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Los clubes de barrio ya avizoran un futuro desolador


Ya venían golpeados económicamente antes del aislamiento. Ahora, sin actividades, sus dirigentes no saben cómo pagarán los sueldos.

Sin actividades, con magrísimos ingresos y con mucha incertidumbre sobre cómo mantenerse en pie y hacer frente al pago de salarios; así se podría sintetizar cómo viven la pandemia los clubes de barrio de la ciudad. Aun en ese escenario, sus dirigentes no se quedan quietos, tramitan subsidios, ofrecen sus instalaciones y su personal para colaborar con el sistema de salud y, también, organizan actividades y entrenamientos vía internet para que sus asociados se queden en casa y cumplan con el aislamiento social, preventivo y obligatorio.

"La situación es caótica, desastrosa, triste, usa el adjetivo que quieras", dice Analía Gil, presidenta de Atlantic Sportsmen, el club de barrio Echesortu que hace poco menos de un mes cumplió 108 años. Dos días después, el 14 de marzo, el gobierno nacional anunció las primeras medidas preventivas para evitar que aumenten en forma abrupta los contagios de coronavirus.

Entonces, el club suspendió todas las actividades. Sus socios, aún los más antiguos, no recuerdan que el portón de Lavalle al 900 haya estado tantos días cerrado. Ni aún con la epidemia de gripe A de 2009.

Para Gil, se trata de una realidad "completamente excepcional" que empieza a mostrarse complicada. "Por suerte los socios pagaron las cuotas de marzo con un esfuerzo sobrehumano. Nosotros también hicimos un esfuerzo y rebajamos por única vez los aranceles deportivos. Pero el mes que viene no sabemos qué pasará, si tendremos ingresos y si podremos afrontar el pago de los sueldos de nuestros ocho empleados. Es desolador", advierte.

Pablo Laporte lleva seis años como presidente de Libertad, otro club centenario de barrio Azcuénaga. No le tocaron años fáciles, según señala los tarifazos en los servicios públicos y la caía del poder económico de las clases medias ya habían puesto a las instituciones deportivas en aprietos. "Ahora, desde que suspendimos actividades nos quedamos casi sin ingresos, la mayoría de los socios pagan las cuotas cuando vienen al club, quienes tienen débito automático son muy pocos. La situación es compleja porque todavía no estamos incluidos en ninguna de las medidas económicas que tomó el gobierno nacional para paliar las consecuencias del coronavirus, ni en los créditos para Pymes, ni en los Repro (Programa de Recuperación Productiva), que es lo que están pidiendo distintas instituciones", señaló.

En la provincia existen unos 1.700 clubes deportivos y sociales. La Federación Santafesina de Clubes agrupa a casi 900. Su presidente, Raúl Bianchi, considera que las situaciones más delicadas se viven en las que tienen que afrontar el pago de salarios.

"En los clubes pequeños, sin empleados, el problema no es tanto porque al no tener actividad no tienen gastos. Entonces, cuando reabran tendrán que pagar el mínimo de las tarifas de servicios. En los clubes con empleados la situación es caótica porque las cuotas, en un 75 o 80 por ciento, van al pago de salarios. Y al no haber ingresos, es muy difícil afrontarlo. Hay clubes que bajaron un 25 por ciento el valor de la cuota y aun así los socios no pueden pagarla", explicó.

Bianchi recordó que en las últimas semanas se reunieron con la secretaria de Deportes de la Nación, Inés Arrondo, y con la secretaria de Deportes de la provincia, Claudia Giaccone, con el objetivo de describir la problemática de los clubes y reclamar alguna iniciativa que les permita sortear este difícil presente.

En Santa Fe, los clubes tienen un subsidio del 50 por ciento en las tarifas de agua y electricidad. Actualmente están amparados también por la suspensión de cortes por falta de pago. Sin embargo, para el presidente de la Red de Clubes Rosario, Jeremías Salvo, dijo que las asociaciones deportivas necesitan otro tipo de ayuda. "Estamos muy complicados, cuando se retome la actividad va resultar muy difícil que los socios se pongan al día con sus cuotas", admitió.

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