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Los Rosariazos... ¿De eso no se habla? 1º Parte


Szymsowicz, Sergio Martín. Cita: Szymsowicz, Sergio Martín. (2004).

VI Jornadas de Sociología. Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires, 2004. Los Rosariazos... ¿De eso no se habla? Un estudio sobre los hechos de masas que dejaron una marca que muchos se encargaron de borrar.


Szymsowicz, Sergio Martín. Cita: Szymsowicz, Sergio Martín. (2004). Los Rosariazos... ¿De eso no se habla? Un estudio sobre los hechos de masas que dejaron una marca que muchos se encargaron de borrar. VI Jornadas de Sociología. Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires. Dirección estable: http://www.aacademica.org/000-045/410 Acta Académica es un proyecto académico sin fines de lucro enmarcado en la iniciativa de acceso abierto. Acta Académica fue creado para facilitar a investigadores de todo el mundo el compartir su producción académica.


Para crear un perfil gratuitamente o acceder a otros trabajos visite: http://www.aacademica.org. Los Rosariazos... ¿De eso no se habla? Un estudio sobre los hechos de masas que dejaron una marca que muchos se encargaron de borrar. SZYMSOWICZ, SERGIO MARTÍN. UBA sergio_ms04@yahoo.com.ar Resumen: Se trata de un proyecto que tuvo como objeto cubrir un cierto vacío que circula por muchos ámbitos académicos: contar lo que pasó en la Ciudad de Rosario en los meses de Mayo y Septiembre de 1969.


Mostrar que alguna vez hubo un gran movimiento estudiantil en Argentina. Que la unión de la clase trabajadora y el movimiento estudiantil no fue un cuento que transcurrió unos días sólo en la Ciudad de Córdoba. Los Rosariazos conforman una parte muy importante de nuestra historia, sobre todo en lo que hace a la trayectoria del movimiento estudiantil argentino. Este trabajo se orientó a remontar el debate político intelectual que postuló a estas revueltas sociales y que luego fueron desposeídas de trascendencias.


Esta investigación se inscribe dentro de dos preguntas centrales y son las siguientes: a) ¿por qué no se difundieron masivamente a lo largo de nuestra historia los hechos de masas que ocurrieron en la Ciudad de Rosario en el año 1969? Y b) ¿fueron los Rosariazos simplemente acciones que protagonizó un sector del movimiento estudiantil? Este proyecto ha concluido su etapa diagnostica y sus conclusiones aun están siendo evaluadas. Introducción: Esta investigación no partió de una hipótesis dada.


Tuvo como objetivo principal describir cuál fue la relación del movimiento estudiantil rosarino con los levantamientos populares sucedidos en la Ciudad de Rosario en las fechas ya citadas. Y, complementando lo anterior, establecer los vínculos que mantuvo el movimiento estudiantil con otros actores sociales que pudieron haber participado en esas protestas. Quiero enfatizar que gran parte del material teórico vertido en esta investigación, no se encuentra disponible en la Ciudad de Buenos Aires. Ni siquiera se lo halla tan fácilmente en la mismísima Ciudad de Rosario. La característica más relevante de este trabajo es la manera en que fue organizado.


En primer lugar, detallé el tipo de técnica metodológica a utilizar con sus correspondientes abordajes. En segundo lugar, presenté un marco teórico que se adecuó al objeto de estudio en cuestión, tomando como variables de análisis: a) clima político-social; b) contexto económico y cultural y c) el movimiento estudiantil como actor clave descrito en términos de un mapeo de agrupaciones estudiantiles no sólo en el ámbito local sino a nivel nacional. En tercera instancia, relaté de manera pormenorizada los hechos cronológicos de ambos Rosariazos.


Para complementar estos datos duros, incluí tal vez lo más llamativo en trabajos que se han confeccionado sobre estos fenómenos: dos entrevistas en profundidad realizadas a dos estudiosos y protagonistas directos de los Rosariazos como son la Lic. Beba Balvé y el Lic. Leónidas Ceruti. Por ultimo, a modo de cierre, delineé algunas conclusiones provisorias de lo investigado durante casi un año y sugerí ciertas propuestas a llevar a cabo en el corto y mediano plazo. Herramientas metodológicas utilizadas y Fuentes: El carácter de este trabajo es de tipo exploratorio y fuertemente descriptivo.


