Travesías Fotográficas a los Esteros del Iberá - Carlos Pellegrini
Una visita a los Esteros del Iberá, el humedal mas importante de Argentina. Un lugar donde los amantes de la naturaleza pueden disfrutar de la observación de vida silvestre como en pocos lugares se puede hacer. Pero ademas, es un lugar para aprender y admirar, que testimonia como el turismo bien manejado ayuda a conservar la biodiversidad.
Si bien los Esteros del Iberá están cubiertos por agua en gran parte, encontramos otros ambientes, que quizás uno nosospecha toparse, como frondosos montes, pastizales, palmares y sabanas de acacias.
Los montes son de tipo higrófilo (higro=humedad, filo= amante), constituidos por centenares de especies vegetales que convergen de ecoregiones vecinas (selva misionera, impenetrable chaqueño y espinal entrerriano). Especies como Ñangapiri o Pitanga, Anacahuita, Guayabo son las más comunes. En el estrato bajo encontramos plantas con magníficas flores: Caraguatá (rojo) y Jazmín paraguayo o Azucena (blanco y violeta). Sobre los arboles crecen a su vez otras plantas, que sin ser parásitos se benefician de su posición elevada al obtener más energía solar; entre ellas están las Bromelias (rojas y amarillas) que sirven de estanques aéreos naturales donde los animales se refugian y obtienen agua de lluvia, cactus, barbas de monte y Orquídeas (blanca y la Patito amarilla).
Sobre el techo del monte están los gigantescos Lapachos, Timbos y Guayaibís; además de palmeras Pindó y Caranday, lamentablemente muchos ejemplares de gran tamaño ha sido talados por su madera, antes de ser un área protegida.
A su vez los montes están rodeados por pastizales, esteros y bañados. En el pastizal predomina la vegetación mas bien de tipo xerófila (xero: seco, filo: amante) como paja colorada, espartillo y espinillos. Si bien su apariencia es a simple vista más pobre que el monte, su fauna es muy rica: zorros, ciervos (del pantano y guazuncho), carpinchos y una importante cantidad de aves, sobresaliendo las rapaces.El bosque está poblado por cientos de aves, y debemos afinar muy bien la vista para localizarlas, es primordial el uso del resto de los sentidos, olfato y sobre todo el oído: con detenernos un momento en silencio, no tardaremos mucho en ubicarlos.
Cantos y colores llaman por igual la atención. Hay casi 10 especies de carpinteros, desde el gran carpintero lomo blanco (de unos 30 cm) hasta el diminuto carpinterito común (de sólo 8 cm); especial mención para fruteros, tangarás y cardenales por sus brillantes colores que resaltan entre el verde de la vegetación. El canto rico y variado de boyeros hace eco en el medio del monteAdemás de las manadas de carpinchos; las corzuelas pardas patrullan los bordes, principalmente en las primeras y últimas horas del día, algunas veces acompañadas de su crias.
Sin lugar a dudas los protagonistas del monte son los monos. En esta región tenemos la especie caraya o aullador negro. Su nombre se debe a los fuertes aullidos que hacen para marcar territorio, escuchándose a varios kilómetros de distancia. Es fundamental la ayuda del guía baquiano, quien desde su experiencia en este tipo de ambiente le explicara las características del monte, los árboles más importantes, los usos medicinales de las plantas, leyendas que reinaron y siguen vigentes; y por sobre todo, encontrar animales quienes se mimetizan con gran delicadeza entre la vegetación.
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