El sargento Weston Harris
Enviado por Jorge Gabriel Robert Desde Camarones, Chubut E-mail: gauchorico@yahoo.com.ar
El sargento Weston Harris, era un soberbio exponente de su raza anglosajona. Sus ancestros habían llegado a esta tierra irredenta del Chubut allá por el año 1865 como colonizadores, conquistadores y, según ellos, eran formadores de patria. Para ellos era necesario una sola cosa: trabajar.
Weston Harris quería abrirse camino en la vida y para ello era menester empezar desde bien abajo. Probó sembrando y cosechando papas en el valle del río Chubut. Pero algo le decía que su destino no era ese. Así fue como enderezó con su vigorosa juventud hacia el centro de la provincia y se empleó como peón rural en la estancia .La mimosa. (el mismo nombre del barco velero que había traído a los suyos desde Gales). Sin embargo, esa estancia estaba en venta y ni los antiguos dueños ni los nuevos le quisieron pagar. Entonces, con su caballo cansado, meta talón y talón llegó a la comisaría de Tecka pero no para denunciarlos sino para pedir una vacante de .milico..
Al poco tiempo se dio cuenta de que eso era lo que quería ser: un joven agente policial para inculcar a la sociedad respeto y el orden.
A los dos años, asumió la jefatura de Corcovado, otra población cercana con el mayor índice de infracciones. La delincuencia en aquellos años y en esos lugares se limitaba al robo de ganado, marcaciones ilegales de caballos y alguna que otra pelea a cuchillo. También el contrabando de hacienda a Chile le daba al “galenso” Harris, como lo llamaban en el lugar, dolores de cabeza.
Pero las autoridades policiales superiores consideraban que era necesario marcar presencia en lugares de mayor categoría y el .galenso. Harris fue a parar con su jineta de sargento a Gobernador Costa y Nueva Luvecka, según lo que necesitaban en ese momento.
Cumplida su misión en la zona cordillerana de Chubut, el sargento Harris fue derivado a Puerto Madryn y luego a Puerto Lobos. Con la aprobación de sus superiores, fabricó suficientes ladrillos para poder construir su vivienda y llevar a su familia con él. La municipalidad de Puerto Madryn colaboró con algunos muebles y la jefatura, con un técnico albañil.
Como premio a su fecunda labor en todos los terrenos, el sargento fue trasladado hasta su jubilación a Camarones, un lugar tranquilo, casi diría de descanso. Pero ya viejito, don Weston Harris pidió un vehículo, desempolvó su uniforme de campaña, empuñó el maletín y contribuyó en la distribución de correspondencia oficial. Por todas las calles y oficinas lo vieron pasar. Nadie sabe cuando se .paró. esa máquina humana o si allá en las alturas sigue funcionando.
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