El abordaje está basado en la técnica cualitativa, utilizando la entrevista en profundidad como herramienta fundamental en base a fuentes primarias de información. Algunos semanarios y textos inéditos completan el panorama en cuanto a fuentes secundarias. Marco Teórico: Introducirse al análisis de los Rosariazos exigió un conocimiento del sistema institucional político y social que marcaron las condiciones estructurales que rodearon a estos hechos. Por cuestiones que hacen a los requisitos de la ponencia en cuanto a un limite paginas, he decidido plasmar aquí solo el aspecto socio-político.


A diferencia del golpe de Estado del '55, el derrocamiento del gobierno de Illia en Junio del '66 no era un golpe rectificador, sino tuvo un carácter fundacional. Llegaba para cumplir fines determinados, no declarando un plazo especifico para ello. Uno de los fines tenía que ver con la Universidad. Se la vapulea internamente. Se trataba de un golpe interno que va a tomar cuerpo legal. No va a pretender simplemente recomponer el funcionamiento de una democracia que aparecía desnaturalizada como la Revolución Libertadora afirmaba. Por lo tanto, ya no se trataba de corregir los defectos de un sistema político.


El sistema político en su división agredía a la Nación, es decir, que esta idea de unidad hacia adentro (de las FF.AA.) aparece como idea de unidad hacia fuera. Acá no se discute permitir el libre juego de los partidos políticos, porque los partidos tienen intereses particulares, intereses donde no les preocupa la Nación y las ideas básicas de Nación, sino que se centran en su juego parlamentario y su captación de votos. Por lo tanto, había que suprimir todo esto. Esta era la postura de la autodenominada "Revolución Argentina", encabezada por el General Juan Carlos Onganía.


El cambio pasaba por la representación de los grupos sociales. El ultimo grito de la modernización política era la organización corporativista. La supresión del Parlamento y de los partidos, y su reemplazo por un Consejo Económico y Social permitirían reactualizar la democracia orgánica del franquismo desenterrando el Gran Consejo de la Italia fascista. Arriba una nueva noción de Estado: el Burocrático- Autoritario, como forma de construir un aparato de poder. Por otra parte, con el año '69 se inició la ruptura con el orden impuesto por la Revolución Argentina; en un contexto donde la dictadura había obturado los mecanismos de participación social y política.


Las Fuerzas Armadas, el Gran Capital nacional y trasnacional, la jerarquía eclesiástica y la burocracia sindical fueron objeto de un cuestionamiento progresivamente orgánico. La dictadura del '66 se mostraría ampliamente ineficaz en el cumplimiento de los objetivos que se había trazado. Hacia finales de la década no sólo no había logrado conjurar el peligro que representaba el movimiento obrero, sino que había generado una sociedad abiertamente desafiante, al interior de la cual los trabajadores no estaban solos.


A ellos se habían sumado, en significativa proporción, sectores medios, intelectuales y artistas, sindicalistas (sobre todo desde la CGT de los Argentinos), hombres y mujeres de la Iglesia (encabezados por el movimiento de los sacerdotes tercermundistas) y estudiantes, confluyendo en una movilización y radicalización creciente. En el plano económico, los erráticos intentos de los primeros meses de la Revolución Argentina fueron corregidos. El programa parecía estar encaminado a reimplantar el liberalismo económico y la economía de mercado preconizada por Álvaro Alsogaray.


Los ejes de la modernización planeada pasaban por el apoyo a la iniciativa privada, la limitación del intervencionismo estatal y un crecimiento abierto a las inversiones extranjeras y la competencia externa que permitiría bajar los costos. La contracara de este panorama fue la siguiente: si bien el eje industrial se convirtió en el espacio económico más dinámico, fue acompañado por un sostenido impulso de actividades comerciales, bancarias y financieras. Entonces, en términos generales, la mayor contribución al esfuerzo de industrialización provino de los asalariados y del sector agrícola.


La racionalización económica golpeó duramente a las pequeñas y medianas empresas, las firmas nacionales consideradas poco "eficientes". Rosario no fue ajena a esta nueva impronta. En cuanto al ámbito cultural quiero enfatizar el papel de las vanguardias en el campo del arte. Aquí, el Grupo Rosario y el movimiento generado a través de la muestra Tucumán Arde fueron los que más se destacaron. En síntesis: el arte cambió el eje referencial y fue reemplazado por luchas más acuciantes.


