top of page
Foto del escritorMuseo Negro

Robledo Puch: El Ángel de la Muerte


Si recorremos la historia criminal de la Argentina en el ámbito de los homicidios, seguramente nos encontraremos frente a diversos casos de mayor y menor trascendencia, debido a la repercusión que han tenido estos hechos en la opinión pública.


Pero sobre todo, la mayoría de los episodios que resaltan, entre los millones de causas por asesinato cometidos en el territorio de nuestro país, son aquellos en los que el autor de los hechos se cometió el delito a causa de sus problemas psicológicos.


Tal es el caso de Carlos Eduardo Robledo Puch, uno de los homicidas sicópatas más famosos, considerado por las autoridades como un verdadero asesino serial, cuya psiquis enferma lo llevó a cometer los homicidios más desgarradores de la historia.


Nacido en Buenos Aires, el 22 de enero de 1952, Robledo Puch fue apodado por la prensa como el Ángel Negro o el Ángel de la Muerte, ya que al ser detenido fue encontrado culpable de cometer un total de diez homicidios calificados, entre otras causas.


Tengamos en cuenta que en el año 1972, momento en que pudo ser detenido, Carlos Eduardo ya era considerado uno de los mayores criminales seriales de la Argentina, cuando aún no había llegado a cumplir su mayoría de edad.


Se cuenta que su actividad delictiva se inició el 15 de marzo de 1971, cuando durante un robo en un boliche renombrado de Olivos, Robledo Puch no se conformó con el botín obtenido, y decidió antes de retirarse del lugar asesinar a sangre fría al dueño y al sereno del local.


De allí en más no hubo nada que lo detuviera, por lo que en cada uno de sus atracos, sus víctimas terminaban siendo parte del juego en el que debía correr la sangre de manera que parecía inevitable. El matar a seres humanos se había convertido en su principal misión, y al mismo tiempo en su gran diversión.


Mientras esto ocurría por la noche, durante el día el Angel de la Muerte escondía su carrera criminal debajo de una apariencia de niño de buena familia, cuyas actividades se concentraban en aprender a tocar el piano, tomar clases de alemán e inglés, y demás.

Su primer socio fue Jorge Ibáñez, con quien Robledo Puch llevó a cabo una gran cantidad de robos a supermercados, concesionarias y boliches. Pero luego de la muerte de Ibáñez en un accidente automovilístico, Puch necesitó otro compañero, y resulto elegido Héctor Somoza, un joven que durante el día trabajaba en la panadería de su padre, y que por las noches se convertía en el cómplice ideal del Ángel Negro.


No obstante, durante uno de sus habituales robos, por alguna extraña razón surgida de su mente enferma, Robledo Puch decidió que ya no debía trabajar con Somoza, por lo que le disparó en el mismo lugar donde juntos cometieron el último robo.

Ese sería también el último atraco y el último asesinato que cometería Robledo Puch, ya que fue detenido el 4 de febrero de 1972, después de que la policía encontrara la cédula de identidad dentro del bolsillo del pantalón de Somoza. Fue en definitiva el error que le costó su libertad. Actualmente, Robledo Puch continúa en prisión, cumpliendo su condena en un pabellón para homosexuales del penal de Sierra Chica.


6 visualizaciones0 comentarios

Entradas recientes

Ver todo

Comments


bottom of page