Pinamar
Frescamente natural, veraniega y reluciente, la ciudad de Pinamar brota en la Costa Atlántica de la provincia de Buenos Aires arrogándose la posición de principal centro de atracción turística y estelar de Argentina. Conocida como la Playa Verde, y exhibiendo modernidad en cada uno de sus rincones urbanos, Pinamar pone frente a sus visitantes una compleja cartelera constituida por serenos paseos, diversión, paisajes, actividades y servicios.
Playas urbanas plenas de bellezas y comodidades, y playas agrestes que invitan a disfrutar con todos los sentidos de sus entornos y alternativas, Pinamar es una perfecta combinación de bosques, costa e infraestructura turística. Contando con más de 140 Hoteles, Apart Hotel, Resorts & Spa, Tiempo Compartido, Hosterías, Cabañas, Bungalows, y un número similar de establecimientos gastronómicos con menús para todos los paladares; la más espectacular de las villas balnearias argentinas, es mucho más que una opción de veraneo.
Distinguida por esa contradicción interna que pareciera conformarla: ciudad glamorosa, destino de mega-desfiles y de deportes exclusivos, por un lado; y belleza natural, pausada, tranquila, y gente que se brinda entera para que el turista se sienta importante, por el otro, por ese lado más campestre y acogedor; Pinamar hechiza ocultamente a sus visitantes con el extraño brebaje de naturaleza y modernidad que ella misma es.
Actividades de Pinamar
Ciudad donde siempre brilla el sol, pero donde también la noche es incandescente, Pinamar vive las horas tardías en divertidas discotecas, cines, teatros, festivales, espectáculos, video games, importantes casinos y salas de juego. Mientras que travesías, windsurf, jet ski, sandboard, aladelta y pesca suelen ser las opciones preferidas por los turistas más activos durante el día en las playas pinamarenses.
Sus emblemáticos y cautivantes balnearios; el majestuoso cuadro paisajístico de la Reserva Dunícola; recreativas y apasionantes estancias rurales situadas a escasa distancia; la residencial, antigua y balnearia Ostende; y la fascinante, veraniega y ondulada Valeria del Mar; constituyen parte de las magníficas excursiones que componen la múltiple propuesta de Pinamar sumando sus atractivos a esta ciudad ya incomparable.
Diversión, relax, aventura y belleza, en Pinamar el verano se vive sin restricciones y con la posibilidad de satisfacer las más variadas preferencias.
Historia
La historia de esta región costera de Buenos Aires comenzaría por el año 1835, momento en que Don Félix de Álzaga recibe estos terrenos de Juan Manuel de Rosas, por haber sido jefe del Regimiento “El Restaurador”. A su muerte, su heredero, Martín de Álzaga, se casa con Felicitas Guerrero, una hermosa joven. Pero tras la muerte de Álzaga, heredada la grandiosa fortuna por Felicitas, un crimen pasional se llevaría la vida de la joven, quedando todo en manos de sus padres. Carlos Guerrero y Felicitas González Cueto de Guerrero administrarían las extensas propiedades hasta que la muerte de ambos dejaría la herencia distribuida entre sus siete hijos.
Pasarían los años hasta que, desde la lejana Bélgica, llegarían a estas costas Fernando Robette y Agustín Poli, decididos a crear un balneario atlántico y apoyados por inversores de su país. En Europa los balnearios de mar ya estaban en pleno auge, y éstos encuentran en la costa perteneciente a las tierras de Manuel Guerrero un paisaje semejante al de las dunas de Flandes, un balneario del norte europeo conocido bajo el nombre de Ostende. Nace así, en la costa sudamericana, un nuevo Ostende, fundado por los dos belgas y un francés, José Bourel, llegado en el mismo barco que ellos. No obstante la Primer Guerra Mundial obstaculizaría el magnífico inicio conseguido por estos pioneros, dejando solos en el proyecto a Bourel y al arquitecto francés Huguier, recientemente afianzado al sueño, quien hará resurgir las esperanzas turísticas de Ostende con la construcción de una especie de country adelantado para su época, el Atlantic City Club.
En 1930, la revolución que derroca al presidente Irigoyen aplastaría nuevamente el proyecto Ostende. Sin embargo, de este sueño truncado surgiría la planificación de Pinamar. Un nuevo emprendimiento, con nuevos protagonistas: Valeria Guerrero Cárdenas, quien solicita la forestación de sus campos situados sobre la costa; y el arquitecto Jorge Bunge, contratado por ésta como encargado de la tarea. La forestación comenzaría en 1941 con fijación de médanos, y en 1942 la sociedad entre Guerrero y Bunge se formalizaría incorporando profesionales e industriales. Ese mismo año se llevaría adelante la construcción de un prestigioso hotel y varias casas particulares de veraneo que darían vida a la región. En pleno desarrollo, en febrero de 1943 quedaría inaugurada Pinamar como localidad balnearia y turística.
Valeria Guerrero, hecha a un lado del glorioso proyecto, decide crear un balneario propio en los campos del litoral atlántico que aún le quedaban. Así, entre 1946 y 1947 inicia la forestación y loteo de lo que más tarde se convertiría en la localidad de Valeria del Mar
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