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Foto del escritorMuseo Negro

Libia: síntesis de una guerra.


Nos encontramos en un momento clave del conflicto libio. Turquía, ante el avance del LNA, el ejército liderado por Haftar, que pone en peligro la supervivencia del GNA, ha enviado un contingente de tropas que suponen un punto de inflexión. Es una medida desesperada ante una situación negativa para los intereses de Ankara, que podría perder su última oportunidad para expandir su influencia en el norte de África. Poco después, Turquía y Rusia han hecho un llamamiento para un alto el fuego que entrará en vigor este domingo a las 00.00 horas. 

La guerra civil en Libia se ha convertido en una «guerra proxy» en la quelos intereses de numerosas potencias están en juego. Veamos qué es lo que ha llevado a esta situación a Turquía.


Balance de fuerzas.

La arriesgada decisión de mandar tropas nacionales a un país sumido en la guerra, para apoyar a un bando que se derrumba, ha sido motivada por el desequilibrio de fuerzas entre el LNA, bando apoyado por países como Egipto, Arabia Saudí, Rusia, EAU, Francia, EEUU y el GNA, apoyado por Turquía y Qatar.


El LNA es el bando más poderoso del conflicto, sin embargo, al estar en plena ofensiva, necesita tener una superioridad manifiesta sobre el defensor.


Cuenta con 25.000 hombres entre milicianos (40-60%) y un cuerpo principal de ejército “regular”. También dispone de un contingente de mercenarios de diversa procedencia. Por ejemplo, 1.000 sudaneses de las Rapid Support Forces para proteger instalaciones, pudiendo utilizar Haftar sus fuerzas regulares para la ofensiva.


En este caso estamos hablando de una labor de PSC (Private Security Company) y no de mercenarios. Las RSF han cometido numerosos crímenes en Sudán.  Se ha reportado también otro contingente de 3.000 a finales del año pasado. Asimismo hay mercenarios chadianos combatiendo en el sur del país.


Al comienzo de la ofensiva, iniciada en abril de 2019, el LNA contaba con una quincena de  aviones de combate, unos pocos aviones de transporte y helicópteros de combate. Estaban repartidos entre dos bases aéreas:

  • Base aérea de al-Watiya: Su-22 y MiG-21MF.

  • Base aérea de Al Jufra: MiG-23.


También disponía de numeroso material pesado como carros de combate, vehículos de transporte de tropas, artillería… Material de muy diversa procedencia, pero gran parte heredado de la era Gadafi.


El general Haftar, exiliado en EEUU regresó a Libia, recabó apoyos y ahora es el principal líder del LNA.

Apoyo de Rusia: el Ministerio de Defensa tiene buenas relaciones con Haftar, aunque la política exterior rusa prefiere en cierto modo, aunque sea de cara a galería, una situación de equilibrio entre ambas facciones.


Esta postura puede estar motivada por un desacuerdo entre los decisores rusos sobre a quién apoyar. Recordemos que Sarraj fue invitado a la Cumbre Rusia-África en octubre de 2019. En ella se firmaron acuerdos, como el suministro de 1 millón de toneladas de trigo a Tripoli, o proyectos de exploración petrolífera y electrificación.


Sin embargo, el apoyo militar se lo están brindando a Haftar en forma de mercenarios, armamento, suministros, etc. El New York Times afirmó que 200 mercenarios de la compañía Wagner habían llegado a finales de septiembre de 2019 a Libia, pero esta cifra parece haber aumentado a 1.400 según fuentes del GNA y a 2.500 según las turcas, estas últimas seguramente infladas.


El uso de mercenarios permite a Rusia la negación plausible, y actuar en este y otro tipo de guerras sin las penalizaciones que en política exterior o interior suelen tener las tropas regulares.


Los mercenarios rusos son un activo muy valorado e incluso pueden llegar a ser un factor desequilibrante, debido a su buen equipamiento, entrenamiento y experiencia en combate, tal y como admiten testigos del GNA al verlos actuar.


Se ha notificado también el uso de artillería guiada por láser Krasnopol, que también fue utilizada en Siria por el ejército ruso. Este proyectil permite junto al uso combinado de drones, sustituir en buena medida al apoyo aéreo, ya que hace posible ataques de precisión a distancias de hasta 30 Km. 


Según Reuters, mercenarios rusos que habrían combatido del lado de Haftar, estarían siendo tratados en una clínica privada de San Petersburgo. Es la utilizada desde 2016 para esas labores, recibiendo mercenarios heridos de Siria, por ejemplo.


Al igual que Wagner es supuestamente propiedad de Prigozhin, un hombre de confianza de Putin, los dueños de la clínica tienen vínculos muy cercanos con el presidente ruso.


