Las inundaciones en Santa Fe de 2003 fue un suceso meteorológico ocurrido entre el 29 de abril y el 3 de mayo de ese año que afectó a esa ciudad y las localidades aledañas, luego de intensas precipitaciones que venÃan suscitándose desde unos cinco dÃas antes. Fue una de las catástrofes más importantes del paÃs por su magnitud, ocurridos durante la gobernación de Carlos Reutemann.
Antecedentes
La ciudad de Santa Fe tiene en su entorno dos rÃos importantes: el Salado por el oeste y el Paraná por el este. Ambos cauces se unifican justo al sur de la urbe. Debido a esto, tiene un historial extenso donde se cuentan importantes anegamientos en los años 1905, 1915, 1966, 1973, 1983 y 1998. Además, una de las ramificaciones del Paraná genera la laguna Setúbal, que bordea Santa Fe. Por ello, fueron generadas distintos sistemas de terraplenes de tierras que actúan como defensa ante las crecientes.
Los primeros estudios sobre la cuenca baja del Salado son del año 1978 y fueron realizados por el actual Instituto Nacional del Agua (INA), que es un organismo que depende del Gobierno nacional. Debido a la importancia de este rÃo y su peligrosidad, se instaló una red para medir niveles y caudales que dejó de funcionar en 1989.
Advertencias
Meses previos a la tragedia, diversos medios difundieron noticias referidas a que el rÃo Salado venÃa aumentando a un ritmo excepcional y que se estaba gestando una crecida extraordinaria:
El 17 de marzo, el diario La Nación (de Buenos Aires) publicó una nota, desde su corresponsal de Santa Fe, advirtiendo sobre una crecida «excepcional» del Salado.
El 18 de marzo, el diputado Juan Domingo DemarÃa declaró al diario El Litoral (de Santa Fe), que habÃa zonas en la provincia «que están muy mal, como Villa Saralegui, donde hay evacuados, los caminos están cortados y la masa lÃquida que se desplaza hacia el Salado va a tardar en escurrirse».
El 20 de marzo, el diario El Litoral (de Santa Fe) anunció «lluvias y temperaturas por encima de lo normal» en la provincia. Citaba un informe difundido en Buenos Aires por el meteorólogo Norberto GarcÃa, en el marco del XVIII Foro Regional para el Sudeste Sudamericano. Al encuentro habÃan concurrido representantes de Santa Fe.
El 24 de marzo, un tÃtulo del diario El Litoral advertÃa desde la cabeza de página: «La situación hÃdrica preocupa a entidades de la producción». El que hacÃa la declaración era el presidente de la Sociedad Rural de la comuna de San Cristóbal, Francisco Mayoraz. El diario advertÃa sobre «las excesivas precipitaciones que se registraron recientemente en el noroeste de la provincia» y que, como se sabe, bajan hacia el sur.
El 25 de abril en la tapa de El Litoral: «La lluvia continúa y los efectos son dramáticos».
El 26 de abril en El Litoral: «Inundaciones: califican a la situación de catastrófica». Ya hay 1500 evacuados, según confirmaba el director de Defensa Civil, Carlos Filomena.
TÃtulo dramático en El Litoral: «El Salado amenaza el oeste y familias de Cabal debieron abandonar sus casas», a pesar de que el tema del dÃa eran las elecciones nacionales a presidente y vicepresidente.
El 30 de abril, el diario Página/12 (de Buenos Aires) publicó una nota, en la que decÃa que desde mediados de marzo el rÃo Salado venÃa subiendo a un ritmo que ya se consideraba excepcional.
La doctora en Ciencias de la Atmósfera e investigadora del CONICET, Inés Camilloni, aseguró que «a fin del año pasado [2002] alertamos sobre el fenómeno y pronosticamos que en este otoño podÃan producirse lluvias extremas, sobre todo en el Noroeste. Hicimos reuniones con ONG (organizaciones no gubernamentales) y del Gobierno para comentarlo».
Catástrofe
Durante cinco dÃas, las lluvias se concentraron en el cauce bajo del rÃo Salado y se acumularon 1400 milÃmetros. Esto provocó el crecimiento desmedido del cauce. Fue allà en donde las defensas fallaron: habÃa un tramo inconcluso y esto permitió la entrada del agua.5​
La crecida del rÃo Salado se originó por la ocurrencia de precipitaciones intensas sobre su cuenca baja, ocurridas principalmente entre los dÃas 22 y 24 de abril. Durante esos dÃas un sistema frontal caliente semiestacionario se ubicó en el centro del litoral argentino.
Sobre este sistema frontal se formaron núcleos de nubes convectivas, que produjeron lluvias sobre una cuenca ya saturada (producto de precipitaciones ocurridas en los meses previos).
