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Foto del escritorCharles Gutierré

Las ciudades perdidas de la Argentina | EN EL CAMINO


Ahí, en la más cruda soledad de la ruta 40 argentina se encuentran las ruinas del Shincal de Quimivil, la ciudad más austral del imperio inca. Tantas ganas de ir a Machu Picchu sin saber que tenía uno en Catamarca. En esa plaza principal, hace 500 años, se reunían para los rituales del Inti Raymi, más de 15 mil personas. Hoy, cinco siglos después, éramos menos de diez curiosos.


Es que sin dudas, El Shincal debe ser el secreto mejor guardado de Argentina. ¿Cuántos saben que hay una ciudadela inca en el NOA? No muchos la conocen, ni los turistas extranjeros, ni siquiera nuestros mismos compatriotas.


El Shincal de Quimivil

El Shincal le debe su nombre al Shinqui, un pequeño árbol que era tan abundante en la zona, que mantuvo a las ruinas ocultas durante años hasta que fueron descubiertas por los arqueólogos. Funcionó entre 1470 y 1536 como el centro administrativo, religioso y político de la región sur del imperio, conectado con Cusco por medio de Qhapaq Ñan, el camino del inca. Desde la capital llegaban las noticias y directivas que se cumplían a rajatabla por gobiernos de curacas locales que respondían directamente al soberano.

En sus ruinas, aún se observa el estilo arquitectónico inconfundible de los incas y un diseño urbano muy similar al que tenía Cusco por aquellas épocas.


La ciudad está recostada sobre un valle, a los pies de la cordillera, donde se destaca la Aukaipata, la gran plaza intramuros. Está rodeada por cuatro pequeñas montañas, tan pequeñas que les construyeron una escalera hacia la cima. Cada una apunta a un punto cardinal. La del norte y la del sur, funcionaban como Atalaya o miradores para defensa. Las restantes estaban destinadas como lugares de divinidad.


La del Este era para Inti, el dios del sol y la del Oeste para Mama Quilla, la luna.

Las ciudades perdidas de la Argentina | EN EL CAMINO

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