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La Maestra y el Linyera: Una historia real

UNA HISTORIA REAL, A PURO CORAZÓN 

 !! FORTUNATO PARDO ¡! 

Mi Gran Maestro 

Por Claudia Sarazola.

Claudia y Fortunato: la docente y el croto. Una gran amistad


Una mañana muy fría de Junio de 2003 , iba con una compañera y mi hijito Sebastián de un año , camino a Espigas , bajamos para el camino de acceso y en la recta que une la ruta 226 y Espigas , venia caminando con unas ramas en la mano un viejito chiquitito, barba larga. Le dije a mi compañera:

 - ¡Pará! ¡!. - 

Paramos, me baje del auto y con actitud desafiante él, puso sus ramas como defensa. -


Hola (le dije), me llamo Claudia. Soy maestra, voy a trabajar -


Bajó las ramas y me saludó. Me indicó donde vivía.

Miré…. En esa terrible mañana de viento y frio en la cuneta, vi un fuego, unas lonas, un perro y un “mono”.


Seguimos camino, durante toda esa tarde les contamos a nuestros alumnos de nuestro nuevo amigo.


A las 17 Hs, emprendimos el regreso, casi sin mirarnos con mi compañera sabíamos lo que íbamos hacer. Recorrimos unos Km y ahí estaba, junto a “solito” su perro y todas sus cosas. Nos invitó un mate, y nos dio un bidón para que le traigamos agua. Ese fue el comienzo de muchos, días…. meses…. Años.


Todos los días le llevábamos la comida, una vez lo hacía Dani y otra yo. Llegó su cumpleaños y allí estuvimos, entre los pastos con una torta con velitas. Él se reía, al principio esquivo, después más resuelto….


Cada dos días recorría un “trecho “. Nuestro temor era que pasara el puente y ahí perderíamos contacto, entonces “arreglamos“ que hasta fin de año se quedaría abajo del puente.

Jaaaaa. Allí lo afeitamos, le cortamos el pelo.


Teníamos códigos, teníamos " lenguajes". Yo me bajaba del auto con la comida y si no lo encontraba en su " lugar ", gritaba: " Si hay algo que me enarbola aquí llego Claudia Sarazola "(cantando), y él me respondía: " Porque se enarbola llego "la" Claudia Sarazola ", y se mataba de la risa.


Una mañana de mucho viento y lluvia, encontramos sus cosas y una lona con cuatro piedras tipo estaca. Había llovido mucho toda la noche. Casi sin mirarnos y con lágrimas en los ojos…paramos. Yo gritaba nuestro canto, y no me contestaba. Ninguna de las dos nos animábamos a destapar esa lona. Creímos que estaba muerto.


Con nosotros iba un chico de 17 años que estudiaba en Espigas y lo mandamos a él a destaparlo. Para sorpresa y alegría, solo estaban sus pertenencias. Al galope de media rienda venia un hombre a avisarnos que “como había llovido mucho “ en la noche lo vino a buscar y lo tenía en el galpón de su campo ¡!!! RESPIRAMOS ¡!!!! 


Seguimos a nuestro trabajo y allí encomendamos a mi mamá que mientras trabajábamos ella preparara sopa, comprara fruta, armara un bidón con agua y pan. A las 17 hs. nos despedía con todo lo solicitado.

Llegamos y él ya estaba allí en su “casa “, lo abracé, le dimos las cosas y ese día juro que lo quise traer a casa.


En mi barrio todos conocían la historia…. El carnicero me daba carne, el almacenero verduras y así mi “misión“ era prepararle todos, todos los días la comida. Mi compa consiguió una olla que conservaba caliente y ahí poníamos las cosas.


Mi compa compraba leña para que no tenga que salir a juntar.

Generalmente demorábamos una hora de viaje, supuestamente a las 18 estábamos en nuestras casas.


Eso dejo de suceder, nuestro arribo era ahora a las 19 hs, porque nos tañábamos nuestro tiempo con él, donde cantábamos, charlábamos, mi hijo jugaba con solito (el perro) y no faltaban los mates, dulces muy dulces.

Solito: el fiel amigo de de Fortunato Pardo Conmigo tenía mucha onda. Me quería contar cosas porque yo le preguntaba. Algunas son estas:

Che pardo nunca te enamoraste ‘…… “si…. de una correntina que conocí a los 20 años. “

-¿Y? ...

Nooooooo ella quería tener hijos y a mí no me gusta desparramar mi sangre por todos lados “

¿Y porque sos caminante? ¿Desde cuándo?

Desde muchacho…. Yo soy de 25 de mayo y mi padre nos hacía ir a la iglesia. Le pegaba a la vieja y yo me fui….Salí a caminar y todavía sigo.

¿Nunca trabajaste?

Sí, mucho, hasta con los indios palie.


Otras veces charlamos de amistad.

Otro día que lo encontré recién bañado, le dije “amigo te pusiste de pinta “(se rió). ¿Dónde te lavaste? Ahí…. Señalando un charco grande de cuneta con agua recién llovida.

