Desde su inicio, en agosto de 2009, “Radio Universidad” cubrió el desarrollo de la causa que investigó a Oscar Pascual Guerrieri, Jorge Alberto Fariña, Juan Daniel Amelong, Walter Pagano y Eduardo Costanzo. Aquí, la palabra de testigos, querellantes y militantes de organismos de Derechos Humanos.
La sentencia se conoció en el mediodía del jueves 15 de abril de 2010 ante una multitud de personas que aguardaba frente al edificio de Oroño al 900. El Tribunal Oral Federal Nº 1 condenó a prisión perpetua a Pascual Guerrieri, Jorge Fariña, Daniel Amelong, Walter Pagano y Eduardo Costanzo por delitos de lesa humanidad. Se trató del primer juicio por crímenes de lesa humanidad perpetrados durante la última dictadura militar en centros clandestinos del Gran Rosario y comenzó el 31 de agosto de 2009. El juicio constó de dos etapas, una centrada en los delitos perpetrados en la “Quinta de Funes”, y otra iniciada a principios de noviembre y conocida como “Fábrica de Armas”, en referencia al centro clandestino de detención Fábrica Militar de Armas Portátiles Domingo Matheu, ubicado en Ovidio Lagos al 5200. Si bien las dos causas se formalizaron por separado su unificación en el juicio oral radicó en que los acusados pertenecían al mismo grupo represivo: Comando del II Cuerpo del Ejército y del Destacamento de Inteligencia 121. Los querellantes en la causa Quinta de Funes fueron Alicia Gutiérrez, María Cecilia Nazábal, Eduardo Leandro Toniolli, Fernando Dussex, Sebastián Alvarez y María Adela Panelo de Forestello. Mientras que en la causa Amelong lo fueron Olga Regina Moyano, Juan Antonio Rivero y Ramón Aquiles Verón y Adriana Elba Arce. Este juicio oral, esperado con gran expectativa en la región, fue acompañado por una importante campaña de difusión impulsada por la agrupación H.I.J.O.S, bajo el lema “Los Juzga un tribunal, los condenamos todos”. En este sentido, semanas antes de la primera audiencia, Juan Emilio Basso, militante de H.I.J.O.S Rosario explicaba: “Nosotros, junto a un conjunto de organismos de Derechos Humanos, más organizaciones sociales y gremiales que levantan desde hace mucho tiempo la bandera del juicio y castigo a los genocidas, estamos acompañando a los testigos y querellantes para que los que han sido víctimas del terrorismo de estado no se sientan solos sino acompañados por un gran conjunto de la sociedad que los respalda”. A través de estas declaraciones en diálogo con “Apuntes y Resumen”, Basso anunciaba una serie de petitorios, actos y movilizaciones que rondarían el inicio del juicio.
También en contacto con dicho informativo a mediados de agosto, Victoria Donda nieta recuperada y diputada nacional interpretaba el juicio como “un cierre al capítulo del terrorismo de estado” cuya “única forma de cerrarlo es la justicia”.
En tanto, Elida Luna, integrante de Familiares de Desaparecidos y Detenidos por razones políticas, a pocos días del inicio del juicio manifestaba en “La Marca de la Almohada” su preocupación por el carácter público del juicio, considerando como escaso el espacio destinado a quienes quisieran presenciarlo. Además, afirmaba: “Nos parece increíble haber llegado a esta instancia, ha sido un camino muy largo, y a pesar de que no es la justicia que nos merecemos como sociedad, se abre una instancia realmente importante” ya que, consideró “un Nunca Más es posible cuando todo el mundo se entera”.
El 31 de agosto, Eduardo Tonioli, uno de los querellantes, también en “la Marca de la Almohada” valoraba los alcances de ese día: “Es una jornada histórica, porque después de 30 años de cometidos aquellos crímenes tenemos la nueva oportunidad de abrir los juicios. Después de muchísimos años, inclusive de democracia, donde a partir de las leyes de obediencia debida y punto final y los decretos de indulto existía una imposibilidad fáctica de iniciar estos juicios. Se reabren esta vez con plena posibilidad de condena penal, a diferencia de lo que fueron hace algunos años los juicios de la verdad que impedían el juzgamiento, hoy se puede avanzar en el camino de la justicia”.
Esa primera jornada, fue denominada como “un triunfo” por los organismos de Derechos Humanos. Así lo describía Nadia Schujman, abogada de H.I.J.O.S y representante de algunos de los querellantes en la causa Quinta de Funes. También, según narraba Schujman en Radio Universidad, se vivieron algunos momentos de tensión cuando “los imputados provocaban a las víctimas todo el tiempo” con diversas actitudes, situación que se reiteró en numerosas oportunidades a lo largo del juicio.
Por su parte, Herminia Severini, Madre de Plaza de Mayo, en comunicación con “El Aire es Gratis“, expresaba sus propias impresiones sobre el juicio: “Estamos viendo si podemos juzgar de una buena vez a estos asesinos que siguen teniendo poder pero no están en el poder y que siguen sin reconocer adonde tiraron a nuestros hijos”.
