La mayoría de los fallecidos son ciudadanos egipcios que se dirigían a sus aldeas para celebrar la fiesta musulmana del Sacrificio. Hasta el momento se desconocen las causas que pudieron desatar la tragedia.
EL CAIRO.- Cerca de 350 personas murieron abrasadas en el incendio que consumió por completo 7 de los 11 vagones de un tren abarrotado de pasajeros, que viajaban a sus aldeas de origen en el sur de Egipto, para celebrar la Fiesta del Sacrificio, las más importantes vacaciones familiares del mundo musulmán después del Ramadán.
El fuego se inició cerca de las dos de la madrugada hora local (00:00 horas GMT) en la parte posterior del convoy, el cual recorrió varios kilómetros mientras numerosos pasajeros saltaban por las puertas y ventanas para escapar de las llamas y el humo, a medida que se propagaba el siniestro, el más mortífero en los más de 150 años de historia ferroviaria del país. "Nos empujábamos unos a otros y nos ahogábamos por el humo. Nos lanzábamos unos a otros por las ventanas", declaró un sobreviviente desde la cama de un hospital.
Cuerpos carbonizados se encontraban apilados al final de dos vagones, donde las víctimas intentaron aparentemente huir del incendio. Sus rostros quedaron irreconocibles. "El número de muertos ha alcanzado los 350", dijo Ahmed Abdulaziz, un subsecretario del Ministerio de Salud que se desplazó al lugar de la tragedia. En tanto, un trabajador de rescate, que estaba de pie junto a los restos del tren, dijo que la cifra de víctimas fatales -al parecer todas de nacionalidad egipcia- podría superar los 400, a medida que se extrajeran más cadáveres de los vagones.
El tren, con el número 832, partió de la estación Central de El Cairo sobre la medianoche de ayer, con destino a Luxor, a unos 700 kilómetros al sur de la capital. El incendio se registró cerca de la ciudad de Al-Ayatt, cuando el convoy había recorrido sólo 70 kilómetros. Las investigaciones preliminares indican que el fuego comenzó cuando un pasajero trató de encender una pequeña estufa a gas. Los pasajeros egipcios suelen preparar su propio té y café a bordo de los trenes.
También es habitual que en los vagones, con capacidad para 150 personas, viajen amontonados más de 350 viajeros, en su mayoría pertenecientes a las clases sociales más pobres del país. Los turistas extranjeros también suelen utilizar el ferrocarril para desplazarse a los famosos lugares arqueológicos del sur de Egipto, como Luxor y Asuan, pero normalmente lo hacen en trenes de primera clase, con coches-cama y aire acondicionado. El tren incendiado, un modelo lento y antiguo, se detenía en casi todas las estaciones debido a que también era usado para repartir diarios entre los poblados y aldeas a lo largo del Río Nilo.
Miembros de los equipos de bomberos señalaron que los viajeros murieron atrapados en "el infierno de una prisión en llamas" y que la mayoría de los cuerpos dentro de los vagones estaban calcinados. También indicaron que muchas víctimas no pudieron escapar debido a que muchas de las ventanillas de los vagones llevan barras de hierro atravesadas, algo habitual en muchos trenes populares egipcios. La televisión estatal egipcia emitió impresionantes imágenes captadas en el lugar del accidente que mostraban cuerpos abrasados pegados a los barrotes de las ventanillas.
Cientos de vecinos de las aldeas cercanas han ayudado a los equipos de rescate desde los primeros momentos, y llevaron mantas y comida para los pasajeros rescatados. El Presidente egipcio, Hosni Mubarak, expresó su "más profundo pesar" por el accidente, transmitió sus condolencias a los familiares de las víctimas y se mantiene en contacto con las autoridades sanitarias para conocer la evolución de los heridos, informó la agencia MENA.
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