Se denomina como Caso Schoklender al parricidio ocurrido en la madrugada del 30 de mayo de1981, cuando Sergio y Pablo Schoklender asesinaron a sus padres en su piso del barrio de Belgrano en la ciudad de Buenos Aires. Este caso fue muy conocido y conmocionó a la opinión pública de Argentina.
Los Schoklender en Tandi
El ingeniero industrial Mauricio Schoklender y Cristina Silva Romano se conocieron el 11 de enero de 1955, en una confiterÃa céntrica, cuando ambos eran muy jóvenes. Él pertenecÃa a una familia judÃa de clase media, ella era católica, algo que no agradaba a la madre de Mauricio. De todos modos se casan (sin ceremonia religiosa) el 7 de julio de ese mismo año e inmediatamente se mudan a la ciudad bonaerense de Tandil, donde él consigue trabajo, en la empresa Metalúrgica Tandil S.A. En esta ciudad nacerán los tres hijos del matrimonio: El 30 de mayo de 1958 nace Sergio Mauricio, Pablo Guillermo llegó el 6 de febrero de 1961 y en 1963 Ana Valeria. Al principio el matrimonio vivió en una pensión humilde pero poco a poco las cosas fueron mejorando.
Cristina se dedicaba a realizar reuniones literarias en su hogar. Cuando el crimen salió a la luz, algunos vecinos recordaron que la casa de los Schoklender era sucia y desordenada, y que Cristina tomaba mucho y solÃa dejar a los niños solos en casa. De Mauricio todos, especialmente quienes trabajaban para él, hablaban muy bien. Para 1968 Mauricio comienza a trabajar en el grupo Pittsburgh & Cardiff Coal Co. S.A., por lo que la familia se muda a la ciudad de Buenos Aires, al cuarto piso de la calle 3 de Febrero 1480, en Belgrano, donde posteriormente se desencadenarÃa el drama.
El ingeniero Schoklender y la industria bélica alemana
Pittsburgh & Cardiff Coal Co. S.A., o simplemente Grupo Pittsburgh, era un gran conglomerado de empresas de la Argentina, propiedad del magnate alemán Carlos Jünger, Bartolomé Gandione y (en un 25%), de la empresa alemana August Thyssen-Hütte AG, una de las mayores empresas siderúrgicas a nivel mundial.​
Durante la dictadura del autodenominado Proceso de Reorganización Nacional concretó algunos de sus más grandes negocios de la historia, como la transferencia de tecnologÃa para la instalación de fábricas de tanques (TAMSE) y submarinos (Astillero Domecq GarcÃa), el licenciamiento para la construcción del Tanque Argentino Mediano, seis corbetas Meko 140 y cuatro submarinos TR 1700, y la compra de dos submarinos y cuatro fragatas-destructores producidos en Alemania.
Según consta en el BoletÃn Oficial de la República Argentina, el 29 de mayo de 1981, pocas horas antes de ser asesinado, Schoklender habÃa sido designado presidente de la empresa Lametal S.A., una de las principales compañÃas del Grupo.
VÃsperas del crimen
El jueves 14 de mayo, en un confuso accidente en el balcón de su casa muere Julio de la Hera, gerente de Pittsburgh.
Al dÃa siguiente, el viernes 15 de mayo de 1981, quince dÃas antes del doble homicidio, se produjeron tres hechos que condicionaron el escenario del crimen: un robo, un "intento de homicidio" y un incendio: en la escena del robo, el actor principal fue Sergio, quien robó a su padre dinero y documentos, también el hijo mayor de los Schoklender denunció ante las autoridades de la Pittsburgh (donde estaba empleado junto a su padre) que alguien lo habÃa dejado encerrado en una cámara frigorÃfica con la intención de matarlo.
El incendio, habrÃa sido provocado por Pablo, quien según esta hipótesis entró a la habitación matrimonial, roció con nafta el piso y prendió fuego. La pareja salió ilesa. El dormitorio se quemó por completo, igual que el pasillo. Una pericia final determinarÃa que el incendio habÃa sido causado por un cigarrillo. La conexión original de electricidad del departamento queda dañada.
