La región de Tohoku (東北), situada al noroeste de la isla principal de Japón (la isla de Honshu) era relativamente desconocida para el turista occidental hasta marzo de 2011. Entonces, el Gran Terremoto del Este de Japón, su posterior tsunami y los problemas de la central nuclear de Fukushima llenaron los titulares de los medios de comunicación de todo el mundo.
Actualmente Tohoku lucha por demostrar que es mucho más que una zona castigada por una debacle nuclear y que es mucho más que ese terremoto y posterior tsunami que arrebataron tantas vidas. Tohoku lucha por mostrarse al mundo como una región de preciosa naturaleza, sin olvidarse de las víctimas de uno de los mayores desastres naturales de la historia reciente de Japón, pero queriendo avanzar y recuperarse de ello.
En esta entrada queremos recopilar todo lo que publicamos desde 2011 hasta la actualidad sobre este hecho, en una especie de repaso de todo lo ocurrido tras el terremoto y tsunami. Y es que en Japonismo quedamos enamorados de Tohoku y decimos alto y claro que esta parte de Japón es mucho más que la región más afectada por el tsunami de marzo de 2011. Es mucho más que el desastre nuclear de Fukushima. Tohoku es naturaleza sobrecogedora, onsen tradicionales, festivales impresionantes, comida sorprendente, gente hospitalaria y libertad. Es un Japón muy diferente al que podemos conocer de Tokio o Kioto (rutas típicas para el turista que visita Japón por primera vez) y extremadamente recomendable.
El Gran Terremoto del Este de Japón
A las 14:46 horas -hora local en Japón- del 11 de marzo de 2011, Japón sufrió el Gran Terremoto del Japón Oriental o Higashi Nihon Daishinsai (東日本大震災), también conocido como el terremoto de Tohoku. Este terremoto fue de 9 grados de magnitud y 6 minutos de duración y originó un tsunami con olas de más de 40 metros de alto que asoló varias ciudades de la zona de Tohoku.
El Gran Terremoto del Japón Oriental es el terremoto más fuerte sufrido en Japón hasta la fecha y el cuarto más potente del mundo (de todos los terremotos medidos hasta hoy), según la agencia USGS (United States Geological Survey). El epicentro se localizó en el océano, a 130 kilómetros al este de Sendai y 373 kilómetros de Tokio. El terremoto y posterior tsunami costó la vida a 15.893 personas, hirió a otras 6.152 y todavía hay 2.556 personas declaradas oficialmente como desaparecidas en el momento de publicar estas líneas.
El daño causado por el terremoto y especialmente por el posterior tsunami fue enorme. Miles de kilómetros y ciudades costeras fueron devastadas por el terremoto y especialmente por el tsunami, creando miles de toneladas de desechos y escombros. Pero quizás lo peor de todo fue que, debido al terremoto, la central nuclear de Fukushima sufrió graves daños y empeoró una situación ya de por sí crítica para los vecinos del área de Tohoku.
Poco después del terremoto la empresa Tokyo Electric Power (TEPCO), encargada de la central nuclear de Fukushima 1, declaró el estado de emergencia al dictaminar el fallo en los sistemas de refrigeración de uno de los reactores. Por ello se evacuó un radio de 10 kilómetros, aunque cuando se produjo una explosión en el interior de la central nuclear, el radio de evacuación se amplió a 20 kilómetros. Finalmente, el 25 de marzo, el radio de evacuación se amplió a 30 kilómetros, momento en el que la policía estableció controles para impedir el acceso a la zona afectada, desalojando a miles de familias.
El accidente nuclear de Fukushima es uno de los mayores desastres medioambientales de la historia reciente y el peor accidente nuclear desde el accidente de Chernóbil en Ucrania (1986).
Los trabajos de reconstrucción
Exactamente 11 meses después del devastador tsunami y terremoto en el noreste de Japón, se constituyó formalmente la Agencia de Reconstrucción, a cargo de Tatsuo Hirano. La misión de esta agencia, con rango de ministerio, era rehabilitar lo antes posible las zonas devastadas y revitalizar la zona de Fukushima.
Tal como contaba el periódico Japan Times, aunque la sede de la agencia estuviera en Tokio, había tres oficinas en las zonas afectadas (específicamente en Iwate, Miyagi y Fukushima), para estar cerca de la gente que necesitaba ayuda y poder ser así más eficientes, además de varias sedes más pequeñas en otras ciudades de la zona.
Esta agencia, que empezó a trabajar con 250 empleados, se coordinó con otros ministerios y controló los programas de rehabilitación que puso en marcha el gobierno japonés. Así, inyectaron fondos a las administraciones locales para ejecutar proyectos de restauración y rehabilitación y aprobaron la creación de «zonas especiales de reconstrucción» con exenciones fiscales, tal como contaba en su momento el periódico IPC Digital.
