A los jóvenes trabajadores del seguro
- Charles Gutierré
- 19 nov 2018
- 2 Min. de lectura

Hoy los sindicatos tienen los mismos mapas mentales, los mismos métodos de gestión que en el 45, o en los 60. Usan celulares, navegan por internet y viajan en automóviles de alta gama, pero sus sistemas operativos no han evolucionado, o mejor dicho, no han Revolucionado.
Es muy importante que el sindicato acompañe a los trabajadores. Y si los trabajadores han debido acompañar a las empresas para no perder sus empleos, han tenido que ir evolucionando en las nuevas prácticas laborales y comerciales, se han tenido que ir “atando” al nuevo mundo para no ser lanzados hacia afuera, el sindicato se fue alejando más y más, tal vez modernizando un poco su discurso, pero congelado en un pasado muy lejano en su forma de gestionar el “bien estar” y el “bien hacer” de sus afiliados.
Pero surge la pregunta: ¿por qué es imperativo traer al sindicato a este nuevo mundo? La respuesta surge inmediatamente: por ustedes, los jóvenes. En la vida de cualquier sociedad, organización o empresa, los jóvenes son imprescindibles para asegurar el futuro.
Hoy el sindicato no hace nada por los retirados ni por los jóvenes, porque ellos no protestan. Los jóvenes se vuelven indiferentes, y los viejitos sufren en silencio. Lo poco que hace lo hace por los activos, por miedo a la queja. Pero sepan ustedes que nos urge reivindicar a nuestros mayores, como lo han hecho todas las generaciones que nos precedieron. Es una aberración que no tiene perdón el dejar a un jubilado desatendido. Y sepan también que es igual de importante sumar juventud, porque ellos nos enseñan a ingresar al mundo a medida que éste se va modificando y evolucionando. Los jóvenes son, sin duda, el pasaporte al futuro. Cuando un sindicato está en el futuro, puede exigir a los empresarios que también lo estén. Cuando un sindicato está consciente de las necesidades de los jóvenes, puede exigir a los empresarios que también lo estén.
Cuando un sindicato conoce los sufrimientos de nuestros abuelos, puede exigir a los empresarios que también los conozcan.

Cuando un sindicato es autista,
sólo consigue burla,
descrédito, indiferencia.
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