El lunes 18, como consecuencia de un enfrentamiento con su madre, en que ella lo golpeó y lastimó, Pablo se va a vivir al hotel Normandie. Mauricio inició los trámites ante el seguro y no le permitió volver porque, como lo consideraba un desequilibrado, tenÃa miedo que contara lo que habÃa pasado y que el seguro no le reconociera los daños.
El viernes 29, el matrimonio, Sergio y Valeria cenan juntos en un restaurante de la costanera. Esperan la medianoche para brindar por el cumpleaños 23 del hijo mayor.6​ Según consta en el expediente judicial, se obtienen de esa cena varias presunciones:
«...En primer término se advierte la ausencia de Pablo, ausencia que también se notó de su propia casa, sugestivamente desde el dÃa en que se incendiara el dormitorio de sus padres mientras dormÃan. Aparece entonces como razonable la posibilidad de que no fuera aquél ajeno a ese supuesto accidente, asà como que desde esa ocasión tenÃa prohibido el ingreso. Esta hipótesis se fortalece recordando que a poco de los luctuosos hechos, cuando las domésticas sorprendidas al verlo, le preguntaron si no temÃa que su madre lo viera, les respondió que la noche anterior habÃan hecho las paces... Sin esfuerzo se infiere entonces que no habÃa ido a cenar porque con él estaban sus padres disgustados...​»
Crimen
La doble muerte
Cristina Silva Romano de Schoklender c. 1960.
En la noche del 29 de mayo de 1981, mientras el resto de la familia cenaba en la Costanera, Pablo, en ese entonces de 20 años, volvió al departamento de la calle 3 de Febrero y al oÃr que regresaban se escondió en el placar del dormitorio de su hermano. Aproximadamente a las 3 de la madrugada de ese sábado 30 de mayo, Pablo Schoklender despertó a su hermano, yéndose ambos a cavilar al living.
A esas cavilaciones les puso fin Pablo cuando al notar que su madre se habÃa levantado y se dirigÃa hacia donde ellos estaban, se escondió y aprovechando que estaba de espaldas, le destroza la cabeza con una barra de acero de 30 cm. de largo y 3 cm. de diámetro, de las utilizadas para hacer pesas. El primer golpe se lo asesta en el lado derecho de la cabeza, haciéndola caer de bruces (en la posterior autopsia hallarÃan una concentración de 1,66 de alcohol en sangre en el cuerpo de Cristina).
HabrÃa sido Sergio quien luego le descargó dos golpes más, en la parte posterior del cuello, cerca de la nuca. Luego buscó una camisa azul suya que estaba para lavar con la que le apretó el cuello, para estrangularla. Aún estaba viva. Pablo buscó una sábana con la que la envolvieron como si fuera una mortaja y le puso una bolsa plástica para residuos en la cabeza. Con trapos limpiaron la sangre que manchaba el piso de parquet. Durante las siguientes dos horas los hermanos deliberaron que hacer con su padre, decidiendo matarlo también. Los dos fueron hasta la habitación donde dormÃa, Sergio llevaba la barra de acero y Pablo tenÃa una cuerda náutica.
Mauricio estaba sobre el costado derecho de la cama. Con fuertes golpes le destrozan casi todos los huesos del cráneo. Sergio le pidió la cuerda a Pablo y la pasó por el cuello de su papá. Hizo un torniquete con la barra y la iba retorciendo. Al rato lo envolvieron con la sábana de abajo, la que cubrÃa el colchón y hasta le dejaron la almohada. Le pusieron la bolsa plástica en la cabeza. Eran las 5 de la mañana.
El hallazgo de los cuerpos
En el garaje del subsuelo del edificio habÃa dos autos de la familia, ambos marca Dodge, uno de ellos, un Coronado (chapa patente C726713) color ladrillo y techo vinÃlico, automóvil de altÃsimo lujo para la época. Pablo bajó primero con las llaves del Coronado y le mandó el ascensor a su hermano. Sergio bajó con el cuerpo de su mamá en brazos y lo puso en el baúl del Coronado.