Apoyo emiratí: se centra principalmente en drones, apoyo aéreo y han proporcionado el sistema de defensa aérea ruso Pantsir, para defenderse de los ataques de la aviación del GNA y de los drones turcos. El sistema ruso ha sido bastante efectivo en esta labor.

En junio apoyaron al LNA para combatir a islamistas en Bengasi, entre ellos al Dáesh y al Consejo de la Shura de los Revolucionarios de Bengasi, también yihadistas.


Apoyo de Egipto: El presidente egipcio, Abdel Fattah El-Sisi, se reunió con el general Haftar al menos dos veces en El Cairo desde el anuncio de la campaña en abril, por lo que el apoyo de El Cairo es patente. A lo largo de la guerra han realizado algunos ataques aéreos en apoyo de Haftar.


Apoyo Francia: Es más bien leve, ya que lo ve como un actor útil contra el terrorismo. Incluso los mismos turcos tan solo pueden acusar al país galo de apoyo diplomático para legitimar a Haftar. Sin embargo, se sabe de alguna presencia muy limitada de inteligencia francesa y se sospecha del posible envío de equipamiento letal y no letal. 


Otros apoyos: aunque reconoció al GNA desde el comienzo, EEUU ha dado cierto apoyo diplomático a Haftar, pero la creciente influencia de Rusia en el líder libio ha hecho que se replantee esta posición. EEUU no ha intervenido apenas en el conflicto con la excepción de la lucha contra el ISIS.


GNA 

Es el gobierno reconocido internacionalmente en el marco de la ONU tras el Acuerdo de Skhirat 2015, pero el Parlamento situado en Tobruk, la ciudad rebelde por antonomasia, no lo reconoce como el gobierno legítimo.


Su fuerza aérea estaba compuesta por una quincena de aviones en el momento de iniciarse la ofensiva en abril de 2019, entre ellos el MiG-21 y el Mirage F1, distribuidos entre el aeropuerto de Mitiga, y la Academia del Aire de Misrata. Ambos bandos sufrieron de escasez de unidades por falta de repuestos y personal cualificado. Los drones más simples y baratos han suplido esta carencia.


Apoyo turco: Han proporcionado apoyo aéreo gracias al uso de drones Bayraktar TB2, pero estos son más pequeños, con menor alcance, tiempo de vuelo y carga de armamento que los del LNA de fabricación china. A pesar de esto, fueron claves para frenar al LNA en su momento. Estaban repartidos entre las bases aéreas antedichas. 


Turquía ha desplazado hace días a miembros del Syrian National Army, un grupo de árabes suníes y turcomanos que operan en el norte de Siria y que formaban parte del Ejército Libre Sirio, contratados como mercenarios para este conflicto. Han sido acusados de crímenes de guerra y de ser yihadistas.

Los soldados del Syrian National Army, veteranos de la guerra civil siria y jóvenes reclutados de los campos de refugiados.

Otros apoyos: Italia ve al GNA como una herramienta para resolver los problemas migratorios, ya que es la mayor afectada por este fenómeno. Por parte de Argelia, el presidente Abdelmajid Tebboune dijo en una reunión con Sarraj este lunes que Trípoli era una línea roja y que no debía sobrepasarse. A pesar de esto, no es un actor muy activo en el conflicto.


Rivalidad Egipto-Turquía 

Turquía y Egipto compiten por la influencia en la región. Ankara en su política exterior, cada vez más intervencionista ha intentado socavar la influencia de Egipto tanto interviniendo en los asuntos internos del país, como apoyando a sus rivales en las disputas.


Las relaciones entre ambos países son especialmente malas tras la destitución del presidente egipcio Mohamed Morsi, de los Hermanos Musulmanes en julio de 2013, cuando el general Sisi lo depuso tras el golpe de estado y las protestas de junio. 


Turquía ofreció refugio y protección a los líderes de los Hermanos Musulmanes mientras realizaba una campaña mediática contra el nuevo gobierno egipcio, lo que provocó la expulsión del embajador turco en el país.


Para entender este apoyo a los Hermanos Musulmanes por parte de Turquía, hemos de tener en cuenta las similitudes ideológicas entre el partido de Erdogan, «Partido de la Justicia y el Desarrollo», y la organización de índole islamista transnacional. También Qatar apoya a dicha organización, y los ha aprovechado en Egipto.


No es de extrañar, por tanto, que ambos estados presten su apoyo al GNA.


Cabe recordar que Turquía tiene tropas acantonadas en Qatar desde la crisis diplomática que supuso que numerosos países de la zona rompieran relaciones con el pequeño país.

Volviendo al caso de Libia, en 2012 se forma el Partido Justicia y Desarrollo, de carácter islamista, a favor de una legislación basada en la Sharia, y afiliado a los Hermanos Musulmanes, por lo que recibe el apoyo de Turquía, y por tanto la enemistad de Egipto.


