Introducción Con anterioridad a la Segunda Guerra Mundial, aproximadamente 200.000 judíos vivían en la ciudad, con lo que Budapest, aparte de ser la capital de Hungría, se convirtió en el centro de la vida cultural judía del país. Hungría comenzó a promulgar legislación antijudía poco después del Anschluss (anexión de Austria por Alemania en marzo de 1938). Se aprobó una ley que reducía en un 80% la participación judía en la economía y las profesiones. En mayo de 1939, el gobierno húngaro limitó aún más a los judíos en el ámbito económico, clasificándolos, no como un grupo religioso, si no “racial”. Ese mismo año se creó el Sistema de Servicio Laboral Húngaro, al que debían incorporarse los varones judíos en edad militar, sistema, en el cual, perecieron un sinnúmero de judíos. En 1941 el gobierno húngaro aprobó una ley racial, similar a las Leyes de Nuremberg, que definía oficialmente quién debía ser considerado judío. En ese momento el censo de judíos en Budapest era de 184.473. A pesar de lo dicho anteriormente, entre 1933 y comienzos de 1940, Budapest fue un lugar seguro para los refugiados judíos. Antes de la guerra, unos 5.000 refugiados, principalmente de Alemania y Austria, llegaron a Budapest. Con el inicio de las deportaciones de los judíos de Eslovaquia, en marzo de 1942, 8.000 judíos eslovacos se refugiaron en Budapest. La destrucción de los judíos húngaros se convirtió en el programa más rápido de la “desjudificación” ejecutado en la historia del holocausto. Los acontecimientos se revelaron a una velocidad impresionante.
En un área de 0,609 km2 fueron hacinados más de 63.000 judíos.
Aquellos judíos que eran poseedores de un pasaporte de protección (emitido por alguno de los países neutrales que tenían sus embajadas en Budapest), alrededor de 25.000, fueron llevados a otra zona de la ciudad y confinados en el llamado “gueto internacional”.
En el gueto central, los alimentos escaseaban, la basura había dejado de recogerse, cuando llovía, el agua arrastraba a lo largo de las calles agua con todo tipo de basura, ratas muertas, heces…, todo ello propinó, la rápida propagación de enfermedades.
Miles de personas estaban sin hogar: algunas se vieron obligadas a abandonar las habitaciones que les habían sido asignadas, debido al hacinamiento de personas en las mismas, pero a otras no se les llegó ni a asignar nunca.
Las escuelas fueron cerradas y los niños vagabundeaban por las calles.
Rápidamente las aceras de las calles se llenaron de vendedores de todo tipo de mercancía inútil para las condiciones en que se vivía en el gueto.
Marcha de la muerte de Budapest
El 8 de noviembre de 1944, los húngaros concentraron a más de 70.000 judíos hombres, mujeres y niños en Ujlaki brickyards en Obuda, y desde allí los obligaron a marchar a pie hasta los campos en Austria y Alemania.
Unos fueron fusilados y otros miles más murieron como consecuencia del hambre y la exposición.
Los prisioneros que sobrevivieron a la marcha de la muerte llegaron a Austria a finales de diciembre de 1944. Allí, los alemanes les llevaron a varios campos de concentración, concretamente a Dachau, en el sur de Alemania, a Mauthausen, en el norte de Austria, y a Viena, donde fueron empleados en la construcción de fortificaciones en torno a la ciudad.
Mortalidad en el gueto
En todos los rincones había gente acostada: algunos no tenían domicilio fijo, otros estaban muertos, esperando ser recogidos por unas brigadas de hombres y enterrados en grandes fosas, en alguno de los parques del gueto.
Durante el verano, los cuerpos eran enterrados rápidamente, sin ninguna tentativa de identificación, pero con la llegada del otoño y el frío, los cadáveres eran amontonados en los jardines de la Gran Sinagoga o en los parques del gueto.
En el invierno esos cadáveres se congelaron formando sólidos bloques. El frío, al menos, eliminaba el peligro de propagación de enfermedades.
Pero no solo las muertes se producían en el gueto, si no que a diario, los Cruces Flechadas, asesinaron a cientos de judíos en las orillas del río Danubio. Cerca de 80.000 judíos fueron asesinados en las orillas del Danubio y luego arrojados a él.