Entre ambos bajaron el cadáver del padre y lo pusieron también en el baúl. Subieron al departamento, limpiaron las manchas de sangre del living y el dormitorio y tomaron las prendas manchadas con sangre y la ropa que sus padre solÃan usar cuando salÃan de viaje. Toda la ropa, la limpia y la ensangrentada, la pusieron en un bolso marrón y bajaron por el ascensor. Pablo desciende en planta baja para esperar a su hermano en la puerta del edificio. Sergio sigue hasta el garaje. Cuando llega, se encuentra al encargado, Isas J. Tejada, dispuesto a lavar el auto, por orden del ingeniero. Le dijo que no lo hiciera, pues él saldrÃa en ese momento y cargando el bolso arrancó. Pablo esperaba en planta baja y ambos tomaron rumbo hacia Barrio Norte.
La presencia de algunos policÃas los asustó. Pablo bajó del auto en Las Heras y Pueyrredón y Sergio siguió conduciendo hasta la Avenida Coronel DÃaz 2459 enfrente del parque las heras en el barrio porteño de Recoleta,​ donde lo dejó estacionado con su macabra carga, con la intención, según declaró ante la policÃa la entonces novia de Pablo,7​ de regresar luego para deshacerse del vehÃculo y los cadáveres.
Durante la mañana del domingo 31, unos niños que jugaban en el parque las heras en avenida coronel diaz en su intersección entre Pacheco de Melo y Peña, advirtieron que el automóvil Dodge de la familia manaba un hilo de sangre proveniente del baúl. Asustados, comunicaron el hecho a sus padres, quienes llamaron a la policÃa. Un rato después, otro vecino, que no se identificó, repitió el llamado a la comisarÃa 21ª. Eran las 11 de la mañana.
Alrededor de las 17, se hicieron presentes los efectivos de seguridad, quienes confirmaron que del coche habÃa manado sangre.
Lo primero que hicieron los funcionarios policiales fue tender un hermético cerco en torno del vehÃculo, impidiendo asà acercarse inclusive a los reporteros gráficos. Al lugar convergieron también tres grúas y dos camiones de bomberos. Uno de los oficiales que participó en el procedimiento negó todo tipo de información a la prensa, derivando el caso al Departamento Central de PolicÃa. Sin embargo, algunos vecinos dijeron que, ante la imposibilidad de abrir el robusto baúl del auto, la policÃa debió recurrir a la brigada antiexplosivos, que a las 19 de ese dÃa logró abrir la cerradura, empleando un detonante.
Este dato no figura en la causa. Una vez abierto el baúl, con detonante o no, encontraron, según informes del Departamento Central de PolicÃa otorgados a los medios de difusión, dos cadáveres correspondientes a un hombre y una mujer de 45 años, aproximadamente, ambos muertos por estrangulamiento.
Posteriormente, se amplió la información a la prensa: los cuerpos de la pareja vestÃan pijamas y estaban envueltos en una sábana blanca. Las cabezas, cubiertas por sendas toallas y luego por bolsas de polietileno de las usadas para residuos, presentaban golpes hechos con una barra de metal. Dicha barra estaba aún en el cuello del ingeniero Schoklender, y con ella y una soga se habÃa efectuado un torniquete que le habÃa provocado la muerte por asfixia o estrangulamiento. El cráneo del ingeniero Schoklender, especialmente, parecÃa casi destrozado.
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La huida
Ese domingo era juez de Instrucción Nacional en Primera Instancia el doctor Juan Carlos Fontenla, el primero en entender la causa abierta, quien manifestó que:
«En ningún momento se los tuvo como culpables desde un comienzo. Cuando fueron identificados los cadáveres, el comisario me puso en conocimiento de que habÃa llamado a la casa de Schoklender y fue atendido por uno de los hijos. Allà le manifestó que su padre habÃa tenido un accidente, que concurriera a la seccional.»
