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Foto del escritorMuseo Negro

El Rosariazo día por día


Entre Mayo y Septiembre:

La cronología de los dos Rosariazos desde el 13 de mayo hasta el 17 de septiembre de 1969.

Por Leonidas Ceruti y Mirta Sellares

13 de mayo: En Tucumán, los ex trabajadores del ingenio Amalia, ocupan el establecimiento y toman como rehén por unas horas al director-gerente, Jose Gabarain exigiendo el pago de haberes atrasados.

14 de mayo: En Córdoba, 3500 obreros de la industria automotriz abandonan las fábricas y se reunen en el Córdoba Sport Club, para tratar la posición del gremio, ante la eliminación del "sábado ingles". Hay duros enfrentamientos callejeros que arrojan un saldo de 11 heridos, 26 detenidos y la rotura de vidrieras.

15 de mayo: En Corrientes, tras el anuncio del aumento del 500%, del vale del Comedor Universitario, los estudiantes repudian con una marcha, la medida del rector Carlos Walker. La represión policial provoca la muerte del estudiante Juan José Cabral.

16 de mayo: En Rosario, se produce una reacción de repudio en la Facultad de Medicina, luego se suman otras facultades. El rector decide la suspensión de la actividades universitarias hasta el lunes 19. En la Capital Federal se anuncia que se despacharon refuerzos policiales a Corrientes y la Gendarmeria de Formosa se halla acuartelada.

17 de mayo: Se inicia la protesta en el Comedor Universitario de Rosario. Tras reprimir una manifestación, la policía asesina en la Galería Melipal al estudiante Adolfo Bello. La CGTA, decreta el estado de alerta y cita a un plenario para el día 20.

18 de mayo: Distintos sectores sociales, gremiales y politicos rosarinos repudian el asesinato del estudiante.

20 de mayo: Los estudiantes rosarinos anuncian un paro nacional; en Córdoba se realiza una marcha del silencio; en Corrientes los docentes piden la destitución de las autoridades universitarias; en Mendoza se dispone un paro de actividades y marcha del silencio.

21 de mayo: Marcha del silencio en Rosario. Participan agrupaciones estudiantiles universitarias y secundarias y la CGTA. Los manifestantes, en número de 4.000, hacen retroceder a la policía. Cae asesinado el obrero y estudiante Luis Blanco, de 15 años. Los estudiantes, apoyados por la población protagonizan el Primer Rosariazo.

22 de mayo: Desde la madrugada, Rosario es declarada zona de emergencia bajo jurisdicción militar.

23 de mayo: En Rosario y su cordón industrial se concreta un paro con alto acatamiento. Más de 7.000 personas asistien al entierro del joven Blanco.

25 de mayo: En Rosario y localidades vecinas, numerosos sacerdotes se niegan a oficiar el tedeum tradicional.

29 de mayo: Paro de 36 horas en Córdoba. Represión e insurrección urbana: Cordobazo.

Entrevista al dirigente sindical Héctor Quagliaro, secretario General de la C.G.T. de los Argentinos durante el Rosariazo, y al historiador Leónidas "Noni" Ceruti, con motivo de cumplirse -precisamente- el 40º aniversario de la gesta rosarina que puso en marcha el principio del fin de la dictadura de Onganía.

30 de mayo: Paro nacional dispuesto por la CGT.

20 de junio: Visita de Onganía a Rosario por el día de la Bandera. Es declarado

persona no grata.

7 de septiembre: Los estudiantes universitarios rosarinos, comienzan la semana de los mártires, con jornadas de protesta y homenajes.

8 de septiembre: Comienza la huelga ferroviaria en Rosario, por la suspensión del delegado administrativo Mario Horat. El paro se extiende por 72 horas, y adhieren otras seccionales.

12 de septiembre: Los delegados ferroviarios declaran la huelga por tiempo indeterminado, que se extiende por todo el país. El gobierno decreta la movilización militar. En Córdoba, se ocupan varias fábricas. Levantamiento masivo en Cipolleti (Rio Negro).