La Agencia de Reconstrucción canalizó todas las solicitudes de ayuda, actuando así como si fuera una ventanilla única y evitando burocracias innecesarias, lo que sinceramente fue algo muy raro de ver en Japón. Esto demostró hasta qué punto estaban afectados por lo que había ocurrido. La Agencia en principio seguirá activa hasta 2021, 10 años después del terremoto y el tsunami, y es que la reconstrucción y rehabilitación total de estas zonas no se preve nada fácil debido a los inmensos daños que sufrió la región de Tōhoku.
De hecho, al poco de ocurrir el terremoto y posterior tsunami, el gobierno japonés aprobó varios presupuestos adicionales por un total de 18 billones de yenes (y no, no nos equivocamos con los billones americanos, son billones de los de aquí), destinados a ayudar a las zonas más afectadas: Iwate, Miyagi y Fukushima (precisamente donde la agencia tiene sus subsedes).
La recuperación turística
Un año y medio después del terremoto las cifras de turismo extranjero en Tohoku no se habían recuperado. Así, mientras los números de turistas extranjeros sí se recuperaban en otras zonas del país (llegando posteriormente a récords históricos), Tohoku seguía sin atraer turistas extranjeros. La razón principal era la mala imagen que había supuesto el desastre nuclear de Fukushima y el miedo a una posible radiación, pero ¿fue realmente la única razón?
Centrémonos por ejemplo en la ciudad de Matsushima (prefectura de Miyagi), uno de los tres paisajes más bellos de Japón y que siempre ha sido muy popular entre los turistas nacionales y extranjeros. Matsushima se vio relativamente poco afectada por el tsunami gracias a su estructura de islas e islotes que frenaron las gigantescas olas, pero de todos modos tuvo que trabajar duro para reabrir comercios y hoteles además de restaurar su conexión ferroviaria con Sendai.
Nosotros visitamos Matsushima en agosto de 2012, año y medio después del desastre y podemos decir que vimos a la ciudad casi recuperada plenamente deltsunami. Es una ciudad que vive del turismo, al fin y al cabo, así que es normal que se dieran más o menos prisa en «volver a arrancar». Sin embargo, pese a eso, todavía les quedaba trabajo por hacer y es que, una de las islas, cuya visita era típica antes del tsunami, seguía sin ser accesible 18 meses después. Sin embargo, según Yu Ota, responsable del turismo y comercio de la ciudad «antes del desastre, Matsushima estaba siempre llena de turistas surcoreanos y extranjeros en general, pero en verano de 2012 vimos muy pocos». La razón, según Ota, fue la mala imagen creada por el desastre nuclear de Fukushima.
Esta razón no sólo era muy válida, sino que también era extremadamente real; la vivimos nosotros en persona. Cuando decidimos hacer un ruta por Tohoku en verano de 2012, fueron muchos amigos y familiares los que nos preguntaron si era seguro, si no nos daba miedo pasar por Fukushima, si estábamos locos yendo hacia esa zona tan sólo 18 meses después del accidente y con la situación en Fukushima poco clara o estable. Pero sinceramente, el declive en el número de turistas extranjeros no podía explicarse sólo con esta razón o al menos no de manera tan «simple».
En Japón hubo un movimiento importante de concienciación social para apoyar los esfuerzos de reconstrucción de las zonas devastadas por el tsunami, que fue más allá de las críticas sobre la gestión política o el miedo a la situación nuclear. Pero además, a Tohoku no sólo llegaron muchas personas dispuestas a ayudar con sus propias manos en la tareas de limpieza y reconstrucción de la zona, sino que el turismo nacional también aumentó en un intento de revitalizar económicamente la zona y así, de alguna manera, colaborar en su recuperación, gracias a muchas campañas de promoción turística de Tohoku como Destination Tohoku, por ejemplo.
Destination Tohoku
El 18 de marzo de 2012, un año después del desastre, la Agencia de turismo japonesa, las administraciones locales y la industria de turismo local lanzaron la campaña Destination Tohoku para promover el turismo en esta región de Japón.
La campaña contó con un presupuesto de 800 millones de yenes y se hizo con un objetivo claro: recuperar el número de turistas en Tohoku, cuyas cifras habían bajado entre un 20 y un 40 por ciento después del terremoto y posterior tsunami.
Destination Tohoku estuvo en marcha durante todo el año fiscal 2012, es decir, hasta el 31 de marzo de 2013. Fue un claro llamamiento a que la gente podía ayudar a Tōhoku a recuperarse simplemente disfrutando de sus aguas termales u onsen, disfrutando de los cerezos en flor, probando las delicias culinarias locales o asistiendo a los matsuri o festivales de la zona.
La campaña dividió la zona de Tohoku en 28 zonas turísticas, cada una de ellas con un «salón del viajero» que servía como punto de entrada a la región y que estaban situados cerca de las estaciones de tren de JR East, con guías turísticos que ofrecían información de interés. Además, en su web, también incluían un buscador de experiencias en el que podíamos afinar la búsqueda en una zona concreta o una experiencia concreta. Además, la primera vez que se visitaba uno de estos lugares, el visitante recibía el Tohoku Passport, con el que se podían obtener descuentos en restaurantes y en actividades turísticas. Y por si fuera poco, si se conseguían varios sellos en el pasaporte de varias de esas 28 zonas, se obtenía un obsequio.