La preocupación de la vanguardia pasó decididamente a ser la realidad social y política y el lugar de la plástica fue redefinido radicalmente. Ya no se proponía la transformación de su propia estructura sino de la realidad misma. El arte no podía distraerse interpretando lo real sino que su verdadera tarea era modificarlo. El camino de la militancia al interior de distintas organizaciones fue una opción para muchos de los integrantes de estos grupos en los años inmediatamente posteriores.


Así, luego de un corto periodo de relativa calma, se abrió en 1969 el proceso de contestación social generalizada más importante de la historia argentina del siglo XX, dentro de la cual los Rosariazos y el Cordobazo fueron sus puntos más salientes. El Movimiento Estudiantil Rosarino: un actor social clave. Un breve mapeo del estado de cuestión de una historia tan rica como compleja. Como el tiempo me apremia y quisiera exponer más adelante con sumo cuidado lo ocurrido en los Rosariazos, voy a trazarles un breve paneo de la situación del movimiento en el ámbito de la Ciudad de Rosario.


Omitiré muchas cuestiones a nivel nacional que son relevantes, pero dada las condiciones de presentación de ponencias, debí hacerlo de este modo. En Rosario, en el año „68, se crea la Universidad Nacional de Rosario (UNR). La nueva universidad fue puesta en marcha en los últimos días de Noviembre del citado año, en un marco de importantes festejos a los cuales asistieron el Presidente Onganía, el Gobernador de la Provincia, el Intendente, el Obispo de Rosario, el Comandante del II Cuerpo del Ejercito, los rectores de las distintas universidades nacionales y representantes de las más diversas entidades locales.


José Luis Cantini, un profesor de la Universidad Tecnológica vinculado al Partido Demócrata Cristiano que lo había llevado como candidato a vicegobernador en las elecciones de 1963, se convirtió en el primer Rector de la universidad local. Una universidad que nació intervenida. A la nueva universidad le fueron transferidas las facultades ubicadas en Rosario que hasta ese momento habían pertenecido a la Universidad del Litoral. 1969: el año de los estallidos sociales. El año de los Rosariazos. Antes de meterme de lleno en relatarles lo sucedido en los Rosariazos de Mayo y Septiembre, me gustaría plantear el estado de la situación previa a ellos en el ámbito del mapa rosarino.


Previo al Primer Rosariazo, podemos destacar la acción de las siguientes agrupaciones estudiantiles: el Movimiento Social de Inspiración Cristiana de la Facultad Católica de Derecho; el Movimiento de Acción Revolucionaria que llevaba consignas de la CGT de los Argentinos; el MOR ligado al Partido Comunista Argentino; Franja Morada; las Agrupaciones ARAU de Ciencias, Arquitectura e Ingeniería; ALVER de Ciencias Económicas; LAU de Filosofía y Letras; LANU de Derecho, LAM de Medicina; el Frente de Agrupaciones Universitarias de Izquierda ligado al Partido Comunista Revolucionario; el Movimiento de Avanzada Popular Universitaria; la Agrupación Reformista de la Universidad Tecnológica (ARUT) y el APRI de orientación reformista. ROSARIO: UNA CIUDAD MOVILIZADA.


LOS ROSARIAZOS DE MAYO Y SEPTIEMBRE DE 1969.

Rosario no permaneció al margen del proceso que en 1969 desde el interior conmovió al país entero y en dos momentos, en Mayo y en Septiembre, se convirtió en el escenario de importantes insurrecciones, que se sumaron a las de Corrientes, Tucumán, Córdoba, Cañada de Gómez y Cipolletti. El panorama en la Universidad Nacional de Rosario (UNR) no era el más alentador. El Rector José Luis Cantini era sostenedor de una política dura que imposibilitaba el diálogo con los estudiantes.


Estos con sus centros actuando en la clandestinidad debido al cercenamiento de las conquistas logradas antes de la dictadura del 66, se precipitaron a un proceso de agitación creciente. La relativa serenidad en los claustros fue quebrada, en principio, con movilizaciones en contra del limitacionismo en los cursos de ingreso, lo que permitió al principio de ese año que en Filosofía ingresara la totalidad de los inscriptos y en Medicina y Matemáticas sólo hubiera un tope del 50%. Las luchas estaban también dirigidas al mantenimiento de la Universidad Tecnológica, sobre la cual pesaba una amenaza de supresión.


