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Foto del escritorCharles Gutierré

Historia del milagro


Por: Mirtha del Valle

El Fray Francisco Victoria, quien era obispo de Tucumán, fue el único obispo que estuvo en la fundación de mi amada provincia Salta “la linda” por allá en los años 1582.

Una vez en España, envió dos cajones para América, uno con la imagen de la virgen del Rosario, que está en Córdoba y otra con el señor crucificado para la iglesia matriz de Salta.


En el puerto del Cayo-Perú, acontece el primer prodigio, al salir la gente de la ciudad al puerto, divisan dos cajones flotando sobre las aguas y luego de sacarlos del océano, los abren y encuentran las dos imágenes.


Nunca se supo del navío ni de la tripulación que los traían.

La sensación de amparo y bendición que produjeron las imágenes en el cayo hizo que fueran portadas en procesión por los pobladores a Lima, la ctal de Perú, y luego las autoridades decidieron cumplir con la voluntad de fray francisco victoria haciendo llevar las imágenes a sus respectivos destinos.


Llegada al Valle de Lerma -Salta

Cuando la comitiva se acercaba a Salta, autoridades civiles, militares y eclesiastas prepararon una bienvenida, después de un solemne oficio religioso, ubicaron la imagen del cristo en el altar de las ánimas. Corría el año 1592, en el mes de septiembre. La comitiva continuó a Córdoba levando la virgen del Rosario, actual patrona de esa ciudad.

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Pasaron cien años (100) del encuentro original del señor y su pueblo, como sucede entre los hombres el entusiasmo se fue enfriando y el cristo quedo en el olvido.


Los terremotos

Cuando comenzaron los terremotos, el 13 de septiembre de 1692, a las 10hs de la mañana, la ciudad de Esteco, centro geográfico, comercial, ciudad rica y alejada de dios, se hundió quedando totalmente arruinada, pero fueron evidentes los signos de protección para mi bella Salta.


La gente desolada se dirigió a la plaza, otros entraron a la iglesia matriz para sacar al santisimo sacramento en procesión alrededor de la plaza.


Quienes entraron en el tabernáculo pudieron ver la imagen de la pura y limpia, en actitud suplicante e intacta, su corona real se encontraba en el suelo al pie del sagrario como lo ilustra el himno.


“perdona decías mi dios a este pueblo,

sino la corona de reina os dejo.”


Al acercarse a la imagen, contemplaron con asombro que el rostro de la virgen cambiaba de colores, tendiendo del pálido de la aflicción al sereno de su gozoso consuelo y su afán de amparo e intersección.


Mientras se instalaba la imagen en el atrio, se comenzó la prédica de la palabra, el llamado a penitencia, se administraba la confesión, pero los temblores no cesaban.


Uno de los padres de la compañía de Jesús, el padre José Carrión afligido por la situación sintió una voz que con toda claridad le decía que mientras no sacasen al santo cristo abandonado en el altar de las ánimas, no cesarían los terremotos.


Una vez más entraron al templo y bajaron la imagen, el pueblo acudió con antorchas encendidas, contemplando admirados la imagen del crucificado.


Las campanas llamaron a penitencia, invitando a la primera procesión, en donde una multitud, llorando, golpeandose el pecho, aflijidos, clamaron misericordia.

así nace el milagro de la conversión de un pueblo, desde el llanto a la esperanza y la penitencia.


Como todas las manifestaciones de amor en las sagradas escrituras siempre se sella mediante un pacto, que constituye la alianza en salta entre aquellos primeros hombres y mujeres y el cristo y la virgen, se sella el pacto de fidelidad, un pacto que nuestros antepasados, padres y nosotros ano tras año, renovamos, diciendo:

“señor, nosotros somos tuyos y tu eres nuestro”.


El milagro hoy

Esta práctica nunca se a abandonado y las generaciones de salteños, estemos donde estemos, tal vez en el mas recóndito lugar del mundo, somos fieles a esta renovación de vida, que es el milagro.

Que esta muy lejos de ser un espectáculo turístico y folklórico que se visita, pero no se vive.

En esta fiesta impresiona el silencio contemplativo y el clima de oración de cada jornada, se vive el milagro con una profunda piedad oracional.


En 1902, el papa León XIII concede la coronación pontificia de la virgen del milagro y el 13 de septiembre, en presencia de obispos argentinos, se corona al señor y la virgen del milagro.santos patronos de la ciudad de Salta, mi añorada y nunca olvidada tierra.


Por el milagro, el pueblo salteño renueva el ser hijo de dios y de María, se renueva la tarde del 15 de cada septiembre al culminar la grandiosa procesión que congrega a más de 400.000 personas, de Salta, de todo el país y países limítrofes.


Se renueva el pacto de fidelidad siguiendo la tradición desde 1692,cuando con nuestros labios decimos.

“senor, tu eres nuestro,

nosotros somos tuyos.

senora, tu eres nuestra,

nosotros somos tuyos..


Una vez sellado el pacto de fidelidad, las imágenes regresan a la iglesia matriz y antes de entrar una lluvia de pétalos de rosas y claveles rojos, blancos y rosados cae sobre la multitud, al compás del repique de campanas de la Catedral. También suena la sirena del diario el tribuno, mientras miles de pañuelos blancos se agitan en el aire, embargados en una emoción indescriptible, con los ojos llorosos, se despiden hasta el próximo año que volverán a renovar el pacto de fidelidad.


Invito a todos los lectores de este hermoso blog a acompañarme el día 16 de septiembre a renovar mi pacto de fidelidad con mis santos patronos.

Sigo la trasmisión de la procesión a través de la web (840am-radiosalta).


Deseo remarcar un pequeño párrafo de una poesía que escribí dedicada a mi hermosa Salta y que fuera publicada en este mismo blog: “Me crecerán alas” (oct 20-2009).

*volare por tus volcanes que duermen el sueno eterno por mandato divino*

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