Luis Blanco, de tan sólo 15 años.
Así, Las fuerzas del orden policial fueron desbordadas por los manifestantes y debieron replegarse a los cuarteles. Rosario fue declarada zona de emergencia bajo control militar. Esta decisión fue tomada por la Junta de Comandantes, presidida por el General Agustín Lanusse, y luego comunicada al Presidente Onganía y a su Ministro del Interior Borda. Hasta este momento Onganía sostenía que las Fuerzas Armadas no gobernaban ni cogobernaban, luego de los acontecimientos de Mayo la junta de comandantes se integró de hecho en el gobierno.
De ahora en adelante renuncias y nombramientos, así como toda la decisión política de peso, tuvo que contar con su aprobación. Onganía se encontraba en el medio de dos frentes, el militar y el obrero- estudiantil. Ese mismo día, 21 de mayo, los dos sectores en que estaba dividido el movimiento obrero rosarino se unificaron, convocando a los trabajadores al plenario de la unidad "para tener una política de mayor resistencia y contundencia", dirá años después Héctor Quagliaro. El plenario se realizó en el sindicato del vidrio, de allí surgió una conducción de cinco miembros: dos por la CGTA, dos por Azopardo y uno independiente.
La CGT unificada organizó una huelga para el día 23 de Mayo, eso permitió a trabajadores y estudiantes que se incorporaran a la multitudinaria columna fúnebre que acompañó los restos de Luis Blanco al cementerio La Piedad. Ésta marchó durante cinco horas en un contexto en que las fuerzas de represión estuvieron prácticamente ausentes. El estado de movilización continuó en los días posteriores pero con una intensidad menor en la ciudad, sin embargo, Mayo aún no había concluido.
El día 29 una nueva insurrección urbana, el Cordobazo, conmovería, con una profundidad desconocida hasta entonces, las estructuras de poder vigentes. Debido a los requisitos de presentación de ponencias, he dividido la exposición en dos partes. Aquí culmina la primera de ellas, para dar lugar a la segunda que consistirá en el relato del Segundo Rosariazo, las apreciaciones finales y la bibliografía pertinente.
El Segundo Rosariazo. El denominado “Rosariazo Proletario”.
El Segundo Rosariazo (tal vez el menos difundido), a diferencia de los acontecimientos de Mayo que vieron su detonante en el ámbito estudiantil de Corrientes y luego se extendieron hacia gran parte del país involucrando también a Rosario, encontró su origen a partir de un conflicto obrero suscitado en la Unión Ferroviaria rosarina, como consecuencia de los paros realizados los días 23 y 30 de mayo de ese año, dispuestos por la CGT que fueron acatados por el gremio ferroviario de la seccional Rosario del Ferrocarril Mitre en forma masiva.
El ministro del Interior Francisco Imaz ordenó la aplicación de suspensiones a aquellos que habían participado de los mismos. Todo comenzó cuando Mario Horat, delegado gremial de la Unión Ferroviaria (UF) y empleado administrativo del departamento de contabilidad, fue sancionado por las autoridades de la Empresa Ferrocarriles Argentinos (EFA) por negarse a firmar apercibimientos a los trabajadores que participaron en dichos paros. Por esta razón Horat fue suspendido.
La historia de las sanciones no era nueva en la vida de los trabajadores del riel, que en Mayo del 67, al realizar un paro declarado por la UF fueron castigados 130.000 trabajadores con 30 días de suspensión y rebajas de categorías por un año, posteriormente fueron sumándose represalias insólitas y agraviantes. Como relatan dirigentes de la época: casos de maquinistas presos por quitarse la gorra o por llegar minutos tarde después de un viaje de trescientos kilómetros.
Las suspensiones no fueron levantadas y la huelga estalló en el ferrocarril Mitre el 8 de Septiembre por tiempo indeterminado. Fue declarada por la Unión Ferroviaria, sindicato adherido a la CGTA e intervenido desde 1967. La huelga primero afectó la zona de Rosario, Casilda, Cañada de Gómez, Pérez y Villa Diego. En los días subsiguientes se extendió a las provincias de Buenos Aires, Córdoba y Capital Federal. La Fraternidad, Señaleros y Guardabarreras se incorporaron a la medida de fuerza. El caso Horat se había convertido en el desencadenante de las Jornadas que en los días 16 y 17 de Septiembre conmoverían a la ciudad de Rosario y al país.
