Después de 20 años de haber sido derrocados por Estados Unidos, el movimiento islamista derrocó al presidente Ashraf Ghani, quien debió huir al extranjero.
Los talibanes entraron a la capital afgana Kabul y clamaron «victoria» desde el palacio de gobierno, horas después que el presidente Ashraf Ghani huyera al extranjero, luego de 20 años de haber sido derrocados por Estados Unidos y coronaron con la toma del poder una ofensiva relámpago insurgente de apenas tres meses.
«Los talibanes ganaron» y «ahora son responsables del honor, de la posesión y de la autopreservación de su país», admitió Ghani en un mensaje de Facebook, en el que aseguró también que había abandonado el país para evitar un «baño de sangre».
El ahora expresidente no precisó cuál será su país de destino, aunque se supo que haría una escala en Tayikistán.
En paralelo, el vocero de la milicia islamista Zabihullah Mujahid tuiteaba: «Unidades militares del Emirato Islámico de Afganistán entraron en la ciudad de Kabul para garantizar la seguridad. Su avance continúa con normalidad».
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«Aseguramos a todas las embajadas, centros diplomáticos, instituciones, lugares y ciudadanos extranjeros en Kabul que no enfrentarán ningún peligro. Que todos estén en Kabul con plena confianza, las fuerzas del Emirato Islámico tienen la tarea de fortalecer la seguridad de Kabul y todas las demás ciudades», agregó, frente al cierre de embajadas y al éxodo masivo de diplomáticos extranjeros.
Los talibanes, que durante horas se habían mantenido a las afuera de Kabul y habían prometido no entrar, anunciaron al caer la noche, tras la noticia de la huida de Ghani, que iban a ingresar a la ciudad para impedir saqueos, luego de que la policía afgana abandonara las comisarías y otros puestos.
A través de la televisión estatal afgana se difundieron imágenes de combatientes que clamaban «victoria» dentro del palacio presidencial y, según precisaron tres responsables talibanes de alto rango a la agencia AFP, previamente allí mismo se había celebrado una reunión sobre la situación de la seguridad en la capital.
«Nuestro país ha sido liberado y los muyahidines (rebeldes) son victoriosos en Afganistán», exclamó un militante al canal de noticias Al Jazeera desde el palacio presidencial, mientras que el canal Al Arabiya titulaba: «Los talibanes controlan la televisión estatal en Kabul y llaman a los ciudadanos a mantener la calma».
Los miembros del movimiento islamista aseguraron que quieren evitar la violencia en la toma de la capital y propusieron negociar su acceso pacífico al poder con el consejo consejo de transición, integrado por el jefe del Alto Consejo para la Reconciliación Nacional en Afganistán, Abdullah Abdullah, y el expresidente Hamid Karzai.
Sin embargo, los talibanes destacaron que no habrá un gobierno de transición sino «un traspaso completo» del poder.
En tanto, el secretario general de la Organización de Naciones Unidas (ONU), Antonio Guterres, llamó a los talibanes y a todas las demás partes en Afganistán a que «ejerzan la máxima moderación» y los instó a respetar los derechos humanos.
«El secretario general está particularmente preocupado por el futuro de las mujeres y las niñas, cuyos derechos ganados con tanto esfuerzo deben ser protegidos», expresó en un comunicado la ONU, cuyo Consejo de Seguridad prevé reunirse mañana.
En un avance sorprendente sobre los talones de la retirada de las derrotadas fuerzas extranjeras de Afganistán tras 20 años de guerra, los talibanes tomaron casi todo el norte de Afganistán la semana pasada, pese a los miles de millones de dólares gastados por Estados Unidos y la OTAN para entrenar a las fuerzas afganas.
El vocero talibán Suhail Shaheen dijo hoy a la cadena de noticias británica BBC que el movimiento islamista quería una «transferencia pacífica del poder en los próximos días».
En declaraciones desde Doha, Qatar, donde tienen lugar negociaciones entre el Gobierno afgano y los talibanes, Shaheen prometió que la milicia no atacaría embajadas ni a diplomáticos y trabajadores extranjeros de ONGs, y que no tomaría represalias contra afganos y que permitirán que las mujeres estudien y trabajen.
Los talibanes iniciaron su avance militar luego de que el presidente estadounidense, Joe Biden, anunciara sus planes para retirar las fuerzas de su país para finales de este mes, poniendo fin a la guerra más larga de la historia de EEUU y que, además, termina en derrota.
En una semana, los rebeldes islamistas capturaron las capitales de 26 de las 34 provincias de Afganistán, cinco de ellas hoy.
Muchos trazaron paralelismos entre las imágenes de helicópteros estadounidenses evacuando su embajada en Kabul con la aún más caótica huida de Estados Unidos de Saigón tras su derrota en Vietnam.
«Esto no es Saigón», dijo hoy Blinken a la cadena ABC.
Aunque admitió que no esperaba tal desbande de las fuerzas afganas, aseguró que la misión en Afganistán fue «exitosa».
«Desde la perspectiva de nuestros competidores estratégicos alrededor del mundo, no hay nada que les hubiese gustado más que vernos en Afganistán otros cinco, 10, 20 años. Simplemente no está en nuestro interés nacional», argumentó.
Biden ordenó ayer el envío de 5.000 soldados para ayudar a asegurar la evacuación de emergencia de los empleados de la embajada y de miles de afganos que trabajan con las fuerzas norteamericanas y temen represalias.
El Pentágono calcula en 30.000 el número de personas que deberán ser evacuadas.
Biden defendió su decisión de acabar con 20 años de guerra, la más larga que ha conocido Estados Unidos, que se inició tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, como represalia contra los talibanes por rechazar la entrega del jefe de Al Qaeda, Osama Ben Laden.
«Un año o cinco años más de presencia militar estadounidense no habría marcado ninguna diferencia cuando el Ejército afgano no puede o quiere defender su país», afirmó Biden.
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