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Foto del escritorMuseo Negro

Nuremberg: juicios

NUREMBERG: JUICIO DE LOS CRIMINALES DE GUERRA NAZIS 

Introducción: Mucho antes de que finalizase la guerra los aliados comenzaron a reunir pruebas contra los principales dirigentes nazis. Unidades especiales acompañaban a los ejércitos aliados para detener a todos los sospechosos de haber cometido crímenes de guerra y procesarnos ante tribunales militares internacionales. El primero y más famoso de los 13 juicios que se celebraron se inició el 20 de noviembre de 1945 en Nuremberg, escenario de las grandes concentraciones del partido nazi.


Entre los 22 acusados se hallaban Hermann Goering, jefe de la Luftwaffe y número dos de la Alemania nazi hasta momentos antes de finalizar la guerra; el almirante Karl Doenitz, capitán general de la armada a quien Hitler había nombrado su sucesor; el general Wilhelm Keitel, jefe del estado mayor de las fuerzas armadas; el general Alfred Jodl, jefe de operaciones; Joachim von Ribbentrop, ministro de Asuntos Exteriores; Albert Speer, primer arquitecto de Hitler y experto en la producción de armamento; Alfred Rosenberg, «filósofo» del partido nazi;Arthur Seyss-Inquart, líder del nazismo austríaco, que colaboró con Hitler en la ocupación de Austria en 1938, y Rudolf Hess, antiguo lugarteniente de Hitler. Martín Bormann, vicesecretario del partido nazi, desapareció sin dejar rastro y fue procesado in absentia.


Las pruebas presentadas en el juicio —películas de la liberación de los campos de concentración nazis, el diario del nazi Hans Frank, los protocolos secretos del pacto que los nazis firmaron con Rusia en 1939, documentos oficiales y declaraciones de testigos oculares— revelaron hasta qué extremo llegó la crueldad de los nazis. Las sentencias se dictaron el 1 de octubre de 1946. Tres de los acusados fueron absueltos, otros tres fueron condenados a cadena perpetua y cuatro recibieron sentencias menores.


Los doce restantes, entre ellos Goering, Keitel, Jodl, Ribbentrop, Rosenberg, Seyss-Inquart y Bormann fueron sentenciados a morir en la horca. Diez fueron ejecutados dos semanas más tarde. Goering se suicidó en su celda y Bormann, que probablemente se refugió en América del Sur, jamás fue hallado. alemanes firmaron en Reims la rendición incondicional y al día siguiente cesaron oficialmente las hostilidades. Ante la insistencia de Stalin, la capitulación se ratificó formalmente en una ceremonia que tuvo lugar el 9 de mayo en Berlín.


La cúpula nazi en el banquillo El 20 de noviembre de 1945 se abría en Nuremberg la primera sesión del juicio contra los dirigentes nazis, en el cual se resolvería su responsabilidad en la comisión de crímenes de guerra y crímenes contra la Humanidad. Fue uno de los procesos más resonantes de la historia y sus sentencias establecerían jurisprudencia para el juicio de Tokio. en el que se juzgó en 1946 a los criminales de guerra nipones. para los restantes tribunales que en Europa juzgaron delitos de nazis y colaboracionistas, y posteriormente para sentencias contra criminales en otras guerras, entre ellas la de Bosnia.


El Tribunal, bajo la presidencia del británico juez Lawrence, estaba formado por 8 jueces, cuatro titulares y cuatro suplentes, pertenecientes a las cuatro potencias vencedoras, actuaba según un estatuto que tenía la consideración de Tratado internacional, y jurídicamente se apoyaba en el acta de rendición de Alemania, que había entregado a los aliados «la suprema, autoridad con respecto a Alemania».


Muertos Hitler, Goebbels y Himmler, tres de los máximos responsables de la tragedia continental, en el banquillo se sentaron otras figuras prominentes del nazismo, entre ellas el segundo del régimen, el mariscal Goering, el delfín de los primeros años, Rudolf Hess, el mariscal Keitel, el ministro de Asuntos Exteriores Von Ribbentrop, el ideólogo Rosenberg, el arquitecto Speer, hasta un total de 21.

El delito de crimen contra la Humanidad La mayoría de las acusaciones realizadas por los fiscales estaban perfectamente tipificadas. Así ocurría con la de crímenes de guerra, definida en las Convenciones de La Haya (1899 y 1907), y en la que se incluían deportaciones, vejaciones a los soldados prisioneros, malos tratos y deportación de la población civil, ejecución de rehenes. ¿Pero qué ocurría si estos actos abominables no se realizaban durante un periodo de gueira? Si se castigaba un asesinato individual, ¿podía quedar impune el exterminio de un pueblo entero?


Este último crimen, el exterminio de un pueblo entero, fue calificado pronto en la publicística como genocidio. Era la forma más grave del delito que en Nuremberg fue denominado "crimen contra la Humanidad". Los abogados defensores, invocando el axioma jurídico «nullum crimen, u ulla poena sine lege» (no existe crimen ni sanción sin ley anterior), pretendían dejar el juicio sin base. Pero los jueces de Nuremberg, considerándose defensores de la especie humana, aplicaron el derecho natural, es decir, los principios morales que impiden que un ser humano mate a otro, y entendieron que la serie de crímenes de guerra elaborada después de la Primera Guerra Mundial tenía carácter abierto y, por tanto, implicaba la posibilidad de incluir delitos nuevos, caso del genocidio.


