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Foto del escritorMuseo Negro

Río Turbio: La tragedia que se pudo evitar en Santa Cruz


Pasaron 12 años del fatídico 14 de junio del 2004, cuando 14 mineros murieron en los socavones de Río Turbio. Un crimen social, que sigue sin justicia.


Esa noche fría entraba a trabajar el turno noche a los socavones de mina 5. Un grupo de 60 mineros que cubrirían los frentes de explotación de la que hasta ese momento era una empresa recuperada del vaciamiento que había generado la concesión anterior del testaferro Sergio Taselli.


Ese grupo de mineros ingresaba a la oscuridad con chistes de por medio, con risas y faltaba poco para el día del padre. No sabían que ese día que aparentaba ser normal, se transformaría en uno de los días más fatídicos de la cuenca carbonífera. Quedaban para siempre 14 mineros exigiendo justicia por sus muertes, producto de la desidia estatal.


Una dura lucha contra Taselli y NK

En aquellos años los mineros y toda la población de la cuenca carbonífera luchaban contra la privatización de Yacimientos Carboníferos Fiscales. Pero el entonces gobernador de Santa Cruz, Néstor Kirchner, permitió la entrega de la empresa a Sergio Taselli en 1994.

Luego hubo 8 años de lucha minera contra Taselli, hasta que en el 2002 vuelve a manos del Estado. Pero todo el vaciamiento de la empresa quedaba sin juicio al empresario. Y los mineros seguirían luchando por reacondicionar la empresa y acusar al empresario de vaciamiento, con peligro de derrumbes. Sin embargo el gobierno kirchnerista hizo oídos sordos y terminó ocurriendo la tragedia minera. Es que nunca se ocupó de eliminar la precariedad laboral, ni el peligro latente.


Un crimen social

Esos duros días de junio del 2004 viajamos con Carlos Broun a filmar lo que sucedía en la cuenca carbonífera. Y llegamos cuando estaban rescatando de la profundidad del cerro a los últimos cuerpos de los mineros. Entre ellos habían rescatado el cuerpo de Silverio Méndez.


El dolor de toda la población era indescriptible, y el silencio en las calles generada por la angustia que causaba saber que no había sobrevivientes entre los mineros atrapados era tremendo. No era difícil contagiarse de la tristeza de todos los pobladores. Había un cartel dibujado por un niño de una escuela, que estaba pegado en las paredes del sindicato minero que decía “Minero no llores, si vos estás mal, nosotros estamos mal”.


Muchos mineros que querían decir lo que ningún medio nacional decía. Esa tragedia se pudo evitar, pero la dejaron pasar. Y varios familiares denunciaban que no hubo equipos necesarios para salvarlos.


Filmar aquellos momentos no fue para nada fácil, porque la angustia me tocaba muy de cerca. Alguno de los mineros muertos los conocía, como a Silverio Méndez de aquella vez que fue a apoyar la lucha de las y los obreros de Brukman en Buenos Aires.


Con las filmaciones pudimos plasmar muy de cerca la bronca de los mineros, hacia la complicidad de los funcionarios, la conducción del sindicato y el empresario de la concesión minera. Eso afirmaban dos de los sobrevivientes como Tejada y Alcalá.


Luego de la tragedia trataron de tapar este crimen social con millones y millones de dinero, lo mismo que pasaría con la masacre de la estación de Once. Es que el kirchnerismo quería tapar su complicidad silenciando a toda la cuenca carbonífera. Vinieron inversiones para la empresa, pero también hubo una cooptación grosera.Y la tragedia anunciada quedaría impune. Solo condenaron a dos perejiles. Los verdaderos culpables aún están libres.


Desinversión

En estos 12 años de mal inversión, con una súper usina tantas veces reclamada por la cuenca, pero que hasta ahora no funciona. Una empresa minera que sigue con riesgos de accidentes, y la posibilidad de volver a ser privatizada.


Hoy la actual intervención de la empresa minera que responde al actual gobierno macrista, se justifica en base a la mala inversión para decir que la mina no trabaja. Con esto nuevamente es posible que venga un ajuste como en los duros años 90.


Hoy hay actos recordatorios en la cuenca, como los que no hubo en estos 12 años que pasaron, con mineros jóvenes y viejos, con docentes, con estudiantes y trabajadores en general. Esto nunca había ocurrido antes en la cuenca carbonífera. Y exigen justicia, y ni olvido, ni perdón. Exigen una Mega Usina Estatal.

Conclusión

Mi conclusión es que no tiene que haber otra tragedia como la del 14 de junio y es necesario darse cuenta que el gobierno anterior, como el actual nunca se preocuparon, ni se van a preocupar por la empresa minera. Solo los trabajadores pueden sacar adelante esta empresa con la importancia que puede cumplir como una empresa energética, que cubra las necesidades de la provincia. Bajo una gestión obrera y de los trabajadores de Río Turbio, rescatando la lucha por la que dieron la vida Silverio Méndez, el Gallo Hernández y tantos entrañables mineros. Agrego al joven minero Oscar Reynoso, que murió por la precariedad laboral en el año 1996.


Es por eso que hicimos el documental sobre la tragedia de Río Turbio con los compañeros de Contraimagen. Fue para homenajear a aquellos trabajadores que dieron su vida por defender su fuente laboral. Esos heroicos mineros argentinos y chilenos, unidos y luchando contra el Abando estatal, en tantas movilizaciones, tomas de minas y denuncias.


Pasaron 12 años, que para muchos no son lejanos, ni lo van a ser, mientras siga existiendo impunidad a este crimen. Mientras no se haga justicia, y eso queda en manos de los mineros y toda la comunidad de la cuenca carbonífera.

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