Consejo Judío Con la ocupación de Hungría, los alemanes ordenaron la creación de un consejo judío en Budapest, el 21 de marzo de 1944. El presidente del consejo fue Samu Stern. Los alemanes dejaron en manos del consejo la comunicación y la puesta en práctica de sus órdenes ya que conocían las condiciones locales mejor que ellos. Para Eichmann, encargado de la “Solución Final” en Hungría, era esencial, que gran parte del círculo del consejo lo formaran antiguos líderes judíos locales, puesto que era de importancia vital para los alemanes que las comunidades judías aceptaran el nuevo gobierno como dirección legítima, asegurando indirectamente la conformidad con las demandas nazis. Al cabo de dos semanas de la existencia del consejo, la Gestapo, molesta por la forma política de actuar del mismo, arrestó inmediatamente a una proporción significativa de sus miembros en las posiciones más prominentes. Otros se ocultaron o simplemente fueron substituidos. A mediados del mes de abril de 1944, el gobierno húngaro decidió terminar esta situación legalmente confusa y legalizar el consejo judío. El nuevo consejo fue nombrado “Comité Ejecutivo Provisional de la Asociación de Judíos de Hungría,” y fue puesto oficialmente bajo jurisdicción de las autoridades húngaras. El proceso fue acompañado por cambios de los miembros, aunque la dirección del consejo continuó en manos de Stern. Organizaron diligentemente las disposiciones dirigidas a los judíos e intentaron constantemente influenciar a las autoridades alemanas y húngaras. Actuaron como cuerpos diplomáticos para obstruir y para detener las deportaciones. Incluso apoyaron, algunas negociaciones un tanto audaces, de ciertos grupos de resistencia judía, con los nazis. Una de las políticas del consejo era no compartir toda la información que poseían. Se ha demostrado que sabían todo lo realizado entorno a la Solución Final. Sobre Eichmann, Stern dijo: “Sabía lo que hizo en todos los estados ocupados del Centro de Europa, y sabía sobre la larga sucesión de asesinatos en el marco de su operación… sabía sus hechos…”. Kühnheit, Kühnheit, immer Kühnheit... http://www.callejondelpau.es
Trabajos forzados La ocupación alemana de Hungría creó, el 19 de marzo de 1944, una nueva situación para el sistema de trabajo en el país. Después de la organización de treinta y una nuevas compañías, extendidas por toda Hungría, el primer ministro Döme Sztójay, ofreció a los alemanes, 50.000 trabajadores auxiliares procedentes del gueto. El gobierno de Szálasi, “prestó” a las autoridades alemanas, una cantidad de de hombres judíos entre los 16 y 60 años, y otro de mujeres entre los 16 y 40 años. A cambio solicitaron el traslado de todas las empresas donde iban a trabajar, a Hungría occidental. Antes de diciembre de 1944, trasladaron a unos 30.000 judíos de Budapest a Alemania y entregaron a los alemanes a tres millares de trabajadores adicionales para construir nuevas líneas de defensa en la región fronteriza. Obligaron a los trabajadores, a “marchar” hacia esas posiciones tratándolos con mucha brutalidad. Un superviviente relató a cerca de esas marchas: “El comportamiento de hombres de las Cruces Flechadas, fue mucho más brutal que el de los SS. Cuando llegamos en Csomád, 4 días más tarde, ya habíamos tenido algunas muertes producidas por los Cruces Flechadas, durante el trayecto. Antes de salir nos habían torturado. Teníamos hambre, estábamos cansados y, psíquicamente atormentados”. En los campos de trabajo, en la frontera occidental, varios miles de judíos murieron a causa de enfermedades, hambre y por el tratamiento cruel de las manos de sus captores. Resistencia La resistencia judía realizada en el gueto puede dividirse en dos facciones: - La resistencia llevada a cabo por los adultos. - La resistencia de los jóvenes. Ambos grupos se organizaron para desafiar el programa del genocidio, eligiendo diversas formas de resistencia: negociaciones, sobornos, falsificación de documentos, proporcionando escondites y ayuda a los refugiados… El líder de los “adultos” era Rezső Kasztner, en una de sus primeras acciones, llevó a cabo negociaciones con el Eichmannkommando y más adelante con el plenipotenciario de Himmler, Kurt Becher. Como resultado de estas negociaciones y del pago de 2 millones de dólares americanos, el 30 de junio de 1944, 1.692 judíos húngaros fueron autorizados a abandonar Budapest y dirigirse a Suiza. Los “jóvenes”, llevados de la mano de Márton Elefánt, Rafael Friedl, Perec Révész, David y Endre Grósz, y Ernő Teichmann rechazaron la idea de una resistencia armada, no obstante algunos grupos realizaron tiroteos ocasionales con los Cruces Flechadas. Se dedicaron a enviar, sobre todo a sus propios familiares y amigos a Eslovaquia, Rumania y a los territorios de la antigua Yugoslavia. Falsificaron, con mucha calidad, los papeles oficiales esenciales para permanecer vivos. Vestidos con uniformes alemanes y húngaros, y falsificando órdenes, salían fuera de los límites del gueto y la ciudad, para rescatar a gente de las cuadrillas de trabajo controladas por los Cruces Flechadas, ocultándolos y entregándolos a la Cruz Roja Internacional o a los diplomáticos extranjeros, especialmente a los niños. Ambos grupos trabajaban en coordinación con la Cruz Roja Internacional y con diversos diplomáticos extranjeros, entre ellos Raoul Wallenberg, Ángel Sanz Briz, Giorgio Perlasca, Carl Lutz…
Los salvadores Raoul Wallenberg Se estima que salvó a más de 100.000 judíos, con su actuación directa o indirecta. Yoav Tenembaum escribió sobre él: “Si el Holocausto pudiese ser conmemorado por una moneda, ésta tendría dos caras totalmente opuestas: de un lado estaría representado el exterminio industrial de seis millones de personas, y del otro, el heroísmo singular de los Justos Gentiles, aquellos no judíos que estuvieron dispuestos a sacrificar sus vidas para salvar las vidas de judíos. Esta cara de la moneda seguramente proyectaría la imagen de Raoul Wallenberg, quizás el más prominente de todos ellos. Su epopeya se transformó en una leyenda. Para muchos, Wallenberg es la prueba concreta de que los mitos se pueden convertir en realidad”. Ángel Sanz Briz Según Federico Ysart, se estima que entre él y Giorgio Perlasca, salvaron a 4.295 judíos de Budapest, aunque esta cifra no incluye a las personas que fueron presentadas en los edificios sin ningún tipo de documentos, pudiéndose estimar en 5.200, la cantidad total de personas que salvaron.
