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Violencia: varios clubes de barrio debieron armar protocolos para balaceras.

Según una entidad que los agrupa, estas instituciones sufren hasta tres robos y actos de vandalismo por semana.

A través del deporte. La mayoría de estos clubes cumple un rol social fundamental en cada barrio. Las entidades representan un espacio de integración y contención muy importante.

Los clubes de barrio de Rosario padecen desde hace tiempo los coletazos de la crisis, la inseguridad y el flagelo de la droga, fenómenos sociales que se entrelazan. Todas las semanas sufren entre dos y tres robos y actos de vandalismo, que incluyen la sustracción de materiales deportivos, garrafas, alambres y elementos que sirven para las actividades que desarrollan los chicos que allí concurren.


Rosario tiene unas 360 instituciones barriales dispersas en toda la ciudad, donde acuden unos 110.000 niños y adolescentes. En el Concejo Municipal trataron varios casos y situaciones que se tornan insostenibles. De hecho, cada vez se hace más difícil reparar los daños.


Los clubes de barrio son el refugio donde entrenadores y padres trabajan a pura voluntad mientras se cultiva esperanza en las infancias. Pero ya ni en esos espacios, antes sagrados, como las escuelas, se salvan de la inseguridad y la violencia. Una muestra de lo deshilachado que está el tejido social y la ruptura de códigos.

En ese contexto, las instituciones deportivas más humildes de la ciudad sufren mutilaciones constantes. Mientras, las políticas sociales y de seguridad no dan respuestas a fenómenos complejos, donde el flagelo de la droga penetró y distorsionó la vida de pibes atrapados como consumidores o soldaditos.

Lo sufren donde más se necesita Desde la Red de Clubes de Rosario, Jeremías Salvo advirtió que se dan de “dos a tres robos por semana”, sobre todo en las de la periferia rosarina. Por ejemplo, hace menos de un mes el Club Arijón (Arijón 400) sufrió el robo del alambrado perimetral que delimita el predio.

El presidente de la institución, Carlos López, fue elocuente: “Nos cuesta muchísimo levantar cabeza, venimos de una pandemia y con lo que cobramos de cuota no damos abasto. Están devastando al club, no podemos hacer obras, hay un ensañamiento que no sabemos por dónde viene”.

Para Salvo, el problema es profundo, y no se soluciona con un patrullero en la puerta del club. “Lo venimos denunciando hace tiempo; arrasan con todo. Se llevan elementos deportivos, garrafas, cables, luminarias, lo cual se hace muy difícil reponer”.

Todo se altera además por la violencia extrema que sacude a la ciudad. “Son muy pocos los espacios seguros que quedan. Porque no podés llevar a los chicos a una plaza; pasan y tirotean. De verdad que está muy difícil la situación en los barrios”, remarcó preocupado Salvo.

En una nota que publicó La Capital hace más de tres años se refleja el mismo recurrente problema. "Robos y actos de vandalismo ponen en jaque a los clubes de los barrios", fue el título del 16 de febrero de 2019.

Tejido social desmembrado, droga y violencia En medio de un problema severo, Salvo expuso lo preocupante que resulta que “uno de los pocos espacios de contención e inclusión sea constantemente atacado. Tenemos clubes (Argentina 78, Gorriti y Felipe Moré), donde hay protocolos para balaceras, para que los padres, profesores y chicos corran todos al bufet si perciben el riesgo. Eso es una situación terrible. Y no es aislada, es constante”.

El dirigente expresó que se trata de una problemática mucho más profunda. “Hay cuestiones culturales, se rompió el tejido social, y eso no se arregla poniendo más patrulleros, porque sabemos que es imposible. Se debe sentar a todos los actores en una mesa: instituciones, vecinos y organismos del Estado para generar políticas públicas”.

Además, dijo que es fundamental la convocatoria a los residentes de cada zona, que conocen la dinámica social: “Hay que incluir en los debates a los vecinos que son los que más conocen los barrios. Y entre todos reconstruir ese tejido social, que en muchos casos quebró códigos por el flagelo de la droga”.

En el Concejo Esta semana se trató la problemática de los robos en los clubes en la comisión de Deportes y Turismo del Concejo Municipal.

En primera instancia, los concejales Carlos Cardozo (Juntos por el Cambio) y Lisandro Cavatorta (Todos Hacemos Rosario) expusieron distintas situaciones sobre cómo la inseguridad afecta cotidianamente a los clubes de barrio.

Cardozo expresó puntualmente lo que sucede en el Club Fénix (Rouillón al 4100), en el corazón de barrio Moderno, al sudoeste de Rosario, que sufrió reiterados hechos de inseguridad. De acuerdo al relevamiento de los últimos días, el Club San Roque tuvo también un robo importante el miércoles. Y en el Fenix se dieron al menos ocho hechos de este tipo en el último mes.

Por su parte, Cavatorta aportó que una manera de colaborar para contrarrestar la ola de robos es “complementar la tarea de las fuerzas policiales dotando de condiciones de seguridad pública al lugar, tales como alumbrado led o alambrados”.

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