En esos días de marzo del 69 hubo manifestaciones callejeras que, aunque no alcanzaron gran magnitud ni obtuvieron difusión, en cambio lograron crear un clima de recuperación de la confianza en las luchas por parte de los estudiantes. Así a pesar de que no lograron satisfacción en sus demandas, comprendieron que los triunfos parciales estaban ligados a la presión ejercida sobre las autoridades.


El Primer Rosariazo o el llamado “Rosariazo Estudiantil”. Cuando en Corrientes los estudiantes reaccionaron por el desmesurado aumento de las tarifas del comedor universitario que beneficiaban al concesionario privado, un ex diputado del Partido Autonomista de Corrientes, pocos podían suponer que en ese preciso momento se abría una crisis de la cual el gobierno de Onganía no podría recuperarse. Frente a la actitud intransigente de las autoridades la protesta fue el camino que encontraron los estudiantes. Y, como sucedía habitualmente, la represión fue la respuesta.


En ese contexto la policía correntina asesinó a Juan José Cabral, un estudiante de sexto año de medicina. Dos balazos en el pecho terminaron con su vida el 15 de Mayo de 1969. En todo el país se repudió el crimen. La reacción del movimiento estudiantil rosarino fue inmediata. Los estudiantes habían enfrentado a las autoridades universitarias a raíz de los cupos de ingreso asignados en las distintas facultades y habían logrado modificar esas medidas limitacionistas. No estaban dispuestos a permitir los excesos policiales. Ante las primeras manifestaciones de repudio, el Rector José Luis Cantini, suspendió la actividad hasta el día 19 de Mayo.


Es por ello, que sobre el mediodía del Sábado 16 la protesta se concentró en el comedor universitario de Rosario, lugar que desde la llegada de la dictadura se había convertido en centro de reunión y debate en la medida que las asambleas en las facultades estaban prohibidas. Desde allí se resolvió efectuar una marcha que partió hacia Corrientes y Córdoba. La represión policial fue inmediata e indiscriminada, los manifestantes se dispersaron en múltiples direcciones intentando huir de los garrotazos y los disparos. Encerrados entre los uniformados, los manifestantes buscaron refugio en comercios y un grupo numeroso ingresó a la Galería Melipán (en Córdoba al 1600) que por entonces no tenía salida a otra calle.


También entraron los policías, que propinaron fuertes golpizas a los jóvenes atrapados, sin posibilidad de escapar. El oficial Juan Agustín Lescano le disparó a sangre fría con su arma reglamentaria al estudiante de Ciencias Económicas Adolfo Bello, de 22 años, impactándole en la cabeza con un proyectil calibre 45 que le ingresó por la frente y salió por la nuca. Trasladado al Hospital Central de Rosario por sus compañeros, fue intervenido quirúrgicamente sin poder evitar su muerte, que se produjo hacia las 19 horas del mismo día.


Durante esa tarde se sucedieron situaciones muy dramáticas porque la policía desplegó todos sus efectivos- escuadrones a caballo, patrulleros, perros- para desalojar la zona del Hospital a la que concurrían cientos de estudiantes esperanzados en la salvación del compañero vilmente baleado. El cuerpo del joven fue trasladado a la ciudad de Las Rosas que íntegramente y sin ningún tipo de distinciones participó del sepelio. Las declaraciones de condena fueron numerosas; por contraste el rectorado de la Universidad reaccionó cerrando el Comedor Universitario.


Los estudiantes entonces instalaron una olla popular en el local de la CGTA. El comité de lucha estudiantil, integrado por el Frente de Agrupaciones Universitarias de Izquierda (FAUDI), Movimiento Nacional Reformista (MNR), Franja Morada (FM), Frente Estudiantil Nacional (FEN) y Unión Estudiantes del Litoral (UEL), entre otras agrupaciones, junto a la central sindical convocaron para el 21 de Mayo a la Marcha de Silencio. A ella adhirieron entidades sindicales, vecinales, políticas, religiosas, profesionales, industriales y comerciales.


