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Falleció uno de los últimos linyeras de la región


Su deceso se produjo en la tarde del viernes en Junín, ciudad en la que vivía desde hace muchos años, debido a un cuadro de neumonía. Estaba internado en el Hospital desde fines de marzo. El sepelio se realizará en el Cementerio del Oeste. Su historia.


Aproximadamente a las 19.15 de este viernes se produjo el fallecimiento de Roberto, el popular linyera juninense que estaba internado desde fines de marzo en el Hospital Interzonal de Agudos “Abreaham Piñeyro”.

Junin Digital pudo saber que los restos de Roberto serán sepultados el lunes por la mañana en el Cementerio del Oeste y el Gobierno de Junín se hará cargo de los gastos del sepelio. El cuerpo de Roberto permanecerá en la morgue hasta entonces dado que se deben realizar trámites vinculados al documento y hasta el lunes no se  pueden realizar debido al fin de semana y que el domingo es el Día del Trabajo.

Neumonía ha sido la causa de la muerte del popular Roberto quien el 27 de junio cumpliría 73 años.


¿Quién era?

A Roberto Castro se lo vió desde hace años en la zona del ferrocarril, Primera junta, Libertad. A la vera de las vías hace cinco años se le construyó un muy precario albergue por parte de vecinos que fue destruído dos veces por manos anónimas y desaprensivas. Luego se lo comenzó a ver en un vagó en el predio ferroviario cerca del paso a nivel de Primera Junta y posteriormente deambulando por Primera junta siempre en compañía de sus perros, amigos inseparables.


Roberto era viudo, y como él mismo decía, la muerte de su mujer fue el inicio de su vagancia crónica. Tenía dos hijos que viven en General Viamonte y era linyera desde la memoria más reciente.

“Linyera fui siempre, qué querés que sea. A esta altura de mi vida no voy a cambiar, tampoco pensé nunca en irme de acá. Estando acá es todo más fácil, hago una legua y estoy en el centro”, contó Roberto hace cuatro años.


Lector de lo que encuentra, cita al Martín Fierro con frecuencia. “Es como dijo Martín Fierro, ‘no es vergüenza ser pobre, vergüenza es ser ladrón’. Lo dijo el Martín, no uno cualquiera”.

Roberto se reconoció como “un tipo desecho” y dijo que “esta vida me gustó siempre”. El hombre llegó a Junín desde su San Luis natal en la caja de un camión. Vino buscando un mejor horizonte laboral.


En Villa Mercedes trabajaba en un horno, transportando ladrillos, porque otra cosa no sabía hacer.“Cortar no sabía y mirá que era un muchacho joven en ese tiempo. Me trajo un muchacho que era camionero, era amigo mío, vivía al lado de las casas, y yo le dije que me quería ir y el me dijo ‘esperá que voy pa allá, cerca de Junín’. Cuando llegué hice de todo: vendí medias, toallas, broches, lo que había, pero siempre en la calle”, lugar que eligió para terminar sus días.


Sus perros

“Estos bichos me siguen porque les consigo cosas, para mí y para ellos, hacemos miti y miti. Los quiero mucho a los perros. Esta perra la encontré en un basural, era chiquita. Y los demás se fueron sumando, están piolas conmigo porque les consigo comida. No me dejan nunca, son más vagos que yo. Donde voy yo van ellos, son como mis hijos”, dijo.


Ellos a él nunca lo abandonan y él tampoco lo hace .Hace tiempo, Roberto se cayó sobre el empedrado de calle España, cuando se dirigía al espacio que ocupaba dentro del predio ferroviario. Como el hombre no respondía fue convocada la policía. Los perros lo había rodeado. Formaron una guardia casi pretoriana y a los tarascones defendieron a su patrón. Solo se calmaron cuando Roberto se levantó y siguió su camino.“Con las bolsas y los perros estoy salvado”, reflexionó aquella vez. (Fuente y fotos Junín Digital)

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