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Apresaron en Misiones al autor de un femicidio que conmociona a Granadero Baigorria

  • Foto del escritor: Charles Gutierré
    Charles Gutierré
  • 12 may 2022
  • 7 Min. de lectura

Gregorio Brítez, de 52 años, fue detenido cuando intentaba escapar a Paraguay. Lo acusan de matar a puñaladas y enterrar a su esposa Nora Escobar.

El cuerpo de Nora Escobar apareció tras 19 días enterrado en el fondo de la casa en la que vivía con Gregorio Britez.


Los vecinos de Liniers entre Catriel y Painé, en barrio Martín Fierro de Granadero Baigorria, no sabían mucho de la vida de Nora Escobar y Gregorio Brítez pero sí recordaban sus discusiones en el contexto de violencia de género. “Ella era a quien más se le escuchaban los gritos. «Callate, que vos sin mí te cagarías de hambre»”, recordó uno de los vecinos de la cuadra de una de las últimas discusiones. Luego de 19 días desaparecida, la noche del martes la mujer fue hallada muerta por los perros rastreadores de la policía rosarina enterrada en una especie de cimiento, tapado con una loza de cemento sobre el que Brítez había colocado una pileta de lona.


La fiscal Marisol Fabbro explicó que la mujer fue asesinada con arma blanca presumiblemente la noche del 22 de abril pasado, cuando su celular se apagó. La tarde de este miércoles personal de Gendarmería detuvo a Brítez, de 52 años y apodado “Yoyo” o “Paraguayo”, en la oficina de Migraciones del Paso internacional Posadas–Encarnación, en la provincia de Misiones. Según el colectivo Mumalá fue el segundo femicidio en Rosario y el séptimo en la provincia en lo que va del año.

Sin competencia Nora Laura Escobar tenía 43 años, trabajaba en una casa de familia y era adicta al running. Uno de los últimos actos de su vida fue ir a recoger el kit de competencia el viernes 22 de abril, 48 horas antes de una carrera de 15 kilómetros en Puerto Norte. Pero no llegó a competir. Gregorio Ramón Brítez tiene 52 años e hijos de un matrimonio anterior. Quienes lo conocen contaron que supo ser colectivero pero por estos vivía de changas como albañil. También contaron que las denuncias de malos tratos que le hizo Escobar no eran las primeras en sus anotaciones judiciales. Días después de esa carrera que Nora no corrió, sus empleadores se comunicaron con Karen, su única hija, y le expresaron su preocupación porque ella no había ido a trabajar. Entonces la joven comenzó a llamar al celular de su madre, que estaba apagado. Sin dudar fue a la casa donde vivía con Gregorio y éste le manifestó que se habían separado hacía tres meses. Karen preguntó entre los vecinos, quienes le dijeron que hasta la semana del 22 de abril habían visto a la mujer allí.

La investigación de Karen Así comenzó para Karen un peregrinar en el que comenzó a pedir por su madre en las redes sociales y a investigar en la calle junto a mujeres de la Subsecretaria de Género y Diversidad de la Municipalidad de Granadero Baigorria. Así el jueves 5 de mayo pasado Karen realizó una denuncia por averiguación de paradero en un centro territorial que, según expresaron integrantes de colectivos contra la violencia machista, fue tomada por el fiscal Lucas Altare.

Según contó Patricia Martino, de la subsecretaria de Género de Baigorria, Karen tomó contacto con repartición el día después de la denuncia. Con el área de Paradero de la Agencia de Investigación Criminal (AIC) trabajando el causa cayó en manos del fiscal Damián Cimino.

Gregorio Britez fue detenido en la oficina de Migraciones del Paso internacional Posadas–Encarnación, en la provincia de Misiones. Con la desesperación a flor de piel, Karen comenzó a pedir y rogar por redes sociales en busca de información sobre su madre. Incluso llegó a hackear el perfil de Facebook de Escobar para buscar información. En el mientras tanto, el viernes pasado por la tarde una comisión de la Fiscalía de Paradero se presentó en la casa de calle Liniers y se entrevistó con Brítez. El hombre les contó que la relación con Escobar había terminado en octubre y que ella se había marchado. Esas declaraciones contrastaban con los dichos de los vecinos que aseguraban haber visto a la mujer hasta el viernes 22 de abril.

Entonces se realizó un allanamiento ordenado por el fiscal Cimino en la vivienda en la que la pareja convivió al menos durante un año y medio. Los policías vieron una loza de cemento reciente sobre la que había una pileta de lona. Quitaron la pileta, rompieron parcialmente la losa y la sometieron al olfato de un perro rastreador. El resultado fue negativo. “Lo que me informó el jefe de la sección Perros de la policía es que el perro que llevó no podía olfatear sobre cemento”, explicó el miércoles la fiscal Fabbro en rueda de prensa.

La policía le tomó una declaración testimonial a Brítez y éste se quedó en su casa. Los vecinos del barrio aseguran que al menos hasta el sábado a última hora lo habían visto allí. Luego solo las luces encendidas.

