PARAJE LA PAZ, LA CAPITAL DE LOS ALMACENES DE CAMPO
Hace cuatro años atrás, todo nació de una idea. Recuperar un cine rural, el único del país, y revalorizar los almacenes de ramos generales y comedores de campo del Paraje La Paz en el Distriro de Roque Pérez. El concepto fue “Vení a La Paz, vení a la tranquilidad”, el proyecto resultó y pasado este tiempo existe aquí el único corredor de estos espacios criollos de la provincia de Buenos Aires.
Roque Pérez está en el centro de la provincia, por la entrada del pueblo pasa la ruta 205, que cruza, unida a la 65 todo el mapa de la pampa bonaerense. Es una tierra castigada por el agua del impiadoso Río Salado. El pasado del Distrito es rico en sucesos históricos. Por aquí, en una rancho en las afueras de la localidad cabecera, nació Perón. Su infancia la pasó acá. Los caminos rurales cruzan una pampa algo arenosa, el polvo se levanta cuando algún catango o un pingo cruzan este pago. El paisaje es el típico de la llanura pampeana. Un puñado de pueblos salpican la realidad cartográfica de Roque Pérez, en cada uno de ellos hay una pulpería o almacén de ramos generales. Y todos ellos han sido recuperados.
El Paraje La Paz se divide en dos, La Paz Grande y La Paz Chica. Una pulpería fue el primer mojón de civilización que tuvo el lugar. Aún en pie, la vieja pulpería La Paz, fue habilitada por el propio Juan Manuel de Rosas en 1832. El documento aún existe al igual que inmortal pulpería. Ya más temprano en el tiempo, en 1859 comenzaron a llegar los primeros inmigrantes italianos e irlandeses al paraje, y de esa época es el Almacén de Ramos Generales La Paz, que no ha cerrado desde entonces y es atendido por Mabel, quien a sus 92 años es una decana en el mundo de las pulperías. Comenzó a estar del otro del mostrador a los trece, toda su vida la pasó entre estanterías, y mirando el errante horizonte.
Don Pedro Coltrinari fue un italiano que llegó de Ancona más o menos en la segunda mitad del siglo XIX, vino sin nada, sólo con ganas de trabajar, cosa que hizo y amasó una fortuna, las tierras de los dos parajes fueron de él. Regresó a Italia y trajo a su novia y a todos los nacidos en Ancona que llegaban al puerto de Buenos Aires les ofrecía tierras aquí. Hizo de este lugar una Italia pampeana. Fue de él la idea de hacer un cine en plena llanura. El Cine Club Colón, según el mito rural, fue hecho por un solo obrero, tano también, fue inaugurado en 1932. Además de pasar películas, hubo teatro, música y una cantina, entonces fue cine y fue club: es el cine club Colón.
Toda esta tradición fue la que José Belossi y Alejandra Tagliafico decidieron recuperar al crear el grupo “Vení a La Paz”. No estuvieron solos, contaron con el apoyo del municipio, desde el año 2011 el Intendente Juan Carlos Gasparini se propuso darle a los pueblos la misma importancia que la ciudad cabecera, así es que desde aquel año, los parajes y pequeñas localidades recibieron ayuda y atención. Aquí se construyó desde lo pequeño hacia arriba. La idea de hacer de La Paz un corredor con almacenes y comedores de campo, fue muy bien recibida. La recuperación estaba acompañada de una propuesta gastronómica que rescatara los sabores perdidos.
Después de treinta años de estar cerrado, la cooperadora de la Escuela 19, junto a los vecinos de La Paz, la comunidad de Roque Pérez y la gestión de Graciana Uruslepo se logró reabrir el cine club Colón, con él se confirmó la idea de la revalorización y pronto abrieron el restaurante de campo “René”, y “La Estafeta”, la lista se completa con el viejo almacén “La Paz”, “La Paz Chica”, la cantina del Cine Club Colón y el almacén “San Francisco” Este corredor brilló el último 6 de enero cuando se hizo la quinta edición de “La Noche de los Almacenes”, donde transitaron alrededor de 20.000 personas los caminos rurales para visitar quince pulperías y almacenes de todo el Distrito. Esa noche el Paraje La Paz fue la capital de este evento único en el país.
Vuelta a la ceremonia del aperitivo, disfrutar de un vermut de campo con una picada típica, probar platos hechos con productos del territorio, carnes al asador hechas con tiempo y servidas en su punto gusto. En La Paz, apuestan a recuperar el disfrute de la tranquilidad en las mesas de los almacenes y comedores donde la identidad rural conserva su pureza.
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