Miramar
Paraíso de las vacaciones familiares, la ciudad de Miramar se halla al sudeste de la provincia de Buenos Aires ostentando amplias y tranquilas playas, y ofreciendo infinidad de atractivos dónde divertirse interactuando con la naturaleza. Descrita como el mejor lugar para crecer, este destino de la Costa Atlántica promete sensaciones incomparables e intensas experiencias.
Sol, esparcimiento y tranquilidad, las playas y balnearios constituyen el eje turístico de esta ciudad cautivando a multitud de turistas que ignoran las maravillas que encontrarán una vez llegados a Miramar. Entre ellas, el indefinible Vivero Dunícola y su variedad de opciones: el misterioso Bosque Energético; el recreativo parador Frontera Sur; el divertidísimo Juego de la Aventura.
Miramar es una ciudad donde la naturaleza desborda invitando a disfrutarla en toda su extensión a través de apacibles caminatas, avistajes deslumbrantes, o zambulléndose en entretenidas actividades, de las cuales los deportes náuticos se llevan los más apasionados comentarios.
Y si hay algo que caracteriza a Miramar casi tanto como ser la ciudad de los niños, eso es la pesca deportiva en cada curso de agua que la cruza, la bordea o la mira desde escasa distancia. Desde la playa, los muelles, los acantilados y escolleras, los amantes del deporte del pique pueden satisfacer sus deseos capturando pejerreyes, burriquetas, corvinas, lenguados y otras tantas especies.
Asimismo, para quienes buscan opciones de turismo rural, Miramar cuenta con encantadores espacios en los que campo y mar conforman una postal incomparable que condicionará a un regreso seguro.
Espléndida propuesta a la hora de elegir un destino turístico, Miramar es el lugar donde vacacionar realmente significa descanso, relax y diversión.
Historia Don Fortunato de la Plaza, dueño del terreno sobre el que hoy se alza la ciudad de Miramar, y su cuñado José María Dupuy, fueron los proyectistas de la fundación de un pueblo balneario en estas costas al correr de 1887. Ese mismo año, el Ingeniero Rómulo Otamendi y el agrimensor Eugenio Moy, ayudados por Dupuy, e inspirados en las normas urbanísticas de la perfecta ciudad de La Plata, realizaron los planos que dirigirían la creación de la anhelada villa.
Sólo unos meses pasarían para que comenzaran las primeras edificaciones, y para 1890 Miramar ya contaba con una escuela, un juzgado de paz, una iglesia en construcción, un hotel y 860 habitantes. Lentamente, la incorporación de servicios la iría convirtiendo en un sitio turístico tal y como había sido previsto por sus ideadores.
El primer balneario surgiría en 1905 consistiendo en una casilla de madera que su propietario, llamado “Pascualín”, trasladaba diariamente desde las barrancas hasta la orilla del mar. En 1911, con la llegada del ferrocarril, un aluvión de turistas invadió Miramar consolidando su actividad.
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