En los dÃas anteriores, se empezaron a registrar algunos anegamientos en el norte de la ciudad. Pero el martes 29 de abril, el rÃo Salado logró entrar por una brecha del terraplén, a la altura de calle Gorostiaga, donde se ubica el Hipódromo. Las obras de las defensas estaban inconclusas, y ese error provocó la tragedia. Por un momento, el rÃo habÃa dejado de avanzar; pero hacia la tarde de esa jornada todavÃa lluviosa, el cauce volvió a avanzar y se acercó al centro.
El terraplén que comunicaba la ciudad de Santa Fe con la autopista a Rosario tenÃa un puente de poca longitud como único paso de las aguas. Al limitar el cauce del rÃo por este estrechamiento, se incrementó el nivel del rÃo "aguas arriba" (al norte) de dicho terraplén. Esto era muy notorio porque en el sur de la ciudad las defensas estaban muy lejos de sufrir peligro. De hecho, debido al embalse de aguas dentro de la ciudad se dinamitaron las defensas en el sur para permitir el escurrimiento.
Los terraplenes, que debÃan servir de defensa, ayudaron a que las aguas se embalsaran sobre la ciudad y no la dejaba escurrir. Es por eso que en los sectores más bajos de la ciudad ―justamente los más pobres― se acumularon hasta 4 metros de altura de agua. Es por eso que se debieron derrumbar siete tramos del terraplén en distintos puntos, con el objetivo de escurrir las aguas.
Consecuencias
El 8 de mayo de 2003, el gobernador de ese entonces, Carlos Reutemann, cerró la lista de vÃctimas fatales en 23, considerando que fueron muertes directas a la inundación. Pero organizaciones no gubernamentales y familiares elevan la cifra a 160 muertos, ya que se contabilizan aquellos que fallecieron como consecuencias fÃsicas y psicológicas producidas por la tragedia.
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El Ministerio de Salud provincial informó que en Santa Fe, Recreo y Monte Vera, habÃan 475 centros de evacuados, que alojaban a 62 500 personas en total. A su vez, la Asociación Trabajadores del Estado (ATE) daba cuenta de que en la ciudad capital habÃa 53 312 autoevacuados, pero que los afectados sumaban más de 130 000 ―un tercio del total de población que en ese momento tenÃa la ciudad―. El caos era tal, que una semana después todavÃa habÃa 1753 personas desaparecidas.
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El ministro de Gobierno, Carlos Carranza, aseguró que «67 personas están desaparecidas, con denuncia policial y judicial en el ámbito de la ciudad y de Santo Tomé.
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Se contabilizaron también 28 000 viviendas afectadas, 5000 establecimientos agropecuarios fuera de servicio, 2 millones de hectáreas afectadas en zona rural y 1500 millones de USD (dólares estadounidenses) para reconstruir la infraestructura de la ciudad, las viviendas y las pérdidas agropecuarias.
La inundación también impactó sobre la salud de la población y puso a la ciudad de Santa Fe en una situación sanitaria crÃtica, llegando a ser la más grave de su historia.
Después del pico de la creciente el agua fue descendiendo, dejando al descubierto enormes cantidades de basura. El agua contaminada y los animales muertos o enfermos fueron foco de infección permanente y el hacinamiento y la falta de higiene fue factor para aumentar los contagios.
En los siguientes meses hubo casos de sarna, micosis, pediculosis, diarreas, cuadros respiratorios agudos, hepatitis, leptospirosis (una enfermedad que no es mortal, pero se informaron casos de fallecimientos por esta) y hasta varicela. Muchas personas padecieron presión alta y crisis nerviosas. También hubo una gran cantidad de brotes psicóticos y de personas adictas a narcóticos con sÃndrome de abstinencia.
En los años posteriores, surgieron más de cinco barrios nuevos y también se concluyó con el terraplén para evitar que el rÃo ingresara nuevamente. El gobierno provincial invirtió en los siguientes 10 años, cerca de 500 millones de ARS (pesos) en obras y subsidios.
Consecuencias polÃticas
Discursos de damnificados por el "Crimen hÃdrico del 2003", pidiendo justicia frente al palacio de Tribunales de Santa Fe.
Organizaciones de damnificados por las inundaciones acusaron a Carlos Reutemann por su responsabilidad en las consecuencias por la obra inconclusa y otro por no dar la orden de evacuación. "Es una causa penal que tuvo demasiada impunidad y demasiado escándalo". Hubo tres procesados: el intendente Marcelo Alvarez; Eduardo Fratti, ex secretario de Asuntos HÃdricos, y Berli, que era ministro de Obras Públicas. Pero esto sigue porque la instrucción se cierra cuando prescribe la causa", señaló. ​En 2015, tras una conferencia con sus aliados polÃticos Mauricio Macri para llevar la gobernación al PRO con Miguel del Sel manifestantes lo increparon al grito de "inundador" y "asesino" a Reutemann, los muertos te condenan, Reutemann, 130.000 inundados. ​en 2013 el juez Urdiales aceptó citar a Reutemann, como pidieron los querellantes Jorge Castro y Milagros Demiryi.​