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En el Camino (02/02/2018) - Estancias con historias
Alojarse en una estancia siempre implica acercarse a una porción de historia familiar con aroma a campo, anécdotas sobre la vida de los pioneros, sobremesas a la sombra del viejo alcanfor o la magnolia, que tardaron décadas en tener ese porte que hoy cobija a los viajeros. Los anfitriones suelen ser herederos de una tradición de larga data, que comparten con sus pasajeros con generosidad. Si la propiedad tiene un casco de estirpe, como los de esta nota, la experiencia se ve reforzada y un fin de semana allí suele redundar en satisfacción y desenchufe: es un viaje en el tiempo, con descanso garantizado.
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