En tanto el problema ferroviario crecía, los estudiantes se preparaban para conmemorar el tercer aniversario del asesinato de Santiago Pampillón, por ese motivo desde los distintos centros de estudiantes del país se llamó a realizar una semana de protesta y lucha entre el 7 y el 12 de Septiembre, con la finalidad de oponer a la dictadura militar un protagonismo estudiantil activo.
El 10 de Septiembre en la Facultad de Medicina (ubicada en Francia y Santa Fe) se reunió una multitud estudiantil, junto a una delegación de obreros ferroviarios, el ex delegado de la CGTA Héctor Quagliaro y Rosa Trumper de Ingallinela de la Liga de los Derechos del Hombre para colocar placas recordatorias a Pampillón, Cabral, Blanco y Bello. Los muertos de la dictadura ya eran muchos. Junto a este acto se realizó una movilización en el centro de la ciudad en la cual los manifestantes arrojaron bombas incendiarias contra la sede del Jockey Club (Córdoba y Maipú), Aricana (Buenos Aires al 900) y la oficina del Servicio Cultural e informativo de los Estados Unidos.
La semana culminó con un paro activo en todas las universidades del país. El 12 la comisión coordinadora de la UF resolvió continuar la huelga por tiempo indeterminado. En La Fraternidad el tono fue diferente. Esta optó por continuar 24 horas más y luego retornar al trabajo, ya que la conducción de este sindicato liderado por Cesáreo Melgarejo estaba en una posición dialoguista con el régimen como lo demuestran muy claramente sus encuentros con Onganía.
En tanto algunos trenes circulaban conducidos por el personal jerárquico, los talleres estaban clausurados y la CGTA en la clandestinidad propugnaba por un paro nacional de 24 o 48 horas en apoyo a los trabajadores ferroviarios, los actos de sabotaje contra los servicios que operaban normalmente se intensificaron. En este contexto se produjo el descarrilamiento de un tren en Granadero Baigorria y otro en Pergamino. El viernes 12 el paro ferroviario fue declarado ilegal. La CGT de Rosario reaccionó anunciando el estado de huelga general.
Al problema ferroviario se sumó este mismo día la ocupación de dos grandes fábricas en Córdoba: Aerometal Petrolini y Grandes Motores Diesel Fiat debido al despido de un grupo de operarios. Coincidentemente con este estado de movilización en Rosario y Córdoba se produjo en Cipolletti (Río Negro) un levantamiento masivo de los habitantes que desbordaron a las fuerzas de Seguridad en oposición a la intervención de la comuna y la destitución del intendente Julio Salto.
El lunes 15 un plenario de gremios reunidos en la CGT unificada de Rosario, resolvió realizar un paro general en la ciudad de 38 horas desde el martes 16 a las 10 de la mañana hasta el miércoles 17 a las 24 horas, con movilización, en adhesión a los ferroviarios8 . El día 16 a las 10 de la mañana comenzó el paro activo, la CGT Rosario hizo público un comunicado en el que puntualizó su total solidaridad con los compañeros reprimidos por el gobierno, por ejercer un derecho constitucional. En Córdoba la CGT también había decretado un paro ese mismo día.
Cuando llegó el momento la ciudad vivía un clima tenso. Cuando a partir de las 10 las actividades comenzaron a detenerse, el gobierno decidió interrumpir el transporte urbano hacia las zonas fabriles. Los mecánicos de SMATA y los trabajadores de Grandes Motores Diesel, estaban en huelga desde el lunes 15, de esta manera la CGT cordobesa quedó sin sus bases más combativas. Sólo pequeños grupos de estudiantes con algunos obreros recorrieron las calles vacías. Rosario presentó un panorama totalmente distinto.
El conflicto fue dinamizado desde un principio por el cuerpo de delegados de la UF que nucleaba a Peronistas, comunistas, radicales y socialistas. Si bien el grueso de los manifestantes fueron obreros debo mencionar la participación que tuvieron algunos sectores medios como empleados de comercio, administrativos, bancarios y profesionales. A diferencia de Mayo donde la principal presencia fue la de los estudiantes, en Septiembre éstos estaban presentes pero actuando subordinados al control y la dirección gremial.