15 de septiembre: La CGT Unificada de Rosario declara un paro de 38 horas.

16 de septiembre: A las 10 parten las columnas desde los lugares de trabajo y los sindicatos. Represión y enfrentamientos en toda la ciudad. La lucha se traslada a los barrios, donde las fuerzas policiales no logran penetrar. De 100.000 a 250.000 personas participan del segundo Rosariazo o Rosariazo Proletario.

17 de septiembre: El Ejército se hace cargo de la represión, y comienzan a funcionar los Tribunales Militares. Participa de la represión el entonces Coronel Leopoldo Fortunato Galtieri. Continúa la resistencia en algunos barrios.

L. C. y M. S.


Luis Díaz Molano: "Ser estudiante por entonces era sospechoso"

Luis Díaz Molano tenía 26 años cuando la rebelión ganó las calles de Rosario. Como dirigente estudiantil, integraba la junta ejecutiva de la Federación Universitaria Argentina (FUA). Cursaba en la Facultad de Derecho. "Ser estudiante por entonces era sospechoso", recuerda.

En su opinión, el Rosariazo no debe pensarse como un hecho aislado. Un proceso de acumulación política de los distintos sectores que conformaron la resistencia a la dictadura encabezada por Juan Carlos Onganía hilvanó la protesta en el país.

En Rosario, la protesta de mayo tuvo a los universitarios como protagonistas. Pero no puede obviarse que el 21 de mayo, la Marcha del Silencio convocada por la muerte del correntino Cabral y del rosarino Bello, cerraría en la sede de la combativa CGT de los Argentinos. La feroz represión lo impidió. La consigna "¡Obreros y estudiantes, unidos y adelante! fue voceada por miles. Septiembre, daría la revancha.

"La década del 60 es clave en la historia del país. Fue olvidada en parte por la desmemoria y el miedo que impuso la dictadura del 76", advierte Díaz Molano.

El clima de época

Díaz Molano revive en diálogo con Señales los episodios de mayo, pero advierte que para referirse a ellos es necesario dar cuenta del clima de época.

En primer lugar señala que antes del golpe de Onganía, se había ejercido el cogobierno en la Universidad. Es decir que había una experiencia de participación estudiantil.


Otro hecho destacable para quien luego fue docente universitario y decano de la Facultad de Ciencia Política fue que la mayoría de los estudiantes vivían en pensiones.

"La verdad es que las pensiones se habían convertido en centros colectivos de distintas cosas -señala-. Cada pensión tenía su vida, su mundo pero dentro de eso su politización".

Esta situación, en su opinión, "producía en lo ideológico una permeabilidad para recibir ideas nuevas, mucho mayor que la actual. Los 60 y los 70, no sólo acá, en el mundo, fueron años de ruptura generacional. Se buscaban nuevos caminos no sólo en política".

En ese marco, "puede explicarse algo del Rosariazo. Había un clima de época. No olvidemos, por ejemplo, aunque yo no creo en los traslados mecánicos, que en el 68 fue el Mayo Francés".

Puertas adentro de las facultades, a la vez, el Onganiato cercenó derechos básicos de los estudiantes. Díaz Molano detalla que lograr una asamblea implicaba toda una lucha y concretarla, un triunfo.

Igual, para el 68, el movimiento estudiantil había logrado reagruparse y "era fuerte no sólo en Rosario, sino en todo el país".

A comienzos del 69, "la sociedad está movilizada. La afirmación inicial de Onganía de que el proceso se daría en tres tiempos primero económico, luego social y al final político, se pudo ir quebrando en distintos lados. Esto lo digo para no pensar que el Rosariazo fue un producto estudiantil de esta ciudad. Siempre digo que es importante saber que en el 67 y 68 en Tucumán había una movilización muy grande alrededor de los ingenios que cerraban".