Sobre él, Baruj Tenembaum escribió: “Trabajando sin pausa, provisto sólo de determinación y coraje, Sanz Briz emitió miles de cartas de protección que garantizaban inmunidad a sus portadores. Cuando eran interpelados por las autoridades pro-nazis o por el mismísimo Adolf Eichmann -encargado de la "Solución Final" en Hungría- argumentaba que se trataba de documentos para ser entregados sólo a judíos sefarditas, a quienes el gobierno de Franco les reconocía su derecho a la nacionalidad española.” (http://www.raoulwallenberg.net/?es/salv ... .11053.htm) Giorgio Perlasca Sobre él, el 5 de abril de 1945, el doctor Hugo Dukesz, uno de los judíos salvados por Giorgio Perlasca, escribió: "En esta ocasión queremos expresar el afecto y la gratitud de los varios miles de judíos que sobrevivieron, gracias a su protección. No hay suficientes palabras para alabar la ternura con la que nos alimentó y cuidó de los ancianos y los enfermos entre nosotros. Usted nos animó cuando estábamos cerca de la desesperación, y su nombre nunca puede faltar en nuestras oraciones”. (www.jewishvirtuallibrary.org) Carl Lutz Con la ayuda de su primera esposa, Gertrud Lutz Fankhauser, estableció en Budapest 76 casas de protección para judíos y continuó liberándolos de los centros de deportación y las marchas de la muerte. Si bien le ordenaron abandonar la ciudad antes de que el ejército soviético llegara, Lutz optó por quedarse en Budapest con sus protegidos, hasta la llegada del Ejército Rojo. Al finalizar la segunda guerra fue condenado al olvido por haber desobedecido instrucciones expresas de la Cancillería, de no involucrarse en el "problema judío", aún cuando contó con el apoyo tácito de sus inmediatos superiores en Budapest, Maximillian Jaeger y Harald Feller. De hecho el gobierno suizo impidió que Lutz progresara en su carrera diplomática. De acuerdo a Hirschi, Lutz fue declarado persona no grata después de la guerra. Sobre él, su hija Hirschi dijo: "Sesenta años después de finalizada la guerra y veinte años después de su muerte, el gobierno suizo reconoció las acciones de mi padre emitiendo una estampilla en su honor", para ella el reconocimiento, además de ser pequeño llegó demasiado tarde. Liberación Antes de la liberación, el 6 de enero de 1945, Raoul Wallenberg de Suecia, Carl Lutz de Suiza y Giorgio Perlasca representando a España, se encontraron con el Ministro del Interior húngaro para amenazarlo con represalias por parte de los aliados, si los húngaros y los alemanes se atrevían a ejecutar los planes de liquidación del gueto judío en Budapest y si atacaban a sus protegidos en las casas que se encontraban en el “gueto internacional”. De este modo lograron salvar a 94.000 personas. El gueto internacional fue liberado el 16 de febrero de 1945 y, dos días más tarde, el 18 de febrero de 1945, fue liberado el gueto central, pero ya era demasiado tarde, 564.500 judíos, habían sido enviados a los campos de exterminio nazis, o habían muerto en la ciudad o en el gueto.
En el momento de la liberación 94.000 judíos permanecían en ambos guetos, 87.973 eran de Budapest. El 47,70% de la población judía de Budapest, murió durante el holocausto. Fuentes: Hitler's Guetos: Voices from a Beleaguered Society, 1939-1944. Autores: Gustavo Corni, Nicola Rudge. Lannelli - 2002 www.ushmm.org www.jewishvirtuallibrary.org http://www.holocaustresearchproject.org/ motlc.learningcenter.wiesenthal.org www.remember.org/jean/Chap4/Part1/Budapest_ghetto.htm - 8k - http://www1.yadvashem.org www.degob.hu http://www.greatsynagogue.hu/alap.html Kühnheit, Kühnheit, immer Kühnheit... http://www.callejondelpau.es
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