El caso Marita Verón gira alrededor de Marita Verón, una joven argentina de la provincia de Tucumán que fue secuestrada el 3 de abril de 2002, a los 23 años, y de la cual se ignora su paradero desde hace 540 semanas. Se presume que habría sido secuestrada por tratantes de personas para obligarla a ejercer la prostitución, y que podría haber sido trasladada forzosamente a la provincia argentina de La Rioja.
Descripción
Marita Verón había dejado su casa el 3 de abril de 2002 para dirigirse a una consulta médica, y de acuerdo a la descripción de un testigo habría sido secuestrada por gente que bajó de un auto rojo. Tres días después fue descubierta por la policía en la localidad de La Ramada, a más de 30 kilómetros, usando zapatos con tacones en lugar de las zapatillas que tenía al desaparecer. Al parecer escapaba de una fiesta sexual, y los policías la habían dejado en un ómnibus que regresaba a Tucumán, aunque nunca llegó a su destino.
La investigación llegó hasta tres cabarets riojanos, "Candy", "El Candilejas" y "El Desafío" (hoy rebautizado "La Isla"), que operaban como tapaderas de prostitución. La Cámara de Apelaciones de Tucumán los describió de esta manera: "Lugares destinados al ejercicio de la prostitución donde hay un sistema de reclutamiento de mujeres incluso mediante su privación de libertad".
Una de las mujeres liberadas gracias a la investigación, de nombre reservado, declaró haberla visto en "candy", con el pelo teñido y lentes de contacto celestes. Luego la perdió de vista, pero escuchó a la posible regente de la whiskería comentar "Estos boludos la están buscando y está en España". Dicha mujer se llama Lidia Medina y está procesada por "privación ilegítima de la libertad agravada y promoción de la prostitución", al igual que su hijo y la esposa del mismo.
Otras aristas de la investigación incriminaron a la tucumana Daniela Milhein, quien habría tenido la intención de llevar a Marita a Río Gallegos. Fue detenida junto a su marido y un oficial riojano transportando mujeres. Se liberó a una misionera, una cordobesa y dos bonaerenses. Se consiguieron datos sobre una red de prostitución en España de la cual se rescataron a 17 mujeres, pero Marita no fue encontrada entre ellas.
Se abrió una causa judicial, en la cual hay más de 10 personas esperando juicio oral, y en cuyo curso se rescataron a 21 mujeres secuestradas de forma similar.
El Juicio
El 08 de febrero de 2012 comenzó en la ciudad argentina de San Miguel de Tucumán, en la pcia. de Tucumán, Argentina, el juicio por el caso Marita Verón. En el banquillo de los acusados declararán 13 personas, 7 hombres y 6 mujeres vinculados al secuestro y la promoción de la prostitución. Además, participarán más de 150 testigos durante los tres meses por los que se extenderá el juicio. El 16 de febrero en el sexto día de juicio y segundo de declaración de Susana Trimarco (Madre de Marita Veron) contó parte de los 10 años de búsqueda de Marita. Cargó contra imputados, políticos y policías La madre de Marita relató cómo descubrió el negocio de la trata de personas, y afirmó que lo único que busca es que le devuelvan a su hija.
La primera parte de su declaración, Trimarco la dedicó a hablar de su familia. Recordó a su marido Daniel Verón, la niñez de sus hijos Horacio y Marita, el noviazgo de esta con David Catalán y cuando nació Micaela, su nieta.
Trimarco relató lo que pasó el día en que desapareció Marita. La mujer puso sus sospechas sobre Patricia Soria, una enfermera que vivía en el mismo barrio que la joven, en Las Talitas. "Marita quería ponerse un DIU (dispositivo intrauterino) y ella le insistía en que vaya a la Maternidad. A mí no me caía bien esa mujer, que le preguntaba muchos detalles de su vida privada y de la familia", declaró.
Después cargó contra Miguel Ardiles, un supuesto empleado de la Maternidad que le ayudó a Marita a conseguir los turnos. "La llamaron para el 3 para darle el turno y le pidieron que lleve el documento. Nos pareció raro", dijo Trimarco.
Luego detalló cómo fue la búsqueda, cuando Marita no volvió de la Maternidad. "Recorrimos hospitales, calles, hablamos con las amigas. Nada. Estaba desesperada. En la comisaría no nos querían tomar la denuncia, porque decían que se había ido seguro con un noviecito o con sus amigas. Después decían que no tenían papel para redactar la denuncia ni nafta para salir a buscarla en camioneta", precisó.
El presidente del Tribunal, Alberto Piedrabuena, la interrumpió en esta parte del relato, y decretó un cuarto intermedio. "Sí, porque me falta mucho. Tengo para estar 10 días", advirtió Trimarco.
Cuando retornó la audiencia, la madre de Marita habló de la búsqueda. No ahorró palabras contra el ex gobernador Julio Miranda y contra funcionarios de su gabinete. "Como estúpida iba a la Casa de Gobierno. Digo estúpida porque la mafia estaba ahí. Ellos me mandaron a hablar con los Ale", expresó.
Trimarco hizo referencia a un convenio que había firmado el gobierno (gestión Miranda) con la Asociación de Remiseros Unidos de Tucumán (ARUT), en la que los declaraban custodios de la ciudad. "Julio Díaz (secretario de Seguridad) me dijo que ellos tenían más autos y mejores armas que la Policía", manifestó.
Cuando tenía que hacer referencia a María Jesús Rivero, titular de ARUT y de la remisería Cinco Estrellas, habló de ella como "esta señora". Y como se esperaba, se despachó contra Rubén "La Chancha" Ale. "Yo siempre desconfié de ellos, porque todos decían que eran unos delincuentes", aseveró.
"’La Chancha’ Ale y toda la mafia manejan la droga y la prostitución de esta provincia. No se por qué el pueblo de Tucumán no los enfrenta. Yo los voy a enfrentar, así bajita, chiquita, como soy, voy a defender a mi hija", aseguró. Hubo tres momentos de tensión por las reacciones de la familia Gómez y la interrupción de los abogados.
La pista de La Rioja
"Una mujer que trabaja en la noche nos dice que sabía lo que le pasó a Marita. Nos dio datos de dónde la tuvieron cautiva, y que la secuestraron para la explotación sexual en La Rioja.
Yo no podía creer que existan esas cosas", dijo Trimarco. La madre de Marita desechó las otras hipótesis, criticó la labor de Ernesto Baaclini, entonces secretario de la Fiscalía de Instrucción VIII y que estuvo a cargo de la investigación cuando murió la fiscala Joaquina Vermal.
Cuando por fin llegó a un prostíbulo de La Rioja, no encontró a Marita. Pero una chica, Anahí, se fue corriendo a sus brazos y le suplicó que la rescatara. Ella le contó que había visto a su hija la semana anterior, y le relató el calvario que vivía. Fue el primero de muchos testimonios desgarradores.
"Desgraciadamente me convertí en especialista de este delito porque lo palpé, lo viví. Y busco a mi hija. Jamás la voy a dejar de buscar, caiga quien caiga. Mi misión es mi hija. No quiero cerrar los ojos hasta antes saber de ella. Hay muchas chicas desaparecidas que estamos ayudando, pero yo quiero a mi hija", dijo con firmeza Trimarco.
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