Semanas después de iniciado el juicio, Lucas Ciarniello, abogado querellante se refería a las indagatorias tomadas a los imputados. Destacó los “ efectuados por Guerrieri y Amelong y analizó la declaración de Constanzo: “A pesar de sus dichos también se declara inocente porque dice que no fueron sus manos las que cometieron los delitos, pero nosotros sostenemos que el hecho de que él no haya disparado no significa que sea inocente, significa que él se encargó de otro tipo de tareas”
A fines de septiembre, nuevamente entrevistada por “La Marca de la Almohada”, la abogada querellante Nadia Schujman describía el particular momento vivido durante la declaración del testigo Jaime Dri, único sobreviviente del centro clandestino de detención Quinta de Funes. “Fue muy emotivo para nosotros cuando los jueces le pidieron que se de vuelta y reconozca a sus secuestradores”, relató la integrante del equipo jurídico de H.J.O.S.
Desde el inicio del juicio, como se mencionó anteriormente, existieron reiteradas quejas de los militantes de organismos de Derechos humanos y de los querellantes, debido al escaso espacio físico destinado para el público presencial y a los controles “excesivos” realizados en el ingreso del público.
Al cumplirse un mes de audiencias, específicamente el 5 de octubre, el Tribunal resolvió que no se permitiría la entrada con ninguna insignia política ni con fotografías de los desaparecidos. Ese mismo día Radio Universidad consultó a Rosa Acosta, secretaria de Derechos Humanos de Santa Fe, quien defendió la potestad del tribunal en su decisión y desestimó los reclamos por el lugar donde se llevaba adelante el juicio argumentando que “hay espacios por vía satelital y conexión por internet que retransmiten el juicio”.
Desde otro punto de vista y hacia mediados de octubre, Alicia Gutiérrez, querellante en la causa Quinta de Funes y diputada provincial evaluaba el desarrollo de las audiencias: “Los organismos de derechos humanos y los querellantes planteamos esta imposibilidad de poder concurrir con las fotos de nuestros compañeros desaparecidos a quienes asesinaron precisamente los imputados, y muchas veces tenemos un trato desigual por parte del tribunal” y agregaba: “Son ellos los imputados, nosotros no cometimos ningún delito, es más, llegamos a este momento con mucha alegría después de 30 años, pero conscientes de que nadie nos regaló nada y de que esto fue producto de la lucha”.
En otro orden, Radio Universidad contactó al periodista Reynaldo Sietecase en el día en el que declararía ante el Tribunal. Durante la charla y en relación a su participación como testigo relató: “El origen periodístico de este proceso se remonta a junio del 92 cuando una tardecita llega a la redacción de Rosario 12 Eduardo Constanzo, él decía que había participado de la represión en la zona de Rosario”. Según el periodista, lo más relevante de los dichos del imputado fue la “mención a los asesinatos que se produjeron en la llamada Intermedia, y en donde mencionaba a Rodolfo Reyes que en ese momento era el subsecretario de Seguridad que había nombrado Carlos Reutemann”. “Era la primera vez que un represor vinculado a La Patota en Rosario hablaba de cómo se habían movido en los años de la dictadura” resaltó Sietecase.
Por otra parte, el 8 de noviembre, por pedido de la fiscal Mabel Colalongo, el Tribunal ordenó que se investigue la actuación del ex juez Pedro Tiscornia, acusado por algunos sobrevivientes de negarse a tomar denuncias de secuestros y torturas. En este sentido, la abogada querellante Ana María Figueroa decía: “Hay muchos sectores que han tenido participaciones de distintas formas por lo cual ha sucedido lo que sucedió en nuestro país, entonces es hora de que investiguemos seriamente todas las puntas”.
La segunda fase del juicio, relacionada con la causa Fábrica de Armas, comenzó con algunas declaraciones de las víctimas, entre ellas, Ramón Aquiles Verón, quien fuera secuestrado en la víspera del mundial del 78, junto a su compañera Hilda Cardozo, que aún continúa desaparecida.
“Es la última y única oportunidad de que, tanto la sociedad rosarina como nuestro país, sepa que (los represores) empezaron secuestrando y amenazando a niños, en mi caso al primero que amenazan es a mi hermanito que tenía 9 meses, para que mis padres declaren donde estaba yo”, consideró Verón entrevistado por “La Marca de la Almohada”.
Otra de las sobrevivientes, Olga Moyano, también en diálogo con el informativo de la mañana, expresó: “Lo que yo viví fue un evento muy trágico, pienso que testimoniar esto es poner la voz en los que no están y que realmente la sociedad se comprometa con aquellos que dijeron Nunca Más”.
Durante la declaración de Moyano, existió un momento de alta tensión en la sala al escucharse un comentario de Juan Daniel Amelong, que fue definido por la propia testigo como una “apología a todos los métodos que usaron ellos” y como “lo más duro” de afrontar en el proceso del juicio. A pesar de ello valoró: “Sabemos que estamos aportando a la justicia, pero también a la verdad y a la memoria”.
Ya en abril de 2010 el primer juicio a represores en Rosario llegaba a su fin. En nombre del espacio Juicio y Castigo, que organizó distintas actividades a la espera de la sentencia, Elida Luna decía: “Va a haber una kermesse y grupos musicales porque nuestra lucha y la lucha de nuestros desaparecidos tiene que ver con la alegría. Cuando éramos jóvenes y nos propusimos luchar desde diferentes ámbitos por esa ilusión de cambiar el mundo lo hacíamos con mucha alegría, por eso no tenemos una mejor forma de recordar”.
Finalmente, en el mediodía del 15 de abril se conoció el dictamen que con cárcel perpetua, común y efectiva para los cinco represores acusados colmó las expectativas de los organismos de Derechos Humanos y de la multitud de personas que aguardaba en la puerta de los Tribunales Federales. Radio Universidad transmitió en vivo la lectura de la sentencia:
Periodistas: Radio Universidad
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