Una ciudad tomada

Los episodios de mayo del 69 en Rosario comienzan tras el asesinato del estudiante correntino Juan José Cabral. En el comedor universitario que funcionaba en Corrientes al 700. "Nosotros no movilizamos desde las facultades, surgió espontáneamente", afirma Díaz Molano. Luego vendría la represión y el asesinato de Adolfo Bello en la Galería Melipal.

El 21 de mayo Díaz Molano participa activamente de la Marcha del Silencio. La represión policial era resistida por los estudiantes con el apoyo de los habitantes de la ciudad.

-¿Los sorprendió el apoyo de la gente?

-La marcha fue aplaudida desde la puerta de los comercios, desde los balcones. La gente gritaba: "¡Adelante estudiantes!". A esa altura lo antidictatorial era muy fuerte, iba por encima de partidos y me parece que empezaba el resquebrajamiento de la dictadura de Onganía y esa pesada idea de orden a toda costa.

-¿La policía tuvo que retroceder?

-El 21 fue un día de que se peleó mucho en la calle, la policía retrocedió varias veces. En algún momento un grupo tomó LT8, me parece que fue una de las acciones más subversivas (ironiza). La gente se sumaba, repudiaba que la policía pegara a personas indefensas. No totalmente, hemos tirado muchas piedras ese 21, pero no había armas. Había distintos focos de disputa. A veces, hablábamos entre nosotros pero no era una protesta organizada.

-¿Se llegó a discutir si tomaban la Jefatura de Policía?

-Sí, fue cuando ellos habían retrocedido. Hoy creo que sensatamente prevalecimos los que decíamos: "¿Y después qué hacemos?". Ahí se jugaba en otro nivel, pero efectivamente esas discusiones se dieron en la realidad y no en la utopía, de barricada a barricada. Ese día fue un punto de inflexión, la dictadura de Onganía entraba en una etapa casi insostenible. A a los ocho días fue el Cordobazo. Había un clima en la Argentina que indicaba que los métodos de Onganía ya no iban más. Creo, a la vez, que la aparición de la CGT de los Argentinos, hito en el sindicalismo argentino que no volverá a repetirse, fue otra clave en ese proceso que aceleró la caída de la dictadura encabezada por Onganía.

Fuente: www.lacapital.com.ar

Las vísperas de septiembre

Hijo y sobrino de ferroviarios, Mario Horat parecía tener un destino señalado. No sólo por el trabajo, sino también por la ideología. "Yo soy del 36 -dice-, y a los 7 años mi viejo me hizo afiliado adherente al partido peronista". En 1953 ingresó a los ferrocarriles, donde trabajó hasta el 28 de marzo de 1976, cuando fue cesanteado por los militares; reincorporado en 1983 -"algo que no me gustó mucho, porque todavía estaba Bignone en la presidencia"-, fue despedido el 31 de diciembre de 1993, con los miles de obreros a los que el gobierno de Carlos Menem dejó sin empleo.

Horat fue un actor clave en los sucesos del año 69. Su pasión y su compromiso están intactos en la memoria precisa que guarda de aquellos hechos. Una historia cargada de afecto cuando recuerda a los compañeros de lucha, en particular Eduardo Luis Lescano, con quien recorrió la ciudad durante la movilización de septiembre, y Mario Aguirre, el Negro: "Tenía dotes de revolucionario. Había que estar parándolo porque iba al frente con todo, y se jugaba la vida". Y su relato se despliega con tanta precisión que cualquier entrevista resulta limitada.

"Un año después del golpe de Onganía, en 1967 -recuerda Horat- los militares intervinieron la Unión Ferroviaria, porque se pliega a un paro de la CGT, y nombran interventor al coronel Miranda Naón. En Rosario, radicales y comunistas tenían la conducción del gremio, pero la inmensa mayoría de los trabajadores era peronista".

-¿Qué pasó con las organizaciones obreras después de mayo de 1969?

