Lo que llamamos Gran Chaco, es una vasta llanura que se extiende desde el río Salado, por el sur; la cordillera de los Andes por el oeste; la meseta del Mato Grosso, por el norte y los ríos Paraná y Paraguay, por el este. Es decir que ocupa parte de los territorios de Argentina, Bolivia y Paraguay. Encontramos bosques en las zonas próximas a los ríos, grandes estepas con montes achaparrados y zonas desérticas. La ocupación del territorio por el hombre blanco ha constituido un factor fundamental en la desertización de vastas zonas. La pérdida de sus tierras ancestrales por parte de la comunidad toba, hace que hoy se encuentren asentados en comunidades o en los alrededores de las ciudades. Es el grupo más proclive a trasladarse. El Barrio Toba de Resistencia y el de Sáenz Peña son sin duda los más importantes. Hace más de 35 años comenzaron a llegar al conurbano bonaerense, expulsados de su lugar de origen por la falta de tierras, la tala indiscriminada de los bosque y del monte (explotación maderera), el monocultivo, en este momento especialmente de la soja y las tierras dedicadas al pastoreo. En Bs.As. el asentamiento toba más antiguo es Villa Iapi en el municipio de Quilmes. El toba llega a la ciudad después de haber padecido un largo proceso de exterminio. Se constituyeron como 'sociedad civil' porque era la condición que se les exigía para gestionar y lograr la construcción del barrio. En la 'sociedad civil' , los tobas mantuvieron los valores comunitarios: la reciprocidad, la forma de resolver los conflictos internos haciéndose evidente que tienen su propia juridisprudencia. Esta forma de organización les permitió además abrirse a nuevos proyectos. Respecto de la 'religión', no hay presencia del blanco. En general los valores tradicionales se conservan: se hace manifiesto que rechazan la idea de 'propiedad privada de la tierra', la economía de acumulación, la violencia, el individualismo. Clemente López, cacique toba de la Comunidad de Derqui, llegó a Buenos Aires en el año 1988, junto con sus dos hijos y su esposa. Llegaron a Fuerte Apache y ahí vivieron 8 años, soñando siempre con vivir en una comunidad junto a todos los hermanos que iba conociendo mientras me asentaba en Fuerte Apache. Luego de considerar el tiempo de formar una organización toba, los ayudó el hecho de haberse conformado como una Cooperativa de Trabajo, donde al comienzo eran 15 y terminaron siendo 30. El mayor sueño de este grupo toba, era poder conseguir un lugar donde vivir, Fue así que un día llegaron a conocer al Sr. Landriscina quien invita a Clemente López a Radio Nacional para comentar sobre la cultuira toba y el problema de la tierra que tenían en ese momento: fué una experiencia inolvidable, y es a él a quien le deben el tener hoy su comunidad toba de 40 familias en el barrio de Derqui. En su programa llegaron a contactarse con el Arzobispado de Buenos Aires, quien les donó casi 4 hectáreas de tierra en la Localidad de Pte. Derqui. La alegría era inmensa. Comenzaron de cero, pero de a poco pudieron conseguir tener sus casitas de material financiadas por la Secretaría de Viviendas y con ayuda de Madre Tierra. Hoy en día, los tobas conviven en comunidad y tratan de mantener al máximo posible las costumbres que fueron heredadas por sus abuelos. A pesar de no poder cazar y pescar como en su tierra natal, los tobas sí se organizan como una tribu, donde las palabras de todos valen, y a los abuelos le tienen el mismo respeto y admiración.
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