Justo antes de comenzar la Solución Final, el 13 de Octubre de 1941 el Tercer Reich aprobó la creación del campo de exterminio de Belzec. El motivo de la existencia de este complejo respondió a la necesidad de liquidar a los judíos del Gobierno General de Polonia y en especial a la comunidad hebrea de la Reserva de Lublin.
La construcción del campo de Belzec se inició el 1 de Noviembre de 1941 sobre un área de nueve hectáreas de bosque en el distrito de Lublinia. Al mando del capitán o “SS-Hauptsturmführer” Christian Wirth, un hombre de 56 años que había pasado de ser carpintero a veterano de la Primera Guerra Mundial y miembro del Partido Nacionalsocialista (NSDAP) como experto en eugenesia, el recinto se dotó de dos pequeñas chozas herméticas conectadas a motores que vertían monóxido de carbono para gasear personas.
Sin embargo Adolf Eichmann, uno de los artífices de la Solución Final, no estuvo de acuerdo con el invento debido a su escasa calidad técnica y poca fiabilidad, por lo que hizo desmantelar la instalación a la espera de tomar una resolución. Fue entonces cuando tras la Conferencia de Wansee celebrada en Enero de 1942, se decidió convertir a Belzec en un centro de exterminio sistemático como Auschwitz, Sóbibor o Treblinka.
A inicios de 1942, el recinto de Belzec fue ampliado en el Campo I que albergaba la estación de ferrocarril, los vestuarios para desnudar a las víctimas y los barracones de los judíos colaboracionistas del “Sonderkommando”; y en el Campo II que contenía el Búnker I con las cámaras de gas, cuya ubicación permanecía disimulada por estar precedida por un pasillo adornado de plantas y ramajes que los verdugos bautizaron como “El Tubo”. Respecto al personal de vigilancia, estaba compuesto por 120 efectivos entre 20 soldados alemanes de las SS y 100 guardias auxiliares de los Batallones de Defensa Ucranianos, los cuales se alojaban en casas requisadas en los pueblos de alrededor, incluyendo en la propia aldea de Belzec.
Oficialmente en Marzo de 1942 comenzó la Solución Final en Belzec cuando 13.000 judíos procedentes de Izbica fueron deportados al campo, siendo 11.000 liquidados en las cámaras de gas y otros 2.000 convertidos en esclavos. A partir de entonces, dos trenes con veinte vagones diarios que iban cargados de personas, fueron depositando a miles de hebreos en el recinto para su posterior exterminio, la mayoría venidos de Reserva de Lublin y de la ciudad de Lvov en Ucrania. Ante tal cantidad de víctimas muy pronto las instalaciones quedaron saturadas, por lo que en Junio de 1942, el Búnker I sufrió una avería que obligó a las autoridades del centro a tener que realizar obras y construir nuevas salas para el gaseamiento que fueron alojadas en el Búnker II.
No todas las víctimas de Belzec fallecieron en las cámaras de gas porque muchos otros métodos fueron empleados por las SS. Por ejemplo cientos de personas fueron tiroteadas por los guardias alemanes y ucranianos en cuanto bajaban de los trenes, mientras que varias decenas prefirieron suicidarse arrojándose contra las verjas electrificadas que rodeaban el recinto. Incluso el capitán del campo, Christian Wirth, destacó por su crueldad porque solía matar a judíos con sus propias manos y golpeaba para su propio disfrute personal a las mujeres, algo que sin duda le valió el apodo de “El Salvaje”.
A comienzos de la primavera de 1943, fueron eliminados en Belzec un total 13.500 judíos que vinieron de diversas parte del Gobierno General de Polonia como Izbica, Zamosc, Piaski, Cracovia y Szczebrzeszyn, así como de la provincia de Galitzia en Ucrania y también de Rumanía desde el mes de Mayo. A lo largo de toda esta fase denominada “Aktion Reinhardt (Acción Reinhardt)” en honor a Reinhard Heydrich, uno de los más altos líderes de las SS que había sido asesinado por guerrilleros en Checoslovaquia, dejó un saldo de 75.000 hebreos exterminados en Belzec.
Curiosamente los Aliados Occidentales supieron de la existencia de Belzec gracias a un desinfectador químico llamado Kurt Gerstein, quién tras vender 100 kilogramos de gas Zyklon B a los empleados alemanes y ucranianos del recinto, a donde él mismo se desplazó, quedó tan afectado por las escenas que contempló que inmediatamente se puso en contacto con el diplomático sueco Göran Von Otter. Lamentablemente como Suecia era un país neutral rodeado geográficamente por las potencias del Eje, guardó silencio ante el descubrimiento, pero informó a Estados Unidos y Gran Bretaña, aunque estas dos naciones, pese a encontrarse en guerra contra Alemania, tampoco denunciaron nada porque dudaron acerca de las verdaderas funciones de Belzec.
Hasta mediados de Junio de 1943, el campo de exterminio de Belzec continuó eliminando judíos de Polonia y Europa Oriental cuando tras darse por concluida la “Acción Reinhard”, fue clausurado por las SS que incineraron los documentos, destruyeron con explosivos las instalaciones y echaron tierra al suelo para dejar que creciese el bosque y los campesinos polacos plantaran un bonito huerto. No obstante, en cuanto concluyó la Segunda Guerra Mundial en 1945, el campo de Belzec fue descubierto y también las listas de los 434.508 judíos asesinados en el recinto durante el Holocausto.
Bibliografía:
-Saul Friedländer, El Tercer Reich y los judíos (1939-1945) Los años del Exterminio, Galaxia Gutenberg (2007), p.225-644 -Lawrence Rees, Auschwitz, los nazis y la Solución Final, Planeta DeAgostini (2005), p.215-222
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