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Foto del escritorCharles Gutierré

El Bar de Conti


Continúa La Tradición De 1920: En 1921 abría sus puertas por primera vez el almacén y bar de Conti, conocido por entonces como el boliche de “Berto”, ubicado en calle Vélez Sarsfield y Monteagudo. Desde entonces no ha dejado de funcionar y actualmente es el único bar de aquellos años que sobrevivió y sigue vigente. Su estructura, aunque mejorada, no hace más que reflejar una época, con su tradicional barra, las mesas y sillas de madera, los armarios largos donde se guardaban las provisiones del almacén y su entrada con puertas de doble hoja de madera que van del piso al techo.


Quien alguna vez haya visitado barrio San Telmo en Buenos Aires y recorrido sus bares, que hoy son atractivo turístico y continúan brindando sus servicios, no notarán diferencia con el actual bar de “Conti”. Presentemente el bar está a cargo de la tercera generación de los Conti, pero su furor lo tuvo, indudablemente, entre la primera y la segunda generación. En las décadas del ’20, ’30 y ’40 era común ver el boliche repleto de laburantes golondrina del puerto, trabajadores del Ferrocarril y empleados de una vasta cantidad de industrias que había en la zona.


El bar y sus dueños nos cuentan como vivían, que tomaban los parroquianos por entonces, cómo era el estilo de vida de aquellos años. En la década del 20 Refinería era un punto de comercialización estratégico para la zona y el país. Esto estaba determinado centralmente por el puerto y el ferrocarril, transformando al barrio en un punto de álgida concurrencia. Tal es así que la idiosincrasia y la fachada de la zona fue constituida por la gran masa de inmigrantes que formaron un impresionante crisol de culturas.


De esta manera, croatas, rumanos, chinos, españoles e italianos entre otros, se desarrollaron en el barrio. Los almacenes, bares y conventillos fueron los actores principales de aquellos años. Don Alberto Cristóbal “Tito” Conti nace en 1921, el mismo año que su padre, Alberto Conti, decide abrir el boliche, por entonces llamado el boliche de “Berto”. Su hijo, “Tito” se haría cargo del bar en el ’45. “Mi padre abría el boliche a las tres o cuatro de la madrugada. Se abría a ese horario porque en el puerto se trabajaba permanentemente, había muchos turnos. Los trabajadores golondrinas esperaban ser llamados por los capataces para ir a trabajar cuando no daban a vasto con la carga o la descarga de los barcos en el puerto, que estaba acá nomás.


Mientras tanto estaban por el barrio, en los bares tomando algo. Los portuarios esperaban el llamado ya que había mucho movimiento en el puerto. Antes era todo a mano, tenían que hombrear las bolsas. Debajo del barco, en la base donde se realizaba la carga, había hombres que paleaban a medida que se iba cargando para nivelar el peso, un trabajo de locos” subraya Conti. La espera se amenguaba con juegos de cartas y algo de alcohol. Algunos de los almacenes y bares de la zona, no todos, tenían teléfono y por eso los llamados golondrinas, esperaban en estos lugares. Cuando el trabajo en el puerto era intenso los capataces llamaban a los bares de la zona y pedían hombres para hombrear bolsas. Esta mezcla cultural sumada a la espera laboral, el juego y el alcohol, hacían un cóctel bravío en una zona de guapos.


Cerca del boliche de Conti existía el bar “El Atrevido” que ejemplificaba la característica de aquellos que merodeaban el barrio. La bebida más solicitada era, como no podría ser de otra manera, el vino, pero debido al acopio de cereal los portuarios paleaban al polvillo del ambiente con grapa y miel, según decían que esta bebida ayudaba a mejorar la sensación de sequedad y la respiración. Por aquella época existían muy pocos vinos, muy lejos de la variedad actual, y sólo había tinto. “El vino blanco no se conocía y el tinto más tomado era el Toro y el famoso Tomba” agrega Conti.


La esquina de Vélez Sarsfield y Monteagudo además de ser característica por el bar tiene otro condimento que son los túneles de desagües subterráneos. Por allí pasa el Emisario 9. “Aunque no parezca por debajo de estas calles los túneles son tan grandes que pueden circular hasta camiones” cuenta Don “Tito” en referencia a los desagües. Sin lugar a dudas en Rosario cada vez quedan menos lugares que pinten desde lo visual tanta historia y sobre todo por estos “Lares”. El bar de conti se transformó en un clásico de Refinería y en un ambiente propicio para no dejar de visitar y para acercarnos de manera casi directa con nuestra historia.

Rodrigo Mold in Marcas de Barrio

Nota y Fotos: Rodrigo Mold


Velez Sarfield 298

2000 Rosario, Santa Fe, Argentina

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