en tentativa.


Qom, mocovíes y criollos “El problema acá es la droga, señor. Esto va a empeorar cuando pase la cuarentena. La droga potenció muchas miserias del barrio. Acá no sólo viven tobas Qom, también hay Mocovies y criollos. Hay muchas peleas que vienen de cuando se creó el barrio en la década del 90 y los que entonces eran pibitos hoy son padres. Y no son capaces de hablar con sus hijos para que paren esas broncas absurdas. Hoy los hijos siguen los malos hábitos de sus padres. Eso más las drogas, hacen que el barrio sea una bomba de tiempo”, explicó una vecina sobre el diario vivir en la pobrísima barriada del sudoeste rosarino.

Rafael era uno de siete hermanos (dos varones y cinco mujeres) que llegaron a Rosario desde Castelli, una ciudad de 48 mil habitantes ubicada en el departamento General Güemes, en el ingreso al Impenetrable monte chaqueño. El fuerte de la familia reside hoy sobre calle 1819, a unos 200 metros del lugar donde el hombre de 32 años fue ultimado con tres balazos calibre 380.

Rafael Maidana era chaqueño de Castelli y tenía 32 años. Su familia vive en el barrio Toba de la zona sudoeste. De los testimonios de vecinos se estableció que el viernes sobre las 20 Maidana estaba en Pámalo (ex calle 1830, prolongación de Cullen) y Maradona, en la esquina de una cancha de fútbol de once que se levanta allí. Fue entonces que dos hombres en moto comenzaron a correrlo, el acompañante arma en mano, ante una veintena de vecinos que escuchaban música fuerte sentados en las puertas de su casas. Algunos comentaron que existió un cruce de palabras entre Maidana y “Tuki”, soldado de uno de los transeros del barrio.

En el cruce de Pámalo y Maradona el motociclista disparó contra Maidana y lo impactó en el tobillo. Como pudo, el herido llegó hasta Pámalo donde la calle se convierte en pasillo. Los motociclistas lo siguieron. Rafael llegó hasta una casa de rejas, lindera a un quiosco frente a un templo evangélico, donde pidió ayuda. Nadie lo socorrió. En esa vivienda ayer sus moradores dijeron desconocer qué había pasado. “Acá no pasó nada”, indicó uno de ellos.

"Ahí vuelven, ahí vuelven" En cuestión de segundos, mientras Maidana se retorcía por el dolor en su pierna, algunos vecinos comenzaron a gritar: “Ahí vuelven. Ahí vuelven”. Y efectivamente la moto negra volvió a aparecer. Y como si se tratara de una corrida de toros, rodearon a la víctima para completar su faena con dos disparos por la espalda.

Maidana cayó muerto a pocos metros de la casa de rejas. A unos 70 metros, su madre que hacía compras de última hora observó toda la escena.

Fueron varios los vecinos de la cuadra que relataron de manera coincidente lo sucedido, a excepción de los residentes de la vivienda en cuya vereda cayó muerto Maidana. La escena del crimen quedó ubicada a unos 300 metros de la escuela bilingüe Nº 1333 “Nueva Esperanza” y el playón deportivo municipal en el que supo haber un destacamento de chapa; y a 200 metros de los Centros de Salud Comunidad Toba y Libertad.

Los familiares de Rafael Maidana estaban deshechos. Impactados y acongojados. “No sabemos muy bien cómo pasaron las cosas. Rafael tenía problemas de adicción pero nunca vendió drogas. Ahora estaba sin trabajo pero se las rebuscaba haciendo changas como albañil. Lo mataron mal. Hubo mucha gente que vio como fueron las cosas”, explicaron. Buena parte de los vecinos en las inmediaciones de la residencia de Maidana coincidieron en la semblanza que hicieron los familiares del hombre asesinado.

“Le gustaba tomar. Le gustaba la joda. Pero no estaba metido en la transa de la droga, los soldaditos y toda esa crema”, comentó una vecina. El apodo que sobrevoló a todos los relatos fue el de “Tuki”.

El medico forense que revisó el cuerpo de Maidana constató que había sido impactado dos veces en la espalda y una en el tobillo. En la escena se encontró una vaina calibre 380. El caso quedó en manos de la fiscal de Homicidios Marisol Fabbro, quien comisionó a efectivos de la Agencia de Investigación Criminal (AIC) para que trabajaran en territorio.

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