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El descanso y la luz mala


Por Lydia Musachi E-mail: lmusachi@hotmail.com 

Hay una leyenda por estos pagos que me gustaría rescatar, es algo que se contaba en las reuniones familiares o en los fogones camperos. 


El tema: la .Luz Mala.. 

No es fácil hacerlo en estos tiempos en que hasta los niños pequeños tienen acceso a las modernas tecnologías informáticas. Así se conocen científicamente cómo y porqué se producen las fosforescencias en los restos de animales muertos en los campos. Pero como tales conocimientos eran completamente desconocidos para la gente que habitaba las grandes extensiones de los campos de nuestra llanura, se tejían leyendas y sucedidos al tiempo que se churrasqueaba o se mateaba al lado del fogón. 


Una de las famosas luces malas de nuestra zona aparecía en el cruce de caminos llamado El Descanso, camino a Piamonte hacia el Oeste, al sur María Susana, al norte Carlos Pellegrini y al este El Trébol. Según algunos relatos, en ese sitio habría existido un almacén de ramos generales, un típico boliche de campo, hace muchos años, en la época donde no existían estos pueblos, como tales, simplemente eran simples caseríos hasta la llegada del ferrocarril que marca en muchos casos la fecha de su fundación oficial. 


En ese sitio había y sigue creciendo, pese a las sucesivas talas, un ombú: El Ombú del Descanso, así se lo conoce todavía. Cuenta la leyenda que cuando llegaba la noche, al tener que pasar forzosamente por El Descanso, los jinetes o los viajeros que iban en sus carruajes, azotaban a sus caballos para pasar a la máxima velocidad posible, ya que siempre los seguía una luz, algunos decían que era muy brillante y otras contaban que se veía amarilla. 


La cuestión es que cada uno le ponía algún ingrediente al suceso para hacerlo más entretenido y bajar el tono del susto que se habrían pegado.


Lo que sí parece ser cierto, pese a que no se encuentra documentación alguna, es que sí hubo un almacén de ramos generales con pista de baile, que allí se daban cita una vez al año los vecinos de muchas leguas a la redonda, para bailar y confraternizar. 

Personalmente, escuché una referencia a esos encuentros de parte de una señora muy mayor que vivió en la zona y que recordaba hasta el nombre del dueño del boliche, cosa que a mí, hoy se me olvidó. No pensaba que algún día sería tan interesante recordar épocas pasadas. También contaba que sus mayores comentaban que había como una especie de túnel que unía las estancias de la zona para defenderse de los malones que efectuaban los ranqueles que llegaban del lado de la pampa.


Hubo quien dijo que, al trabajar la tierra de ese rincón de campo donde se encuentra el ombú, se hallaron escombros y restos de mampostería que corresponderían a la edificación del boliche, sus sótanos y túnel. No pierdo la esperanza de encontrar más datos sobre el lugar, porque ha sido un cruce muy importante en esos tiempos en que las grandes distancias hacían necesarias las postas para descansar hombres y cabalgaduras.

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