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Foto del escritorCharles Gutierré

Patricios, el pueblo que reclama una ruta desde hace 34 años

Por la incomunicación a que se ve sometido, su población se redujo casi hasta desaparecer.


Los vecinos de Patricios reclamaron que les asfalten los 6,64 kilómetros del camino principal que conecta ese pueblo con la ruta N° 5. Foto: Santiago Hafford

LA PLATA.- ¿Cuánto valen 6,64 kilómetros de asfalto? Para los pobladores de Patricios, un pequeño pueblo situado en el centro de la provincia de Buenos Aires, a 256 kilómetros de la Capital, mucho. Esos 6,64 kilómetros, los del acceso que los conecta con el resto de la provincia, son el eje de una lucha que ya lleva 34 años. Para ellos, el asfalto es la diferencia entre el desarrollo y el olvido.

Muchos vecinos del pueblo, que comenzó a languidecer cuando el tren dejó de pasar por allí, creen que un acceso rápido desde la ruta nacional 5, que no se convierta en una barrera infranqueable cada vez que llueve, permitiría detener el éxodo que redujo la población de Patricios a sólo una décima parte de lo que era en un par de décadas. Que fomentaría la instalación de fábricas y negocios que reemplacen a los que desaparecieron. Y por eso, desde 1972, reclaman que el Estado bonaerense asfalte el viejo camino municipal, hasta ahora sin éxito.


"Está un poco desolado el pueblo, da lástima verlo", dice Raúl Alberca, ex maquinista y encargado del museo ferroviario del lugar. "Quedamos los jubilados nomás; la mayoría de las casas están vacías."

Con 85 años, Alberca no sólo recuerda los tiempos de gloria de Patricios, sino también el derrotero que fue siguiendo el reclamo del asfalto, iniciado el 16 de noviembre de 1972 ante la Dirección de Vialidad provincial. Los propietarios de los campos lindantes con el viejo camino cedieron parte de sus terrenos para hacer espacio a la nueva arteria; se corrieron los alambrados, se emplazaron nuevas tranqueras, se convenció a los remisos. Finalmente, todo quedó listo para la obra. Pero nunca llegó.


Para colmo, entre 1977 y 1979 se levantaron los ramales ferroviarios que atravesaban la zona y la estación, junto con los talleres donde se reparaban y ponían a punto los trenes. Entonces comenzó el éxodo. "No tenemos suerte nosotros: nos levantaron el ferrocarril sin hacer el acceso", se lamenta Alberca, que no cree llegar a ver el camino asfaltado en lo que le queda de vida.


Patricios llegó a tener más de 7000 habitantes, según su actual intendente, el radical Walter Batistella. Pero hoy sólo quedan unos 700. La mayoría es gente mayor que recuerda los tiempos en que el ferrocarril llevaba vida y actividad al pueblo. Los jóvenes, en cambio, se van en cuanto pueden a las ciudades cercanas o a la gran capital, para estudiar o trabajar en ámbitos ajenos a los oficios y a las tareas rurales.


La pelea por revitalizar el pueblo es sostenida por la sociedad de fomento local y por el grupo de teatro Patricios Unido de Pie, creado por la pediatra Mabel Hayes y por la profesora Alejandra Arosteguy. De él participan unas 50 personas, es decir que buena parte del pueblo se relaciona con el proyecto. Montan una obra llamada Nuestros recuerdos, escrita "un poco entre todos", dice Hayes. Y Guillermo Menéndez, quien presidió la comisión vecinal allá por 1972, concluye: "El asfalto traería progreso, porque hay gente que se quiere venir acá desde los grandes centros poblados". .

Por Sebastián Lalaurette Enviado especial

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