-El 23 de mayo, cuando la CGT estaba dividida, se hizo un plenario de representantes de las distintas organizaciones en el Sindicato del Vidrio. Ahí aparecieron grupos de estudiantes exigiendo la unidad del movimiento obrero y acción contra los asesinatos y las tropelías de los militares. Esa presencia fuerza la unidad y se crea un secretariado con dos miembros de la CGT de los Argentinos -Mario Aguirre, de ATE, y Héctor Cansino, de telefónicos- dos de la llamada CGT Azopardo -Alfonso Galván, metalúrgico, y Osvaldo Patalagoitía, del vidrio- y un independiente -Neifer Juncos, de Luz y Fuerza. Ese secretariado dispone un paro en repudio a la muerte del chico Blanco. En Rosario, los obreros ferroviarios no lo acatan.


En los talleres de Pérez, dos compañeros, Gigena y Forcato, convocan a una plaza interna y hacen exposiciones referentes a la lucha y al paro. En cuanto se enteró un coronel Muñoz, que teníamos en Rosario, inmediatamente los mandó a suspender. Esto produjo una reacción de los talleres de Pérez y los compañeros le plantearon a la jefatura que levantaban la sanción o hacían un paro. De inmediato se levanta la sanción. Claro, había dos mil trabajadores en pie de pelea.


-Después surge un cuerpo de delegados en el gremio.

-El sindicato ferroviario tenía un presidente, pero era de Pérez, y ellos se ponen en contacto con compañeros de Rosario para extender esa representación gremial. Ahí participaban todos los laburantes que quisieran, no importaba cómo pensaran ideológicamente. Me invitaron, nos reunimos en el local de La Fraternidad y nos conformamos como cuerpo de delegados. Después me eligen como representante ante la CGT. El primer paro que acataron los ferroviarios fue el del 30 de mayo. Después hubo paros el 1º de julio y el 27 de agosto.


Cuando llega septiembre se corre la voz que las empresas del Estado iban a sancionar al personal que se había adherido a las huelgas. Y la superioridad de talleres empezó con la aplicación de un llamado de atención por el paro del 23 de mayo, a los de Pérez, y por el del 30 de mayo, a los de Rosario. Como yo había trabajado administrativamente en el área de personal, enseguida le dije a mis compañeros que eso era una trampa para producir cesantías. Entonces decidimos cumplir con el convenio de trabajo: aceptar la sanción pero no firmar, en señal de protesta.


-¿Cómo reaccionó la intervención?

-La sanción llega primero a los talleres de Pérez y Rosario, donde nadie firma. Después viene a los administrativos; en general el personal administrativo, como convivía con los jefes, era reacio a la militancia. Y cuando llegó la sanción, firmaron todos. Yo voy al día siguiente y me niego. "Dejate de joder, mirá que te van a echar", me dijo el jefe de oficina.


Llamó al jefe de la sección y éste me dice: "yo le aconsejo que firme porque lo van a dejar cesante, ya lo tienen en la mira". "No - le dije-, discúlpeme, así me dejen cesante yo no puedo proceder con una actitud desleal". A los 3 o 4 días llega de Buenos Aires una sanción de diez días de suspensión con el apercibimiento de que ante cualquier otra falta me aplicaban la cesantía. Nos reunimos con los compañeros en La Fraternidad y ellos me dicen: "el lunes vas a trabajar y nosotros le vamos a decir que si no te levantan la sanción va a haber problemas".


Cuando aparecí, estaban los compañeros de los talleres -lo notabas porque usaban una chaquetilla y pantalón azul- y me hacen salir con un suboficial de la Policía Federal. Entonces me llama Nicanor Zárate, uno de los líderes del cuerpo de delegados, con Rafael Giménez, y me dice que iban a reunirse en la CGT para ver qué hacíamos. Yo decidí no ir a la asamblea, no quería que por mi presencia los compañeros se sintieran obligados a parar. A todo esto se anunció que se iba a descontar el día no trabajado y que los trabajadores iban a ser desalojados por la fuerza. A los compañeros no les quedaba otra que hacer un paro, y largan un paro de 48 horas. Y ahí empieza la cosa del Rosariazo.

Fuente: www.lacapital.com.ar

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