Los universitarios declararon un paro de 48 horas y por ésta razón se sumaron a las manifestaciones pero sin concentrarse en las casas de estudio. En las escuelas primarias y secundarias se interrumpieron las clases al iniciarse los enfrentamientos. El hecho de que el Segundo Rosariazo se desarrollara en el marco de un paro activo de 38 horas implicó que obreros y asalariados se encontraran en sus lugares de trabajo.
Esta decisión se había adoptado en el transcurso del plenario del día anterior donde además se planificó la formación de columnas troncales que partirían de distintos puntos que convergerían: la del norte por Avenida Alberdi y del sur por Avenida San Martín y la del Oeste por calle Córdoba. Esto, de hecho, posibilitó una importante participación que se vio reforzada por la acumulación de experiencias que se habían producido a lo largo de los últimos años. El escenario de la lucha no fue esta vez el centro de la ciudad, al menos no fue el único ni el más importante.
El inmenso operativo policial desplegado estuvo destinado a evitar el cumplimiento de la convocatoria de la CGT, o sea, la concentración final en su local de Calle Córdoba al 1900. Por esta razón las fuerzas de seguridad comenzaron a operar inmediatamente de iniciado el paro, tratando de impedir tanto el acceso al centro como la formación de columnas numerosas. Teniendo en cuenta que para evitar los enfrentamientos directos los manifestantes se dispersaron en grupos más pequeños para dificultar la tarea represiva, los frentes de lucha contra las fuerzas represivas se multiplicaron en el conjunto de la ciudad y en puntos muy distantes entre sí.
Las principales columnas no lograron llegar jamás al centro de la ciudad. Quisiera mencionar algunos de estos frentes: en zona Norte: Sorrento, Av. Alberdi en toda su extensión hasta el cruce del mismo nombre, barrio Empalme Graneros, en Zona sur: Avenida San Martín, Centeno y Grandoli, 27 de Febrero y Buenos Aires, Avenida Pellegrini desde la Facultad de Ingeniería a calle Corrientes, en el Oeste: barricadas a lo largo de Córdoba, en el centro de Presidente Roca a Avenida Belgrano y de Urquiza a la calle 3 de Febrero.
Las características que asumieron los enfrentamientos fueron similares, instalación de barricadas, hogueras, quema de automóviles y trolebuses, ataque a los comercios abiertos y a los grandes establecimientos y bancos de cada zona. Una mención especial merece el ataque sistemático a las instalaciones de la empresa Ferrocarriles Argentinos. Cuando el paro finalizó, una de las pocas estaciones que no había sido tocada en toda la ciudad fue Rosario Norte, el resto había sido destruída total o parcialmente.
En un primer momento la policía local fue la encargada del control de la ciudad, sin embargo la magnitud y la intensa dinámica que adquirieron los acontecimientos desde sus momentos iniciales originó la llegada de refuerzos de localidades vecinas. La gendarmería estuvo a cargo del control y seguridad de las instalaciones ferroviarias. Al igual que en Mayo, se produjo la intervención del Ejército para normalizar la situación sobre las últimas horas del segundo día del paro. La diferencia fue que esta vez solamente reemplazaron a Gendarmería en el control de las instalaciones ferroviarias y en algunos puntos estratégicos de la ciudad.
Al mando de las fuerzas del ejército se encontraba el segundo Comandante General de Brigada Antonio Robinson, quien advirtió a los rosarinos a las nueve de la noche del miércoles que, en cumplimiento de su misión las tropas a sus órdenes abrirían el fuego ante cualquier "desmán o atentado". Para reforzar a las tropas del Segundo Cuerpo fueron enviados desde Corrientes dos mil efectivos al mando del posteriormente conocido por todos, el entonces Coronel Leopoldo Fortunato Galtieri, ya que si bien el paro había finalizado la noche del 17, el 18 aún subsistían algunos focos de resistencia, especialmente en el barrio Empalme Graneros, que se convirtió en uno de los principales escenarios de estas jornadas. Y en el último reducto de la resistencia.
Controlados rápidamente por el ejército los focos de contestación que aún quedaban, podemos decir que el posteriormente célebre "Rosariazo Proletario" había concluido. Un breve comentario final sobre algunas conclusiones provisorias Luego de haber estudiado los hechos ocurridos en la Ciudad de Rosario, de haber escuchado detenidamente los testimonios de Beba Balvé y Leonidas Ceruti, para cerrar esta ponencia, quiero exponerles la siguiente hipótesis a la que arribé referida al por qué de la escasa difusión de estas revueltas.
