Son jóvenes y los une la pasión por contar qué pasó en Rosario durante la dictadura.
El Museo de la Memoria convocó a voluntarios para guiar los recorridos escolares y la respuesta fue masiva. Son estudiantes y profesionales y estas son sus historias.
"Comparten un gran compromiso y el interés en sumarse a las actividades", aseguró Fabiana Elcarde, responsable del Departamento de Educación del museo que puso en marcha la convocatoria, y destacó que "la respuesta fue tan importante, que muchos quedaron en lista de espera".
El llamado se lanzó en diciembre y, según detalló Elcarde, "se puso en marcha a partir de los pedidos que recibíamos de gente que se ofrecía para colaborar en diferentes propuestas".
Si bien explicó que el museo funcionó desde su creación, en 1998, en la Estación Rosario Norte con la participación de muchos voluntarios, eso disminuyó en los años posteriores. Pero en diciembre de 2010, con la mudanza al edificio definitivo donde hoy está emplazado y el aluvión de visitantes y escuelas que querían visitarlo que se produjo a partir de 2011, surgió nuevamente la idea de convocar a voluntarios.
Experiencia."El año pasado se logró generar una experiencia interesante con un grupo de voluntarios interdisciplinario que trajo propuestas e ideas, y donde todos están muy comprometidos con el trabajo", detalló la responsable de Educación.
Los números. Y la tarea no fue poca, ya que durante el 2012 pasaron por el museo 5.747 alumnos y 661 docentes, entre los que se contaron más de 350 del nivel primario, 1.770 del secundario y 157 de escuelas nocturnas, además de terciarios, universitarios y otros programas.
Así, a fines del año pasado la convocatoria se repitió y se cerró en las últimas semanas con la conformación de un grupo de 40 personas.En las capacitaciones comenzaron a conocerse, a interiorizarse en el funcionamiento del museo y a discutir junto con los distintos integrantes del Departamento de Educación cómo encararán las tareas a lo largo del año. Los denominadores comunes: están en la franja de los 20, nacieron en democracia y estudiaron o estudian actualmente alguna carrera humanística.
“Algunos son estudiantes, otros profesionales, pero casi todos vienen de carreras como historia, bellas artes, antropología, ciencias políticas y comunicación social. Y este año aparecieron algunos casos de gente que viene del turismo y la museología”, enumeró Elcarde.
El relato. “Trabajamos sobre el rol de coordinador desde la educación no formal, y en cómo llevar adelante la transmisión del relato a través de la representación artística y las obras que están en el edificio, viendo cada espacio”, detalló la responsable del área.
La especialista explicó que los voluntarios “primero hacen observaciones, hasta que progresivamente se incorporan como coordinadores”.
Recorridos. Abordar la propuesta del museo de acuerdo a las características de los grupos es un desafío y así lo plantea la misma Elcarde.
“Primero podés trabajar con un grupo de chicos de primaria, y al rato estar con alumnos universitarios o terciarios, o de un programa de recuperación de adicciones, y hay que poder adaptarse”, señala la especialista.
La visita al Museo de la Memoria siempre comienza con una introducción sobre la historia del museo mismo y el edificio, y la temática que aborda.
Recién a partir de ahí los visitantes recorren cada uno de los espacios del edificio, donde a través de las instalaciones de reconocidos artistas como Dante Taparelli, Norberto Puzzolo, Daniel García, Federico Fernández Salaffia, Lucrecia Moras y Graciela Sacco se abordan diferentes ejes y temas. Entre ellos, la desaparición forzada de personas, la existencia de centros clandestinos de detención, la lucha de Madres y Abuelas de Plaza de Mayo y la apropiación de niños.
Son estudiantes y profesionales, especialmente de carreras humanísticas; la mayoría está en la franja de los 20 años, pero hay también quienes ya superan los 40 y comparten el deseo y compromiso de no olvidar y de contar lo que sucedió en Argentina durante la última dictadura militar. Todos respondieron a la convocatoria del Museo de la Memoria, integrarán el grupo de voluntarios que trabajará este año acompañando por el emblemático edificio donde funcionó el II Cuerpo de Ejército, en la esquina de Córdoba y Moreno, a grupos de chicos desde los diez años hasta alumnos secundarios, terciarios, de escuelas nocturnas y extranjeros en programas de intercambio. Y aseguran estar al frente de "un enorme desafío".
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