Como era obvio, y tras haber sido puestos en alerta por el propio comisario de la 21ª, los hermanos emprenden la huida. En su declaración policial, la entonces novia de Pablo, relata que luego de los asesinatos este le manifiesta a su hermano que era conveniente buscar un lugar cerrado para incendiar el coche donde habÃan quedado los cadáveres. Acotó que cuando se enteró que la policÃa habÃa encontrado el rodado, le pidió que lo acompañara al sitio donde lo habÃan dejado y al no hallarlo decidió pasar por la Seccional interviniente para comprobar si allà estaba.
La policÃa interroga también a la hermana menor, Ana Valeria, de 19 años, quien inmediatamente es considerada como fuera de toda sospecha. Para ese momento, Sergio habÃa logrado engañar al vicepresidente de Lametal S.A.,​ Andrés Horvat, de quien obtuvo 5000 dólares con la excusa de que su padre (a la sazón presidente de dicha empresa5​) se encontraba en graves problemas. Con el mismo propósito, Pablo intentó a su vez contactar a otro de los directivos del grupo Pittsburgh, Carlos Kauffman, pero le fue imposible encontrarlo.
Con el dinero estafado a Horvat y el efectivo que tomaron de sus padres, los hermanos emprenden la huida, con la intención de llegar al Brasil, pero al cerrarse el cerco policial sobre ellos, se ven impedidos de hacerlo en avión desde Buenos Aires, entonces emprenden un viaje en remÃs hacia Mar del Plata, allà se hospedaron en el Gran Hotel Dorá. Primero llegó Sergio, al otro dÃa Pablo. La primera noche, según cuenta la revista "La Semana" de Editorial Perfil, una reconocida revista de la época, Sergio pidió un taxi y le solicitó al chofer que lo contactara con una prostituta.
Estuvo una hora en el Hotel Alojamiento Top's, en el viejo camino a Miramar. La revista también cita a quien era el presidente del aeroclub de Mar del Plata: en su relato cuenta que los hermanos, utilizando el apellido Fogel, le pidieron un aerotaxi para viajar a Entre RÃos y de allà a Punta del Este a "encontrarse con el padre".Luego hablaron con Abraham Vinski, el dueño de una agencia de publicidad al que le solicitaron, según La Semana, una campaña publicitaria. "Dijeron que pertenecÃan a Industrias Náuticas Volser y que el único propietario era un tal Pablo Schoklender. La idea era lanzar una nueva lÃnea de cruceros, de producción nacional, en Mar del Plata.
QuerÃan una página semanal en cada diario de acá, cuatro letreros bien grandes, ocho comerciales diarios por televisión. y cuatro modelos full time". Los hermanos pidieron que las modelos viajaran con ellos a Montevideo inmediatamente. También una cena para 300 personas a todo lujo. El publicista, dice la revista, dudó pero pensó que era un gran negocio. Sin embargo, al dÃa siguiente, los hermanos ya no estaban en el hotel. Cada uno habÃa huido por separado.
Juicio
Detenciones
Luego de separarse de su hermano, Sergio compró un caballo y se fue hacia el norte por la costa. A 29 kilómetros de Mar del Plata, y ya entrada la noche (eran las 21:30), pidió alojamiento en el "Viejo Almacén Cobo". Le contó al dueño del lugar Daniel Columba que pretendÃa ir a caballo hasta los Estados Unidos. Luego de cenar, Columba se retira a descansar y Sergio quedó en compañÃa del encargado, Bernardino Luquez, eran las diez de la noche. HabÃa estado tomando un poco, pero no habÃa llegado a emborracharse. A los pocos minutos Luquez va a avisarle a su jefe que estaban frente al asesino prófugo. Entre los dos lo encierran en una piecita que tienen de depósito. Van hasta Vivoratá y cuando regresan, cerca de las 5:40 descubren que Schoklender habÃa huido a pie, dejando abandonado su caballo. La policÃa lo encontró cerca de allÃ, haciendo dedo a la altura del kilómetro 372 de la ruta nacional Nº2.