¿Qué traían de nuevo los Rosariazos? ¿Qué nos dejaron?
Pues, mostrarnos que en el año 1969, a través de estos levantamientos populares, logró tomar forma un movimiento de liberación nacional. Sus legitimas aspiraciones democráticas se encontraban bastante organizadas, plasmadas en un movimiento con capacidad autónoma de lucha. Por ello es que el carácter de los Rosariazos pretendía ser “revolucionario”, a diferencia del Cordobazo, que con reivindicaciones puntuales, contenía un tinte más reformista.
Y es por ello que muchos se encargaron denodadamente en tapar o distorsionar estos sucesos. Por este motivo es que quiero terminar con una frase de Bertolt Brecht que marca lo siguiente: “existen cinco dificultades para descubrir la verdad: hay que tener el valor de escribirla, la perspicacia de descubrirla, el arte de hacerla manejable, la inteligencia de saber elegir a los destinatarios y sobre todo, la astucia de saber difundirla”.
Espero haber logrado con esta investigación sortear al menos algún ítem de todos estos y que pueda ser la punta del ovillo para aportar a futuros debates sobre qué hacemos con el movimiento estudiantil hoy en día. Muchas gracias.
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- Diario La Capital de Rosario, 7/6/66
- La Capital de Rosario, 19/9/69
- Revista Panorama, 23/09/1969
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- Ceruti, Leonidas, Eichelbaum, Carlos, Sellares, Mirta y otros: “El Rosariazo” en Revista “Los „70‟S”, Nº4, Bs.As., Septiembre 1997.
- Semanario CGT Nº 31, Diciembre 1968 - "A dos años de la intervención" en Revista BOOM, 1968.
- Diario La Capital de Rosario, 8 /11/68
- Diario La Capital de Rosario, 28/ 3/1969,
- Tomado del Diario La Nación, 31/3/1969
- Semanario CGT Nº 47, Junio 1969
- Semanario CGT, Nº 8, Abril 1968
- Diario La Capital de Rosario, 17/9/1966
- La Capital de Rosario, 5/7/66
- La Capital de Rosario, 11/7/1966
DOCUMENTOS UTILIZADOS
- Ley Nacional Nº 17.245/68
- Video “El Rosariazo Proletario”, realizado por Leonidas Ceruti y Mirta Sellares en el año 1999. Material disponible para su consulta.
- Boletín Estadístico, Municipalidad de Rosario, 1972.
- Película “La República Perdida I”
- Desgrabación de clases teóricas brindada -durante la cursada de la materiapor el Dr. Miguel Talento de los dia 14 y 21 de Mayo de 2002.
La información está tomada del libro de González Trejo, Horacio: Argentina tiempo de violencia, Carlos Pérez Editor, Buenos Aires, 1969.
El ticket del comedor universitario subió por esos días de 25 a 172.50$ (para tener una idea, medido con los parámetros monetarios actuales sería como aumentar de 5 a 15 pesos aproximadamente).
El comedor universitario funcionaba en Corrientes al 700 (pleno centro de Rosario) y en distintos turnos comían más de 3.000 estudiantes. Revista Boom, Mayo 1969, Página 6.
Naranjo, Rubén: Los ROSARIAZOS. Mayo y Septiembre de 1969, Ediciones AMSAFE, Rosario, 1999, Págs. 14-15.
Declaración extraída del Video “El Rosariazo Proletario”, realizado por Leonidas Ceruti y Mirta Sellares en el año 1999. Material disponible para su consulta.
Mario Aguirre (ATE) y Héctor Cansino de telefónicos por la CGTA, el metalúrgico Alfonso Galván y Osvaldo Patalagoitía del sindicato del vidrio por la CGT Azopardo y Neifer Juncos de Luz y Fuerza por los independientes.
Adhirieron estatales, bancarios, telefónicos, minería, seguros, gastronómicos, jaboneros, de la Carne, alimenticios, luz y fuerza, petroleros Rosario y San Lorenzo, químicos, papeleros, empleados del Jockey Club, mosaístas, vidrio, metalúrgicos, panaderos, gráficos y empleados de comercio.
Si bien el espectro partidario manifestó su adhesión al paro y movilización su presencia organizada fue muy débil. Se pronunciaron a favor de éste: la Unión Cívica Radical, el Partido Comunista, Movimiento Nacional Reformista, la Mesa de agrupaciones gremiales y organizaciones políticas Peronistas.
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