Así el Tribunal de Nuremberg consideró delitos de lesa humanidad una serie incluida en el artículo 6 a de su Estatuto: asesinato, exterminio, reducción a esclavitud, deportación, fueran estos desmanes cometidos durante la guerra o antes de la guerra.


Las sesiones: El 20 de noviembre de 1945 abrió el juez Lawrence la primera sesión de un proceso gigantesco, que duraría hasta las sentencias del 1 de octubre de 1946. Cada acusado disponía de abogado defensor y equipo de apoyo. Cada nación aijada estaba representada por un equipo fiscal. El sumario con sus anexos documentales llegó a ocupar 42 volúmenes. Equipos especiales de documentalistas, entre los que figuraban historiadores, se encargaron de recopilar los documentos en que se basaba la acusación, de forma tal que en el archivo del proceso se encuentra el mayor fondo documental para la historia de la Alemania nazi.


A los documentos tradicionales, los más importantes los encontrados en el cuartel alpino del Führer, se incorporaron 780.000 fotografías y 23.000 rollos de película, con los que se elaboraron documentales, la novedad más llamativa del proceso. Las películas sobre los campos de concentración, con el espectáculo dantesco de las piras de cadáveres y los prisioneros esqueléticos, señaló momentos de tensión máxima.


El genocidio judío: En el proceso quedó probado que la guerra se había desencadenado de manera premeditada por el Führer y que en su transcurso se había cometido toda suerte de actos abominables. Por ejemplo, en las instrucciones de Goebbels de 14 de septiembre de 1942 se ordenaba fueran exterminados judíos, gitanos y polacos, y en cuanto a checos y alemanes detenidos y condenados se consideraba la conveniencia de «exterminarlos por medio del trabajo».


El exterminio de grupos humanos o pueblos enteros significaba un salto cualitativo de la criminalidad. Y en el transcurso de los interrogatorios salió el tema de la «solución final». Si la política antijudía de los nazis se había limitado al principio a la expulsión de judíos de Alemania o a su encierro en campos de concentración, en el transcurso de la guerra se programó el exterminio total, proyecto que se enmascaró con la expresión «solución final».

El horror alcanzó su clímax en el interrogatorio de Hóss, comandante del campo de Auschwitz, llamado como testigo en Nuremberg, aunque seria condenado a muerte y ahorcado en otro proceso en Varsovia. En esas sesiones se describió con minuciosidad el método de exterminio mediante el gas Zyklon B y el trabajo de lossünderkommandos —formados por prisioneros forzados— para el aprovechamiento industrial de los cadáveres, a los que arrancaban antes de su incineración cabellos, piel, dientes de oro. En el interrogatorio a un juez nazi,Morgen, se descubrió otro horror: la eutanasia de los enfermos mentales.

Las sentencias: El 1 de octubre 1946 se leyeron las sentencias. Fueron condenados a morir en la horca once de los acusados —más la sentencia a muerte contra el no localizado Martin Bormann—, y a diversas penas siete, mientras tres eran absueltos, aunque quedó abierta la posibilidad de otras acusaciones por otros tribunales. La víspera de la ejecución Goering consiguió suicidarse en su celda, por ingestión de una pastilla de cianuro.


El más buscado Intentó escapar, pero nunca salió de Berlín: Martin Bormann fue juzgado in absentia (ausente) en Nuremberg y pasó a ser el criminal nazi más buscado. Se lo creía en España, en la Argentina, en la URSS, incluso en Estados Unidos.


En realidad  Bormann nunca logró salir de Berlín. Arthur Axmarm, -de las Juventudes Hitlerianas; Otto Günsche y Heinz Linge, asistentes de Hitler, además de Erich Kempka -su chofer-, lo atestiguaron. Bormann, disfrazado de soldado, trató de huir de la Cancillería el 1 de mayo con el grupo de fugitivos que encabezaba el general Mohnke. Él y otros jerarcas se parapetaron detrás de la torre de un tanque Tigre, pensando que estarían protegidos.


Fue un error: los soviéticos abrieron fuego contra el tanque y lo destruyeron al atravesar el puente deWeidendammer. Günsche y Linge vieron la explosión. Kempka iba en el vehículo y quedó herido, pero logró salir de ahí. Axmann reconoció la zona para buscar otra salida, y al volver, vio los cuerpos de Bormann y el doctor Stumpfegger, de las SS. No pudo comprobar si habían muerto por la explosión y se alejó. Un cartero llamado Albert Krumnow enterró los cadáveres entre los escombros.


En 1972, unas obras en la zona sacaron a la luz los restos de dos hombres. Los forenses comprobaron que eran Bormann y Stumpfegger: ambos quedaron heridos por la explosión y se suicidaron con cianuro al verse acorralados.

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