Los collas
Origen
Si bien el origen de los collas es desconocido, se tienen noticias de su existencia al menos desde fines del siglo XII, en el ocaso del Imperio Tiahuanaco, en torno al lago Titicaca, en Bolivia. En el siglo XV el territorio ocupado por los collas habría sido invadido por el Imperio inca, lo cual habría generado una revuelta que habría finalizado con la incorporación de los collas como soldados en la expansión al sur, y a su vez como trabajadores en los nuevos territorios conquistados, particularmente al actual noroeste argentino. En la actualidad, los collas se reconocen como descendientes directos de esa migración forzosa.[1]
En general, los collas provienen de varios grupos étnicos originarios. A la población de origen omaguaca, "diaguita" y atacameña, los incas les sumaron grupos de mitimaes principalmente chichas que dieron comienzo al mestizaje que continuó con las encomiendas y traslados poblacionales que efectuaron los españoles.
A fines del siglo XIX, en tiempos de la Guerra del Pacífico, se produce una migración de collas desde el noroeste argentino (Tinogasta y Fiambalá), hacia el terriotorio de algunos valles cordilleranos chilenos de la Provincia de Atacama, la cual viene a sumarse a la existente desde tiempos precolombinos.
Ubicación
Los collas se ubican preferentemente en el noroeste argentino, en las provincias de Jujuy y Salta, y en el norte chico chileno, en la Región de Atacama, en quebradas cordilleranas de las provincias de Chañaral y Copiapó, entre las ciudades de Potrerillos, El Salvador, Diego de Almagro y Copiapó.
Los kollas habrían ingresado a Chile en dos períodos: primero, hacia la etapa final del imperio de Tiwanaku, en el siglo X; una segunda migración se produce desde el noroeste argentino y coincide con la Guerra del Pacífico, a fines del siglo XIX. Llegaron en su mayoría de Tinogasta y Fiambala, con un mayor ritmo migratorio entre 1880 y 1890.
En la actualidad, el territorio ocupado por este pueblo comprende la precordillera y Cordillera de los Andes, y parte del altiplano de las provincias de Chañaral y Copiapó en la III Región. Sus deslindes más importantes son: la Quebrada de la Encantada por el norte y el río Copiapó por el sur, área en la cual su hábitat trashumante se desplaza entre los 2.000 y 4.000 metros de altura. Características del paisaje: Poseen un paisaje árido y seco, con heladas en altura y lluvias estacionales .aprovechan la fertilidad de las tierras precordilleranas para cultivar legumbres. Su principal abastecimiento de agua es el rió Copiapó
En Chile, los primeros collas comenzaron a migrar desde el noroeste argentino y el sur de la puna atacameña. Se supone que lo hicieron en dos períodos, el primero fue en el siglo X hacia el final del Imperio de Tiwanaku. La segunda migración se produce a fines del siglo XIX, desde el noroeste argentino (Tinogasta y Fiambalá) en tiempos de la Guerra del Pacífico.
Constituyen comunidades cerradas, los matrimonios sólo se producen entre ellos.
Demografía
De acuerdo a los censos efectuados en Argentina (2004) y Chile (2002), la población de origen colla asciende aproximadamente a las 39.046 personas, la mayor parte de los cuales habita en territorio argentino. En el noroeste argentino, en las provincias de Salta y Jujuy, la población colla es de 30.019 personas, mientras que en la ciudad de Buenos Aires, incluyendo los 24 partidos del Gran Buenos Aires, la población coya es de 5.829 personas, dando un total de 35.848 personas pertenecientes a la etnia colla en la Republica Argentina. Por su parte en Chile, según el Censo 2002, existen 3.198 Kollas.
La Encuesta Complementaria de Pueblos Indígenas (ECPI) 2004-2005, complementaria del Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas 2001, dio como resultado que se reconocen y/o descienden en primera generación del pueblo kolla 53.106 personas en las provincias de Salta y Jujuy. De los cuales 33.299 residen en comunidades. En la Ciudad de Buenos Aires y los 24 partidos del Gran Buenos Aires se autorreconocieron 10.829 kollas. En todo el país se autorreconocieron 70.505 kollas, 33.629 viviendo en comunidades.
Idioma
Los collas argentinos y chilenos actualmente utilizan en general, como primera lengua al castellano, siendo menor el número de los hablantes quechua o aimara, hablados casi exclusivamente entre los emigrantes bolivianos. Muchos collas han emigrado al Gran Buenos Aires, así como a muchas otras ciudades.
Según el antropólogo Mario Rabey, aun cuando su lengua nativa ha sido en gran parte eliminada y muchos de sus restantes rasgos culturales transformados, han persistido los principales núcleos socioculturales tecnoeconómicos, ideológicos y, en menor medida, de organización social. Pero la integración de estos grupos en el interior de sistemas sociales mayores y más complejos se produjo desde tiempos relativamente tempranos, todavía anteriores a la conquista de su territorio por parte de los invasores españoles. En efecto, los territorios andinos del noroeste de Argentina habían sido uno de los objetivos de las últimas fases de expansión del Imperio Incaico, el Tawantinsuyo, del cual formaban parte a la llegada de los conquistadores españoles.
Cultura
A pesar de la aculturación sufrida debido a la acción colonizadora, aún practican algunos de sus rituales y mantienen otras formas culturales como la minga, antigua forma de cooperación; el serviñakuy o prueba de pareja y rituales vinculados al culto de la tierra: la Pachamama, señalada o marcación de animales, apachetas o descanso de viajeros, entierro y desentierro de pucllay o kacharpaya (carnaval), chaya y chayar (beber) y corpachada (dar de comer a la tierra); Tinkunakuy, topamientos o encuentros de compadrados, musiqueros, parcialidades o comunidades.
El vestido masculino era una especie de túnica corta, hasta las rodillas, y sin mangas, llamada ucu; tenía unas franjas que la decoraban en el pecho y en la cintura. Como prenda íntima , llevaban una especie de taparrabos.
Las mujeres usaban una vestimenta que envolvía su cuerpo desde las axilas hasta el tobillo, con una tela rectangular que sujetaban encima de los hombros y la que se ceñían a la cintura mediante una faja adornada, llamada chumbi. De calzado usaban las ojotas.
Sus instrumentos musicales tradicionales como quena, anata, siku, charango, erke y erkencho, y sus ritmos típicos han ingresado a formar parte de la música folklórica de Argentina, como por ejemplo: el Carnavalito.
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