Egipto quiere contrarrestar el imperialismo turco, cada vez más otomanista por toda la zona:

Siria: El Cairo no está satisfecho con el grado de influencia turca en Siria. De hecho, funcionarios egipcios instaron recientemente a sus aliados del Golfo a unirse a Assad y contrarrestar a Ankara.

Sudán: Turquía ha aprovechado la disputa territorial entre Egipto y Sudán en torno al Triángulo de Hala’ib, por lo que firmó un acuerdo en 2017 con el depuesto dictador Omar al-Bashir para restaurar y rehabilitar la estratégica isla de Suakin, situada en el mar Rojo. Esto no sentó nada bien a Egipto, EAU y a Arabia Saudí, que ven en este acuerdo un intento de Turquía por proyectar su influencia en el Mar Rojo, lo cual afectaría a Egipto especialmente, ya que es la ruta principal al vital Canal de Suez.


También Qatar firmó una inversión para la restauración del puerto cifrada en 4.000 millones de dólares. Aunque el derrocamiento de Bashir ha puesto en duda el acuerdo, parece que este va a seguir adelante, según dijeron fuentes turcas poco después del golpe, aunque el giro de la política exterior del país puede dar al traste con los planes.


Envío de tropas turcas a Libia.

El 2 de enero, el Parlamento de Turquía aprueba el envío de tropas a Libia, debido al avance vertiginoso del LNA, que había recibido numeroso apoyo internacional en forma de drones, mercenarios, armamento, etc.


Al final el despliegue turco ha sido bastante limitado, siendo solamente una muestra de compromiso de Turquía con el GNA, lo que posiblemente ha influido en el anuncio del alto el fuego. Se trata de apenas 35 militares que en teoría no participarán en el combate, dedicándose exclusivamente a labores de entrenamiento. 


Alto el fuego Putin-Erdogán.

Fue posiblemente acordado en la conversación telefónica entre Ministro de Defensa Ruso Sergei Shoigu y el jefe de la inteligencia turca (MIT) el 6 de enero. 


En una declaración conjunta, ambos presidentes el miércoles 8 de enero anunciaron un alto el fuego para el 12 de enero. Recordemos que a la vez inauguraban el TurkStream, un gaseoducto que sale de Rusia y pasa por Turquía, cuya misión es suministrar gas al sur de Europa.


Esto es importante, ya que ambos países no tienen intención de enfrentarse por el “pastel” libio, ya que tienen bastantes intereses en común. Podemos ver este alto el fuego con dos fines:

a) Aumentar la influencia de ambos países en la zona, dividiéndola y tomando el control de cada parte controlada.

b) Aunque se ha afirmado por ambos países que este alto el fuego es en apoyo del Proceso de Berlín, se teme que su finalidad sea expulsar a las potencias europeas implicadas y quedarse ambos con la influencia en la zona, controlando la diplomacia sobre Libia.


Así se boicotea la conferencia de la ONU en Berlín. No es la primera vez que Rusia, por ejemplo, toma el control de un proceso de paz, dejando de lado a otros organismos como la Unión Africana o NNUU, como hizo en la República Centroafricana.


También ha hecho algo similar en Siria en los cuales Turquía y Rusia, junto a Irán, han liderado acuerdos de paz, en detrimento del Proceso de Ginebra. También hay que decir que el anuncio se hizo el mismo día en el cual Haftar y Sarraj se reunían con Giuseppe Conte, primer ministro de Italia.


Según fuentes del gobierno italiano, Sarraj no se reunió con el premier italiano y se marchó al habérse sido informado incorrectamente que se reuniría también con Haftar. Sarraj había estado antes en Bruselas con la intención de reunirse con el Ministro de Asuntos Exteriores alemán y representantes de la Unión Europea.


Hay dudas de si ambos países tienen influencia suficiente para imponer un alto el fuego.

La supervivencia del GNA depende de Turquía, pero Haftar tiene más apoyos y está en la mejor posición para no respetarlo. De hecho, al día siguiente del anuncio, se ha negado a adherirse a él.


Si hay un alto el fuego es posible que Turquía no aumente el número de tropas desplegadas, pero mantenga el pequeño contingente hasta que la situación se estabilice, y mientras tanto, entrene y mejore la calidad de las fuerzas leales al GNA.


Si se logra un alto el fuego, y se estabiliza lo suficiente el conflicto, Rusia se podría aprovechar de ambos bandos.


Conviene recordar que la compañía petrolera Rosneft tiene un acuerdo con la National Oil Corporation de Libia para acceder a sus recursos petrolíferos. Si no se logra y gana Haftar, además de ser uno de los países con mayor influencia en la estratégica Libia, accederá a los mejores contratos petrolíferos, y al proyecto ferroviario Bengasi-Sirte.


También existe la posibilidad de que ambos países se unan a un proceso de paz que surja de las reuniones mantenidas en Berlín.