La noche del lunes Karen y sus amigos hicieron una marcha en Baigorria pidiendo que la Justicia buscara a Nora. El martes, tras una reunión en el Centro de Justicia Penal, el expediente pasó de Cimino a la fiscal Fabbro, quien ordenó nuevas medidas. Entre ellas, un nuevo allanamiento en la casa. Anoticiada que los perros no olfatean sobre cemento, solicitó la colaboración de efectivos de Bomberos Zapadores quienes destruyeron la losa sobre la que se apoyaba la pileta de lona. El espacio de tierra al descubierto fue sometido al olfato del perro rastreador. Así encontraron a Nora. Luego de asesinar a Escobar, Brítez cavó un pozo a manera de cimiento de unos 50 o 60 centímetros de profundidad. Colocó el cuerpo en el pozo y lo cubrió con una losa de cemento. Y sobre ella puso una pileta de lona. A la vista era un patio ideal para pasar el último tramo del verano. La fiscal Fabbro, en rueda de prensa, precisó que Escobar había sido asesinada con un arma blanca, aunque era imposible determinar cantidad de puntazos hasta que no se lleve adelante la autopsia que se realizará bajo el protocolo de femicidio.

Tras asesinar a Escobar, Britez cavó un pozo en la que la enterró y le construyó una loza de cemento sobre el que colocó una pileta. La fiscal también contó que en toda la vivienda, una modesta casilla con techo de chapa, se roció el reactivo químico de Luminol, sustancia utilizada para detectar rastros de sangre aun cuando hubieran sido limpiados. “Todos los ambientes de la vivienda dieron resultado positivo”, indicó Fabbro. Cuando los efectivos de la AIC llegaron el martes para realizar el segundo allanamiento en la finca se encontraron con todas las puertas trabadas por dentro, la televisión de la habitación encendida pero Brítez no estaba.

Previo a la detención de Britez, la fiscal Fabbro ordenó la captura de un hombre, amigo de toda la vida del principal acusado. Al mismo tiempo que se realizó el allanamiento de Granadero Baigorria otro operativo se llevó adelante en La Cumbre al 1400 en barrio La Cerámica. Allí primero fue demorado, y luego detenido, Alberto Antonio L., de 58 años.

El hombre dijo conocer a Nora como “la mujer de mi amigo Gregorio”. Luego dijo que hacía varios meses que no veía a su amigo, lo cual contrastó con los dichos de vecinos que dijeron haberlo visto en la casa de Brítez luego de la desaparición de Escobar. Algo que con el correr de las horas admitió. Además el Renault 6 del hombre, un auto que fue descripto por los vecinos, fue sometido al Luminol dando resultado positivo. Por eso será imputado en los próximos días por el delito de encubrimiento agravado. Viviendo con el asesino

Liniers al 1700 es una cuadra extraña del barrio Martín Fierro donde los vecinos tienen poca comunicación entre ellos. “Mirá, acá todos los vecinos vivimos en nuestras casas y no andamos haciendo tertulia en la calle. Además esta familia era de estar siempre en su casa o no estaban. Lo que si recuerdo es que se escuchaban peleas a los gritos y ruidos de cosas que se rompían”, indicó una mujer.

“Por los ruidos que se escuchaban, peleaban bastante. Pero eran de esas parejas que se mataban adentro de la casa y cuando salían eran dos señores. Ella creo que trabajaba como empleaba como empleada doméstica y él changueaba como albañil o trabajos de pintura”, relató un residente de la cuadra.

Perros rastreadores de la policía rosarina encontraron el lugar donde había sido enterrado el cuerpo de Nora Escobar. Hace una semana que no se escuchaba más al perrito. El marido de Nora le dijo a mi yerno que la había tenido que regalar porque ladraba mucho”, explicó una doña de la cuadra. En principio había trascendido que Brítez no sólo había asesinado a Escobar sino también a su perro. Y que los había enterrado juntos. Esto fue desmentido por Karen, quien indicó que quiere recuperar el can.

Nora había denunciado a Brítez por violencia doméstica el marzo de 2021 y por eso la Justicia dictó una prohibición de acercamiento. Pero esta medida judicial fue administrada por la propietaria de la vivienda que habitaba la pareja, ya que la locadora determinó que en la casa alquilada debía pernoctar la persona que había firmado el contrato.

Como el firmante había sido Brítez, Escobar emigró a casa de su madre. A los meses esta situación se licuó, y Escobar y Britez volvieron a vivir bajo el mismo techo. “Se pelearon y se separaron un montón de veces. Ella armaba el bolso y se iba. Pero después volvía. Una relación tóxica por donde la mires”, comentó una joven de la cuadra.

“Todo lo que pasó es muy feo para nosotros también. Hay que pensar que durante más de dos semanas estuvimos viviendo en la cuadra con el cuerpo de una vecina enterrada y saludando todos los días a un asesino”, comentó una vecina. “Uno ve estas cosas en los noticieros —aportó otra— pero cuando te toca de cerca quedas envuelto en el horror y el desquicio que puede desatarse desde la mente humana”. Al cierre de esta edición, en Arenales y San Martín de Baigorria, se realizó una nueva marcha de la bronca por el homicidio de Nora Escobar.

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