Ruinas Jesuitas en la Cordillera de los Andes
De Villavicencio a Uspallata, una ruta que guarda secretos e historias que van desde Darwin a los jesuitas, pasando por el Gaucho Cubillos y los Incas. En las ruinas de la mina, un circuito de Turismo Minero propone hacer rappel por galerías subterráneas.
Las Minas de Paramillos son de esos lugares increíbles de nuestra montaña, poco conocidos, poco transitados, donde hoy se puede disfrutar de circuitos turísticos de aventura o turismo minero y conocer parte de una larga historia que se remonta al siglo XVII.
Para llegar hay que tomar la ruta N° 52 a Villavicencio, pasar por la Pampa de Canota, y el antiguo hotel y reserva natural de Villavicencio. Luego hay que subir los caracoles o camino de las 365 curvas, detenerse a jugar al eco en el Balcón de la Quebrada del Toro y pasar el hito que se conoce como American Cable.
Subiendo un poco más, la Cruz de Paramillos, marcará el punto más alto de esta parte de la Pre-cordillera desde donde se empieza a descender hacia el valle de Uspallata.
En ese trayecto, a 25 km de Uspallata, encontraremos las antiguas construcciones mineras que levantaron los jesuitas. Las ruinas no tienen nada que envidiarles a los vestigios incaicos de la cordillera andina y para algunos historiadores, los Incas bien pudieron ser los primeros explotadores de la mina que hoy forma parte del Parque Geológico de Las Heras.
Los ciclistas suelen hacer este camino que fue también uno de los pasos del Ejército de los Andes. De hecho, durante mucho tiempo y sobre todo cuando el Hotel de Villavicencio funcionaba, era una variante de la ruta a Chile.
Cada uno de los puntos mencionados anteriormente tiene una historia para contar.
A mediados del siglo pasado, se tendió el «hilo» del telégrafo desde Buenos Aires al Pacífico. El conocido telégrafo era operado por la empresa American All Cable. Una antigua casilla y otras ruinas a la vista son parte de las instalaciones que usaron para del tendido, que hoy sirven de refugio a turistas y aficionados a las travesías 4×4.
Otro punto es la Quebrada del Toro y el Balcón. Algunos ciclistas acortan camino por esta variante –tras subido los caracoles-, cuando regresan desde la Cruz de Paramillos a Villavicencio. Hay que asomarse y contemplar las paredes rocosas de la profunda quebrada y gritar para escuchar el rebote del eco.
La Cruz de Paramillos marca el punto más alto. En adelante iniciaremos un lento descenso hacia Uspallata y podremos visitar las famosas Minas de Paramillos, las más antiguas del país, de donde se extraía plomo, plata y zinc.
Estas fueron explotadas por los jesuitas entre los siglos XVII y XVIII con 4.500 aborígenes que trabajaban en las galerías subterráneas. El abate Juan Ignacio de Molina aseguraba que era la mina más rica en plata, siguiendo a las de Potosí. Tras la expulsión de los jesuitas fue explotada por españoles e ingleses y, entrado el siglo XX, estuvo en manos del gobernador Arístides Villanueva.
La mina cuenta con más de 10.000 túneles y galerías subterráneas y algunas de ellas hoy son parte de dos circuitos de turismo aventura: Trekking Minero y Trekking Minero con Rappel. En el primer circuito se hace una caminata tranquila y sencilla por las galerías del nivel medio (conocidas como Sauce), donde se pueden observar las vetas de diversos minerales y elementos utilizados en los trabajos de explotación. La permanencia dentro de la mina es de unos 45 minutos.
En el segundo circuito se exploran los tres niveles principales: Chile, Sauce y Gobernador, familiarizándonos con los distintos tipos de explotación utilizados y la apreciación de vetas de diversos minerales y distintos elementos utilizados en los trabajos de extracción. El descenso en rappel es de 20 metros, por una de las chimeneas hacia la segunda galería. Del segundo al tercer nivel se baja por una combinación de escaleras de 40 metros. En este circuito la permanencia dentro de la mina es de dos horas. ¡Claustrofóbicos, abstenerse!
Otro atractivo es la historia del Gaucho Cubillos, el bandolero que robaba a los ricos para favorecer a los pobres, uno de los famosos bandidos rurales de Mendoza. En el predio de las Minas hay una «huaca» que lo recuerda porque fue en este lugar donde la policía lo mató después de años de persecución. Con el tiempo su leyenda creció y hoy es santo de devociones populares.
Como si todos estos atractivos fueran poco, un dato más agregamos, en Paramillos está la famosa «Araucaria petrificada» de Charles Darwin. En el segundo viaje del autor de El origen de las especies a la Argentina Chile, entre marzo y abril de 1835, eligió este camino donde pasó dos noches. Aquí hizo observaciones geológicas sobre un bosque de araucarias petrificadas. En su diario se lee:
«Estos fueron árboles petrificados, once silicificados y 30 a 40 convertidos en carbonatos calcáreos blancos gruesamente cristalizados. Fueron abruptamente cortados. La parte de arriba de los troncos se proyecta a pocos pies sobre el suelo. Los troncos midieron de 3 a 5 pies de circunferencia. Estaban erguidos a poca distancia unos de otros pero en conjunto formaron un grupo. El Dr. Robert Brown amablemente examinó la madera: él dice que pertenecen a una tribu de pinos, compartiendo el carácter de la familia de las araucarias… Se requiere un poco de práctica geológica para interpretar la maravillosa historia que esta escena una vez encerró… Vi el lugar donde un grupo de finos árboles una vez ondularon sus ramas sobre las costas del Atlántico, cuando el océano (ahora retirado 700 millas) vino al pie de los Andes…».
Recomendación: Con mal tiempo y posibilidades de tormenta de nieve no es aconsejable hacer este circuito.
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