Semejante amplitud, que involucró no sólo a los cuerpos estudiantiles y del mundo del trabajo, sino también a organizaciones empresariales, fue una clara demostración de la polarización que se había suscitado en el seno de la sociedad rosarina. En el marco de las repercusiones que los sucesos originaron es importante destacar la posición asumida en Mayo por el diario La Capital, posición que varió sustancialmente durante el Segundo Rosariazo en el mes de Septiembre. La nota editorial del 18 de mayo planteó que "se justifica pues, la sensación unánime de Rosario espantado y conmovido ante una muerte que la ciudadanía cataloga de criminal..".


Las declaraciones del Ministro del Interior, se ubicaron en una línea de interpretación diametralmente opuesta, "todo lo que que altere la vida de las aulas será enérgicamente reprimido. No nos preocupa que los universitarios argentinos tengan inquietudes e impaciencias, por el contrario, deben tenerlas pues no se conoce un país dinámico con una juventud conformista. Pero no es posible confundir inquietud con violencia. Es ésta la que debe extirparse de la universidad, por que ya se sabe, que desgraciadamente, la violencia engendra violencia".


“Intensa fue la labor desplegada por las organizaciones estudiantiles, gremiales y profesionales invitando a la Marcha del Silencio programada para el Miércoles 21. Como punto de concentración, se eligió la Plaza 25 de Mayo (el corazón de la ciudad); la cita a las 18 horas. Desde el mediodía la zona fue ocupada por la policía sin permitir reuniones en el predio de la plaza. Córdoba y Laprida fue el punto de convergencia de distintos grupos que llegaban sin interrupción.


Hostigados por los efectivos policiales- cuerpo de infantería, guardia de caballería, sección perros, brigadas lanza gases- los manifestantes se desplazaron hacia la calle Maipú y las adyacencias del local del Jockey Club, cientos de ellos, en absoluto silencio, se sentaron ocupando toda la calzada; sólo se oían las voces de mando de los uniformados comunicándose entre ellos. Al cabo de una hora se lanzaron las primeras granadas de gas sobre la ya muy numerosa concurrencia que se desplazó hacia la calle San Martín.


En la Intersección de ésta con Córdoba se quemaron papeles para contrarrestar el efecto de los gases lacrimógenos y poco después ardían fogatas en varias esquinas. Se empezaron a levantar las primeras barricadas utilizando madera de las empalizadas de obras en construcción y cuanto elemento arrojaban los vecinos desde los balcones: sillas, mesas, cajones y gran cantidad de papeles y cartones. A medida que aquellas se multiplicaban, se limitaban los movimientos de los móviles policiales.


Calle Corrientes ofrecía una singular imagen porque las barricadas que desde calle Urquiza a Mendoza cerraban el paso, eran alumbradas por el fuego de las hogueras permanentemente alimentadas con objetos aportados por los moradores de las fincas linderas. Hacia las 21 apareció un autobomba de los bomberos. No pudo apagar la cadena de hogueras que elevaban sus llamas creando un insólito paisaje urbano. En medio de una gritería ensordecedora y el humo que cubría todo el centro, la policía replegó sus fuerzas regresando sus efectivos al local de la jefatura.


En esos momentos la ciudad estaba en manos de los manifestantes, alentados por le vecindario. Culminaba la denominada Guerra de Rosario, como tituló la Revista Boom su número de Junio de 1969, expresión, desde entonces, repetida en múltiples medios y obras de investigación. Pero hubo más. A la esquina de Córdoba y Corrientes fueron llegando cientos y cientos de manifestantes después de haber avanzado y retrocedido por las calles, de haber participado en el armado de barricadas, hogueras y apedreado a policías y bomberos durante horas.


Desde la escalinata de la Bolsa de Comercio comenzó el desplazamiento hacia el local de la CGTA, ubicado a pocas cuadras, como se había previsto. Una bandera argentina de gran tamaño, agitada con fervor, encabezaba la marcha”. La policía montó un gran dispositivo de seguridad. Cuando un grupo de manifestantes ocupó la emisora radial LT8 en Córdoba al 1800 para trasmitir un comunicado, al ser desalojados violentamente, se produjo otro asesinato: el de Luis Blanco, de tan sólo 15 años.



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