Sin embargo, esta promoción de Tohoku no existió de puertas hacia fuera, hacia el extranjero. Y de hecho ni siquiera se adaptó para el turista extranjero. Por ejemplo, el famoso Tohoku Passport de la campaña Destination Tohoku estaba única y exclusivamente en japonés. Las instrucciones o la lista de descuentos no estaban traducidas al inglés, al chino, al coreano o a ningún otro idioma que pudiera facilitar su uso por parte de turistas extranjeros. Estaban únicamente en japonés, lo cual, sinceramente, dijo mucho de los esfuerzos de la oficina de turismo para captar y revitalizar el turismo extranjero en la zona.
En nuestra humilde opinión, deberían haberse hecho más esfuerzos para ‘adaptar’ las campañas nacionales al turismo extranjero, aunque sólo fuera eso, traducirlas. No pedimos que hubiera siempre una persona que supiese hablar inglés en los puestos donde sellar el pasaporte, ¡no hacía falta!
Comprendemos que realizar una campaña publicitaria en el extranjero es muy costoso, y más si es sólo para una zona concreta como es este caso, y no para destinos típicos como Tokio o Kioto. Pero en este caso, y en aquel momento más que nunca, hubiera sido muy necesario.
Y es que especialmente después del desgaste mediático que había sufrido Tohoku en el extranjero debido a los graves problemas de Fukushima, la única manera de captar a los turistas extranjeros de nuevo era recordándoles todo lo maravilloso que esta región tiene que ofrecer: presentar las maravillas de la región en un idioma diferente al japonés para demostrarles a los turistas extranjeros que eran bienvenidos.
Message from Japan
Finalmente, unos meses más tarde, para fomentar el turismo no sólo nacional sino especialmente extranjero, que según la Oficina Nacional de Turismo había caído un 62,5% interanual (la bajada más pronunciada nunca registrada), la agencia de turismo nombró al popular grupo Arashi ‘embajadores de Japón’. A partir de este nombramiento, se grabó un vídeo titulado Message from Japan que se estrenó de manera simultánea en más de 133 países de todo el mundo y en varias localizaciones de especial relevancia, entre las que destacaron una de las pantallas gigantes del Times Square neoyorquino, además de mostrarse en aeropuertos y embajadas japonesas de todo el mundo.
El vídeo Message from Japan mostraba a los cinco integrantes del grupo Arashi en Tokio y de manera individual en Hokkaidō, Aomori, Okinawa, Kagoshima y Kioto. Según Matsumoto Jun, uno de los integrantes del grupo, «los destinos turísticos de Japón han recobrado su dinamismo por lo que esperamos que todo el mundo venga a visitarnos». Otro de los miembros del grupo, Ninomiya Kazunari, que visitó la region de Aomori y ayudó en los preparativos del famoso festival de verano Nebuta Matsuri, expresó sus deseos de que los extranjeros pudieran conocer más y más destinos de Japón.
Según palabras de Mizohata Hiroshi -de la Oficina Nacional de Turismo japonesa- durante la rueda de prensa organizada para dar a conocer la campaña, con este vídeo se quería mostrar que era seguro viajar a Japón. Asimismo, Matsumoto Takeaki -ministro de Exteriores de la época- afirmó que el desastre había supuesto una caída brutal en el número de turistas, pero que esperaban poder transmitir al mundo que Japón seguía estando en forma, refiriéndose a las imágenes de los cinco destinos turísticos que se muestran en el vídeo.
Otras campañas y eventos
Si bien la promoción turística pudo mejorarse, sí hubo muchos documentales, eventos, campañas e historias a nivel más o menos privado que ayudaron a los vecinos de Tohoku a cicatrizar heridas pero también a revitalizar sus regiones. Os hablamos de algunas de ellas a continuación.
Un ejemplo de campañas a nivel personal es el proyecto Aoi Koinobori Project, un evento anual iniciado por Ito Kenji, un joven de 21 años de Higashi-Matsushima, en la prefectura de Miyagi, que perdió a gran parte de su familia en el tsunami. Ito tan sólo recuperó el cuerpo sin vida de su hermano pequeño Ritsu (de entonces cinco años) y entre los escombros del tsunami, Kenji encontró la carpa koinobori azul de Ritsu. Esta carpa era muy querida por su hermano pequeño y siempre la hacía volar al viento en los días previos a la celebración del día de los niños o Kodomo no Hi.
Desde entonces, Kenji fue recogiendo más de 600 carpas koinobori azules llegadas de todo el país gracias al Aoi Koinobori Project (lit. proyecto de las carpas azules) que se puede seguir a través de su página de facebook. Y las ha hecho volar año tras año en el solar vacío donde antes del tsunami se alzaba su casa, en el día de los niños o Kodomo no Hi, en honor a su hermano fallecido. La esperanza de Kenji es que la carpa koinobori azul se convierta en el símbolo de recuperación de su ciudad.
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