Las conferencias anteriores fueron organizadas por Francia e Italia, pero en esta ocasión, con Alemania de por medio y como árbitro, las posibilidades de iniciar algo viable son más altas. Merkel se reunirá en los próximos días en Moscú y Ankara con sus homólogos para poder llegar a un acuerdo de alto el fuego e iniciar un proceso político para terminar la guerra, como objetivos para la próxima cumbre.


Aislamiento de Turquía.

La deriva de Turquía, dominada desde 2003 por el Partido de la Justicia y el Desarrollo de Erdogan, ha sido la de buscar mayor influencia en el norte de África y Oriente Medio, en lo que algunos califican de neo-otomanismo.


Se trata de una política exterior más asertiva, influyente y nacionalista, distanciándose de sus aliados tradicionales UE y OTAN y acercándose a Rusia, por ejemplo, sustituyendo el multilateralismo por el unilateralismo. Esta deriva se ha acentuado especialmente tras el intento de golpe de estado de 2016.

 

Pero esta política exterior le ha aislado, ya que en la inestabilidad que ha seguido tras las Primaveras Árabes ha apoyado a los bandos que han resultado peor parados, los islamistas: 

Egipto con Mohamed Morsi, que duró de 2012 a 2013, siendo depuesto por al-Sisi.

En Túnez, el partido islamista Ennahda ha perdido influencia y se ha tenido que moderar. Los partidos liberales y seculares reaccionaron fuertemente contra Ennahda. 


En Sudán, el también islamista Bashir fue derrocado el año pasado y actualmente el país, en vías de un proceso democratizador, está más cercano a Emiratos y Arabia Saudí. 

Los drones de origen chino Wing Long, debido a su autonomía y techo de vuelo han sido superiores a los TB2 turcos del GNA.


El Libia los Hermanos Musulmanes han perdido influencia en el gobierno del GNA. 

Respecto al boom energético en el Mediterráneo oriental, Turquía se ha quedado al margen debido a las malas relaciones con los grandes beneficiados de la región. 


En enero del año pasado, los ministros de energía de Chipre, Egipto, Grecia, Israel, Italia, Jordania y Palestina se reunieron en El Cairo para formar el Foro de Gas del Mediterráneo Oriental. Este organismo será clave para la cooperación en todo lo relacionado con las grandes reservas de gas en la zona. A dicho foro no estuvo invitada Turquía, ni siquiera en 2014.

Turquía, para no quedarse al margen, ha recurrido al unilateralismo, firmando un acuerdo de aguas territoriales con el GNA en el cual ambos reclaman una Zona Económica Exclusiva (ZEE), de tal manera que cualquier gaseoducto que vaya del este del Mediterráneo hasta Europa pasaría por aguas del GNA o Turquía, por lo que en teoría podría ser bloqueado. Este acuerdo ha sido rechazado por violar las normas marítimas internacionales.


En primer lugar por el jefe de política exterior de la UE, Josep Borrell, el 7 de enero, tras una reunión con ministros de Asuntos Exteriores de Francia, Alemania, Italia y el Reino Unido, en un comunicado, rechazó la presencia militar turca y el despliegue en Libia.


Al día siguiente, los ministros de asuntos exteriores de Francia, Grecia, Egipto y Chipre declaraban “nulos y sin efectos” los dos acuerdos entre Turquía y el GNA:

  • El de repartición de aguas en el Mediterráneo occidental. Es el que más ha molestado a Grecia, Chipre y Egipto ya que toca tanto sus aguas, como sus intereses energéticos en ellas. Condenan la prospección en la ZEE de Chipre, país al que Turquía invadió en 1974 y que mantiene bajo su órbita.

  • El acuerdo de apoyo militar.


Italia, aunque estuvo presente en la reunión, no firmó el documento.

Además de estas declaraciones, poco antes de la firma del acuerdo marítimo entre Turquía y el GNA, la UE ya impuso sanciones a Turquía por realizar perforaciones en aguas chipriotas sin permiso.


Hay que tener en cuenta que el GNA sale penalizada de estos acuerdos con Turquía, ya que a la vez que esta se asocia a un país que está aislado en la mayor parte de la región, también lo hace respecto a las potencias europeas, incluida Italia, que aunque no firmara el documento, sí participó en la reunión.


Por cierto, Grecia también tiene intereses en Libia. En octubre del año pasado representantes del Banco Central del este de Libia (no está reconocido internacionalmente), fueron a Grecia para firmar un contrato para la reconstrucción de Bengasi. 


Conclusión.

Este complicado conflicto con tantas partes implicadas se ha prolongado innecesariamente. Esperemos que si no es a través del alto el fuego gestionado por Rusia y Turquía, sea a través del alemán, el cual será un foro mucho más adecuado para poder iniciar un proceso de paz que el propuesto por Moscú y Ankara.

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