Por su parte, Pablo comenzó una fuga que lo llevó primero a Rosario y luego a la Provincia de Tucumán. AllÃ, él también compra un caballo con el plan de escapar a Bolivia, pero en la localidad de Ranchillos fue detenido. En principio se dijo que confesó el crimen a la policÃa. Pero luego, el juez Fontenla aseguró que allà no se le habÃa tomado declaración.
Condenas
Durante el juicio, el entonces abogado defensor de los acusados, Jorge Goodbar, sostuvo que los hermanos eran inocentes y afirmó que el móvil «tuvo que ver con el tráfico de armas que realizaba Mauricio Schoklender padre» desde su cargo de gerente en la firma Pittsburgh & Cardiff, apuntando a que en el asesinato estaban involucrados sectores militares.
El 12 de marzo de 1985, y ya en democracia, la jueza de 1ª instancia Marta Lopardo analizó y desestimó la defensa formulada y condenó a Sergio a prisión perpetua, por el delito de homicidio calificado por el vÃnculo en concurso real con homicidio calificado por el vÃnculo y por alevosÃa, con la salvedad de que debe responder como coautor penalmente responsable, y como autor de estafa en concurso materia, absolviendo a Pablo por falta de mérito.
Poco más de un año después, el 7 de abril de 1986, la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional (Sala V) confirmó la sentencia de Sergio, revocó la absolución de Pablo y lo condenó también a prisión perpetua como coautor penalmente responsable de los delitos de homicidio calificado por el vÃnculo y alevosÃa, reiterado dos veces. Para ese entonces, Pablo se habÃa fugado, desconociéndose su paradero.
Recaptura de Pablo Schoklender
Recién el 14 de mayo de 1994, la policÃa boliviana detuvo al ciudadano argentino Jorge Velásquez, por giro doloso de cheques, enviando las huellas digitales a Interpol, se supo entonces que Velásquez era en realidad Pablo, quien habÃa ingresado a Bolivia con un pasaporte falso a nombre de Walter Sandoval, instalándose en Santa Cruz de la Sierra con el alias de Velásquez. Fue entregado a una comisión policial argentina, que lo condujo nuevamente a Buenos Aires.
Sergio Schoklender ha evitado siempre referirse a los hechos relacionados con el brutal asesinato de sus padres en declaraciones públicas y en ocasiones ha dicho que lo harÃa cuando su hermano Pablo saliera en libertad, explicando que temÃa que sufriera represalias en prisión por lo que él pudiera decir. Luego de que Pablo saliera en libertad ha mantenido su postura.
Después de la cárcel
Tras 14 años preso, Sergio obtuvo la libertad condicional el 28 de noviembre de 1995, después de cumplir las dos terceras partes de su condena. Tras cumplir también los dos tercios, Pablo, comenzó a obtener salidas laborales en mayo de 2001. Sergio impulsó la educación universitaria en las cárceles, y gracias a ello, él mismo logró recibirse de abogado en prisión. Hasta mayo de 2011 se desempeñó como abogado y apoderado de la Asociación Madres de Plaza de Mayo.12​ De Ana Valeria se pierde todo rastro durante treinta años, hasta que periodistas la hallaron viviendo en el anonimato, bajo un nombre cambiado.
Luego del crimen habÃa impugnado los derechos hereditarios de sus hermanos.
Pablo Schoklender escribió un libro con su versión de la historia (Yo, Pablo Schoklender, ISBN 978-9500251006), que fue base de la pelÃcula Pasajeros de una pesadilla protagonizada por Federico Luppi y Alicia Bruzzo, estrenada en 1984. En ella se plantea un cuadro familiar en el que los padres sometÃan a los hermanos a distintos tipos de abuso;el asesinato de la madre habrÃa ocurrido como resultado de una pelea con sus hijos, y ante lo sucedido éstos habrÃan decidido asesinar al padre mientras dormÃa.