¡Qué lindo pullover tenés!!…… Me gusta mucho.

A las 17 Hs cuando volvía, tenía el pullover en una bolsita y me dijo: -tómalo si tanto te gusta, te lo regalo -..


Mi amiga pidió licencia y yo viajaba sola con Sebas. Paré y le digo - Uhh, estoy complicada hoy Pardito, mi mamá viajo y no sé con quién quedará mi nene mientras yo trabaje -.

Sin pensar un minuto me dijo: - Déjalo acá, yo lo cuido y a la tarde lo buscás-

Estaba frente a un verdadero amigo.

No lo dejé porque supuse que lloraría, pero dudé un instante.


Llegó diciembre y no quería dejarlo. Pero terminaban las clases.


En marzo de 2004, me fui a vivir a Espigas con mi familia, un sábado le pedí a mi esposo que me lleve a recorrer las calles entre Espigas y la estancia “El perejil”, (ese era su destino). Salimos con mi nene, un armamento de leña y comida. Buscamos, re buscamos y por ahí vimos una señora que cerraba una tranquera. Me bajé y le dije: -“Sra. usted no ha visto por aquí un hombre chiquitito, de barba con un perrito “


- ¿El croto?, me dice.

 Si, si.

 -Ah sí, está a unos 1000 metros de acá, en la cuneta. ¿Ud. es la MAESTRA? .

 Yo casi me muero. - Si, si señora. ¿Le habló de mí?

-¡Si vive hablando de usted!!...Me mostro una foto suya por eso la reconocí. Creo que ni me despedí de ella. Subí a mi camioneta casi sin respirar


Llegué y solo vi a Solito.

Empecé a gritar y a cantar como LOCA y muerto de risa venia él.

Fue una hermosa tarde de mates, risas y mucha alegría. Pero me tenía que ir. Si bien mi familia me bancaba, no sentían lo mismo o con las mismas ganas.

Fortunato, Claudia y Sebastián durante una mateada.


En 2005 me vine a Olavarría a vivir. Siempre buscaba información de él y me enteré que estaba viviendo en una casa del ferrocarril abandonada llegando a Recalde. Por supuesto que convencí a mi marido y un domingo de mucha lluvia partí a verlo.


Llegamos con nuestro armamento, comida, leña, agua, torta, yerba…… Grité y canté. Y detrás de unos árboles donde estaba escondida, pude escucharlo:

 “¡Llegó la Claudia Sarazola!. Casi me muero.


Pasamos una hermosa tarde. Charlamos, nos reímos, disfrutamos la vida A los 15 días, me llamó un hombre por teléfono al que le dijeron que yo era la maestra “amiga del Croto” y me dijo:

-Señora, murió Pardo. Encontramos en sus cosas una foto suya -.

No lo podía creer. Fue una noche de muchas lágrimas y recuerdos.

Adoré a Pardo. Fue un maestro para Mí...


 (Fotos y relato pertenecen a Claudia Sarazola)


UNA CANCION

Recuerdo que en mi niñez, e inclusive en mi juventud, existió un boliche cerca de mi casa. Un pequeño bar donde la gente se reunía a tomar alguna copa, jugar a las cartas o a debatir sobre política y fútbol. En ese sitio, siempre en el mismo lugar, en una mesita arrimada a una esquina donde solo cabía una persona, se acurrucaba a beber un señor de quien nunca escuche su nombre. Sabía que se trataba de un croto, linyera o limosnero, porque vivía errante hasta la media tarde, cuando llegaba en silencio y bebía hasta emborracharse de la misma forma. Jamás lo escuche emitir alguna palabra, propasarse o ser irrespetuoso. Solo era, como muchos otros, aficcionado al alcohol, o borracho, como le dice Eduardo Schmale en esta bonita canción.


Pueblos de mi Argentina:

Me pareció que esta conmovedora historia debía también publicarse en las páginas de mi Web. Por supuesto sin dejar de mostrar la fuente que lo editara primeramente.

Tuve la oportunidad de criarme en un barrio humilde alrededor de la Estación Sorrento del Belgrano Cárgas de la ciudad de Rosario. 


No se olvida mi infancia ni aquel portal barrial poblado de "Crotos y Linyeras": "Cuando un linyera se apeaba de un tren de carga lo hacía generalmente en las proximidades de las estaciones ferroviarias de campaña, allí donde la población era escasa. De inmediato buscaba con la vista donde se hallaba el embarcadero de hacienda. Allí o en la cabecera de uno de los galpones ferroviarios acamparía.


Con la primera ubicación buscaban la proximidad del agua. Con la segunda, reparo de los vientos. Elegido el lugar, con ramas, bosta seca de vaca, cardo o cualquier yuyo capaz de arder, iniciaba el primer fuego. Junto a la hoguera, clavaba el fierrito asador y colgaba de su extremo doblado, la pava o una lata con agua para tomar sus primeros mates. Ese sitio fundado y nucleado por las llamas sería su " ranchada".


Mi aporte sobre "Crotos y Linyeras":

delacalle.juan62@gmail.com

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